Todos son elogios en la prensa para la fallecida exministra de Defensa socialista Carme Chacón. Hasta el diario El País, que tanto daño le hizo atacando a su entonces marido Miguel Barroso, cerebro mediático de ZP, se rinde ante la mujer que «rompió barreras y concitó todas las maldades del machismo ibérico».
Xavier Vidal-Folch recuerda cómo superó con notable y con frialdad enérgica: «Capitán, ¡mande firmes!». Su foto de generala embarazada viajando a Afganistán al minuto de tomar el cargo encabritó y encandiló, quizá a partes iguales. Fue el parte de normalidad definitiva de la milicia española».
En El Mundo los elogios los reparte Lucía Méndez: «Las crónicas hablaban de su nombramiento como ministra de Defensa como una gigantesca operación de imagen de Zapatero. A ella le hubiera gustado saber que, en la hora de las alabanzas, esas imágenes suyas son interpretadas hoy como un avance en la lucha por la igualdad y en la normalización de los embarazos de las mujeres con responsabilidades públicas».
«Las crónicas…». Méndez olvida que su periódico dijo que con el nombramiento de Chacón Zapatero «utilizaba a las Fuerzas Armadas como conejillo de Indias» y que lo hacía como «pedagogía social».
La crónista haría bien en releer el editorial de El Mundo del 15 de abril de 2008 en el que se dice que Zapatero «ha hecho de la promoción de Chacón un ejercicio de marketing político». O A Pedro Cuartango que firmó su columna diciendo que su nombramiento era una «provocación por el perfil nacionalista y pacifista de Chacón».
En La Razón Toni Bolaño recuerda que le pidió una entrevista con motivo de las primarias socialistas. «Estuvo amable como siempre a pesar de declinar la invitación: «No mi amor. I am out», y más emoticonos. Está vez besos».
No se aferró al sillón, como tampoco lo hizo cuando Rubalcaba la condenó a ser diputada rasa sin ningún tipo de papel. «No estoy para calentar la silla», me dijo en aquellos días. Para Carme, lo más importante era la dignidad en la política
Ángel Expósito también elogia a Chacón: «Rodríguez Zapatero la nombra ministra de Defensa. Sorpresa, decisión mediática, simbolismo, postureo… dijeron de todo… pero cumplió».
«Dijeron…». Sí, lo dijo ABC, del que Expósito era su director. Carme Chacón fue uno de los símbolos de esa forma de hacer política que tenía Zapatero a golpe de efectos de imagen.
«Un gobierno líquido, de diseño. Zapatero es un experto en la creación de sobrestructuras huecas», escribió Ignacio Camacho el 15 de abril de 2008 en ABC tras ver cómo Chacón pasaba revista a las tropas embarazada de ocho meses. Hoy dirían ‘postureo’.
Joana Bonet en La Vanguardia le recuerda con cariño y admiración:
Carme, tu esmoquin en la Pascua Militar; la botella de cava en el congelador; los libros de Koch y Bolaño; las tardes de parque en Santa Ana con los niños, la plastilina y la carpeta con el discurso; tu fe intacta que, a pesar de hidras y dinosaurios, del betún de la política, te hizo una mujer con una sonrisa grande, como tu corazón, que nunca nos pareció herido. Hace menos de treinta días, generosa como siempre, me acompañaste de nuevo en un sarao. Llevabas el sol en la mirada. Ahora mismo, amiga, la idea de no volverte a ver se me hace insoportable.
CARDIOPATÍA CONGÉNITA GRAVE
ABC recuerda que Carme Chacón hablaba con toda normalidad de la cardiopatía que padecía.
«Tengo una media de 35 pulsaciones por minuto y no puedo asumir determinados riesgos ni tomar algunos medicamentos ni excesivo café. Tampoco puedo dedicarme al deporte profesional. Pero vivo una vida completamente normal: he jugado al baloncesto hasta que cumplí más de veinte años, he podido ser madre y asumo mis responsabilidades con plenitud».
De hecho, durante su etapa como ministra de Defensa viajó cerca de una veintena de veces a Afganistán, incluso estando embarazada.
«Nací con una cardiopatía congénita grave y a mis padres les dijeron que era posible que no viviera mucho -relató-. Con los años, me explicaron que mi corazón podía bombear sangre para uno, pero difícilmente para dos, así que pensé que no podía tener hijos y llegué a obsesionarme. Siendo niña, mis padres trataron de hacerme ver que no era el fin del mundo, pero me obstiné en tener una vida lo más normal posible. Por eso, hacía deporte en vez de tocar el piano. Ahora me encantaría saber tocarlo… (Risas)».
En dicha entrevista, Chacón agregaba: «Mi cardiólogo, el doctor Petit, me dijo: «Tu enfermedad no mejorará. Siempre tendrás un bloqueo auriculoventricular completo, y eso no tiene remedio. Pero tampoco empeorará; tu enfermedad no corre, pero la medicina avanza a mil por hora». Y así ha sido. Fue un embarazo con cierto riesgo, pero tuve la ayuda de unos profesionales formidables», relataba.