Un suspiro para llegar a diciembre y para que arranque la campaña para las elecciones catalanas del 21 de diciembre de 2017. A una semana para que arranque el festival de los mítines, debates, descalificaciones y espectáculos más o menos bochornosos, los editoriales y tribunas de opinión de este 29 de noviembre de 2017 coinciden en señalar como la chulería de los separatistas se ha ido diluyendo como azucarillos en el agua.
El editorial de El Mundo le mete un zurriagazo a Iceta por la propuesta de solicitar una quita para Cataluña:
La decisión del PSC de incluir en su programa electoral la negociación de una quita de deuda para Cataluña con el aparente beneplácito de Ferraz es un dislate que evidencia muchas cosas. La primera es que el PSOE no tiene reparos en abrazar ideas populistas con tal de recuperar una parte del espacio que le han arrebatado formaciones como En Comú o Podemos. La segunda, que el principal partido de la oposición sigue siendo incapaz de articular un discurso coherente para toda España.
El editorial de La Razón asegura que a Junqueras se le acabaron todas las ganas de hacerse el héroe:
A efectos jurídicos, que no políticos o morales, la aceptación del ordenamiento constitucional y la renuncia expresa a la vía secesionista unilateral enervarían el riesgo de reiteración delictiva y de fuga que había, lógicamente, apreciado la juez Lamela, cuando Junqueras parecía dispuesto a jugar el papel de represaliado irreductible. Pero ya que el ex presidente de la Generalidad ha señalado el camino a su partido y al resto de los impulsores del separatismo debería culminar el giro y renunciar a la política. Su nefasta gestión y su negro horizonte penal lo imponen.
El editorial de ABC deja en ridículo a ‘Cocomocho’ Puigdemont y a ‘Lloriqueras’ Junqueras, esos que tuvieron la desfachatez, sin ir más lejos, de compararse con Nelson Mandela:
Sus requiebros legalistas para salir de prisión demuestran que la aventura secesionista fue una gran estafa al pueblo catalán y que, a la vista está, Cataluña no les merece un día de prisión. Tuvieron la desfachatez de compararse con Nelson Mandela, que permaneció 27 años en prisión. Ellos no han aguantado ni un mes. Mintieron a los catalanes y mienten ahora al juez, convirtiéndose en prófugos, unos, y renegados, los otros.
Antonio Burgos propone un apagón informativo respecto al prófugo Puigdemont para que no se crea un héroe saliendo a todas horas y en todos los informativos:
¿Cuándo va a dejar Puigdemont de ser un héroe que sale en todos los informativos en TVE y RNE y va a empezar a ser lo que es, un golpista tan golpista como Tejero, prófugo de la Justicia, que anda en búsqueda y captura? Hasta que esté ante el juez, ¿por qué no un buen apagón informativo? Esto es tan absurdo como si cuando Eleuterio Sánchez ‘El Lute’ estaba fugado se hubiera dedicado a hacerle declaraciones a Margarita Landi en El Caso, en vez de huir, que viene la Guardia Civil; y que TVE hubiera reproducido esas entrevistas. Si todos somos iguales ante la ley, para mí tan fugado de la Justicia estaba El Lute como lo anda Puigdemont.
Ignacio Camacho cuenta que 300.000 votos pueden decidir el futuro de Cataluña para que sea dirigida por una coalición constitucionalista:
Existe una posibilidad, complicada pero verosímil, de que las urnas otorguen la victoria al constitucionalismo. De que el gobierno de Cataluña deje de ser un predio manejado por los nacionalistas en régimen de monocultivo. Depende de trescientos mil votos. Ésa es la cifra aproximada en que los expertos electorales cifran el salto cualitativo. Trescientos mil ciudadanos que habitualmente no votan en las autonómicas porque tienden a considerarlas un coto privado del nacionalismo, y que si se movilizasen podrían provocar un vuelco político.
José María Carrascal entiende los nervios de los separatistas enchironados. Día a día, el bloque constitucionalista gana terreno en las encuestas:
El bloque españolista, tímido hasta ahora, parece haber recibido una inyección de ánimo las últimas semanas. De materializarse el 21-D, haría mayor la derrota del secesionismo. De ahí las prisas de sus dirigentes para salir de la cárcel y lanzarse a la campaña electoral.