Los congresos del PP y de Podemos saltan este 11 de febrero de 2017 a las tribunas y editoriales de la prensa de papel. Mientras en el cónclave del partido de Rajoy todo suena a tranquilidad, sin necesidad de cambiar el rumbo, el de los podemitas puede acabar como el auténtico rosario de la aurora.
Luis Ventoso, en ABC, destaca que con el panorama político que hay enfrente del PP, lo cierto es que él se queda con Rajoy por la seguridad que transmite y de que, por lo menos, no se va a embarcar en aventuras disparatadas:
Aunque lleve 34 años de coche oficial, Rajoy sigue suponiendo un oasis de cordura.
El editorial de El Mundo dispara contra el PP, al que acusa que no va a dedicar mucho tiempo a hablar en su congreso sobre la corrupción:
Es un hecho claro que el PP todavía no ha hecho autocrítica sobre esta viscosa etapa de su historia, y mucho nos tememos que tampoco la va a hacer en esta ocasión.
Juan Manuel de Prada define con mucho acierto en lo que se ha convertido Podemos:
Una historia ebria de palpitación humana, que tiene algo de tragedia shakespeariana y algo de bufonada siniestra.
Iñaki Zaragüeta, en La Razón, se cachondea de los podemitas y predice que alguno de sus líderes acaba en el plató de un programa dedicado al mundo rosa:
Si la casualidad llevara a un derrota al dúo Iglesias-Monedero, los veo en ‘Sálvame’. Bueno, al ser ellos, será ‘Sálvame deluxe’, que desconozco en qué se diferencian. Así es la vida.
Teodoro León Gross asegura que Pablo Iglesias ha acabado yendo tan lejos en su egolatría que al final no ha tenido empacho en que todo el mundo vea cómo ha acabado el partido:
Lo sucedido remite más a la sobreexposición narcisista hasta acabar escenificando, en público, las miserias de la pelea por el control del partido, con dinámica de culebrón bananero.
Ramón Pérez-Maura exige a la oposición altura de miras y que proponga soluciones reales a los problemas de los españoles y dejarse de desenterrar a Franco por enésima vez:
En España, el mayor problema político del presente es no tener una oposición que sea capaz de generar una alternativa de gobierno que afronte problemas reales.
Ignacio Camacho le pide al presidente del Real Madrid valentía y que le diga bien claro a los separatistas que su estadio no va a albergar a aficiones dispuestos a humillar a los símbolos del Estado:
Florentino Pérez quedaría mejor diciendo con coraje la incómoda verdad que rompa tanto conformismo apocado: que el madridismo respeta los símbolos de la nación y que el que quiera repudiarlos se vaya con su inquina y su mala fe a otro campo.
