Salvador Sostres, en las páginas de ABC, tiene claro que como aquí nos dejemos llevar, acabamos con el modelo chavista implantado en España:
También mis amigos venezolanos dijeron, ante la emergencia de Hugo Chávez, que lo de Cuba en su país era imposible tal como mis amigos españoles lo dicen de Podemos y mis vecinos de la CUP. Y mira lo que está pasando.
Ignacio Camacho asegura que los podemitas odian que se les vincule al chasvismo, pero al mismo tiempo demuestran que les cuesta horrores rechazar sus disparates:
La asociación con el chavismo les irrita tanto como les cuesta repudiarlo.
En La Razón, Juan Ramón Rallo no duda un momento de lo que se ha instalado en Venezuela, el casticismo cubano:
Cerrando los ojos ante la realidad no lograremos que los problemas desaparezcan: sólo contribuiremos a consolidarlos y legitimarlos. Fuera máscaras: el chavismo acaba de completar su transición hacia el castrismo cubano
Luis Ventoso es contundente sobre el permiso carcelario otorgado a Txapote. Se muestra completamente en contra del mismo, máxime en alguien que jamás ha mostrado un ápice de arrepentimiento:
Lo regresivo de verdad es que personas que ha hecho un daño imperdonable reciban un perdón que es injusto, por una elemental humanidad para con sus víctimas.
Juan Manuel de Prada escribe sobre la tuitera de moda, Cassandra:
Cassandra se ha comportado como un machote tremendo, por mucho rollo penevulvar que quiera poner en su vida.
El diario El País considera que lo que ha hecho Cassandra no es delito, pero desde luego no entra en los cánones de las buenas formas:
La libertad de expresión no debe implicar penas de cárcel y solo puede ser limitada en aquellos casos en los que existan motivaciones fundadas e indiscutibles. Este no es, ciertamente, el caso.
Lucía Méndez, en El Mundo, apoya, cómo no, a Cassandra:
Cassandra Vera fue condenada a ir a la cárcel y se ha convertido en la piedra de toque de la libertad de expresión en España.
Teodoro León Gross recuerda que los mismos que piden respeto para Cassandra exigían lapidar al autobús de Hazte Oír:
Su coherencia no dura ni cinco minutos; son los mismos que tres días antes exigían prohibir los mensajes del autobús de Hazte Oír.
Rafael Moyano, en El Mundo, sale en defensa de Amancio Ortega y su donación para la sanidad pública española:
Cuando Amancio Ortega dona 320 millones de euros a los hospitales públicos para que renueven sus equipos de diagnóstico y tratamiento del cáncer, también se le critica.