Si Pablo Iglesias fuese un político británico, tal vez dentro de unos días sería capaz de recibir a los familiares del autor del atentado de Londres. No lo calificaría de pelea de barra de bar, sino de accidente de tráfico.
Este 23 de marzo de 2017 los artículos de opinión se centran en la reunión que tuvo el líder de Podemos con las familias de los detenidos por agredir a unos guardias civiles en Alsasua. No sólo los recibió, sino que además pidió reducir el delito a una mera falta de lesiones. Sí, una patada en la espinilla, Pablo (ironía modo on).
Luis Ventoso, en las páginas de ABC, tiene claro que a Pablo Iglesias, el ‘chupi-líder’ adolescente, el terrorismo le importa un comino:
Si parafraseásemos su léxico de ayer frente a Rajoy, diríamos que a Iglesias «se la bufa» el terrorismo. Solo se acerca a ese drama para abrazar a verdugos implacables.
Ignacio Camacho considera que Podemos ya no disimula un ápice y no tiene reparos en hacer el ultra en el Congreso:
El lenguaje de Pablo Iglesias se ha vuelto deliberadamente faltón, a veces incluso macarra, y su partido da cobertura a todo grupo antisistema o insumiso.
Mayte Alcaraz sacude al secretario general del partido morado por su ligereza en calificar como «pelea de bar» lo que era claro que se acercaba mucho más a un delito de terrorismo y por defender a los agresores:
Reclama que se les juzgue por haberse metido en una pelea de bar y no por delito de terrorismo. Asunto de pandillas traviesas. ¿Cómo era, señor Iglesias, lo de se la bufa, se la suda…? En su caso, sí: las víctimas de Alsasua.
David Gistau asegura que Iglesias parecía más Ramoncín que un diputado de las Cortes:
Iglesias está para otra cosa en el parlamento, para lo teatral, para el show. Ayer en concreto, ofreció un muestrario de todos los giros que existen en la jerga para explicar que a alguien no le importa algo. Un poco a la manera del ‘tocho cheli’ de Ramoncín.
El editorial de La Razón tilda de repulsiva la reacción de Iglesias y su partido de hacerle el caldo gordo a los familiares de los agresores de dos guardias civiles y sus parejas:
Pablo Iglesias y Podemos se alinearon ayer con una parte y no con la otra y dieron por buena su versión y no la de la Justicia democrática. Así de simple y así de repulsivo.
El editorial de El Mundo es también contundente con la actitud de Podemos:
Resulta especialmente vergonzoso y lacerante su empeño a la hora de alimentar la ambigüedad con las víctimas de ETA y su entorno, teniendo en cuenta el legado de sangre y terror tras 40 años de terrorismo.