La podemita Lucía Méndez apuñala con saña a Aguirre: «La Thatcher española acabó convertida en una celebrity»

Al minuto de conocerse la dimisión de Esperanza Aguirre, las televisiones monclovitas acudieron urgente a una reserva moral que diera su visión del asunto: Rita Maestre. «No es suficiente, el PP de Madrid tiene que explicar más», dijo la sacerdotisa de Podemos. La ‘asalta capillas’ se ha convertido en una inmaculada analista de la actualidad mientras el PP es una ciénaga de corrupción y putrefacción.

Es lo que hay. El partido financiado por un sátrapa venezolano que asesina inocentes en las calles con francotiradores es hoy la voz autorizada para iluminar conciencias mientras la que se va por la puerta de atrás es una política que ni siquiera ha sido imputada.

Hermann Tertsch en ABC encuentra una explicación a este esperpento que los inmensos escándalos del PSOE o el dinero de sangre venezolana de Podemos «no trascienden porque Rajoy y su vicepresidenta entregaron las televisiones a un duopolio que se encarga de fomentar el proyecto totalitario izquierdista como la amenaza que ha de mantener a Rajoy como perenne mal menor».

La afectuosa despedida de Tertsch contrasta con el gélido editorial de ABC que avisa al PP que lo peor puede ser que esté por venir. «Lo peor de la operación Lezo es que avisa al PP de que es posible que queden más casos por aparecer. Quizá sea el momento de que los populares tomen la iniciativa, se adelanten a los acontecimientos y no duden revisarse todo lo necesario para recuperar el crédito ante los ciudadanos».

A Carlos Cuesta le preocupa que el PP no defianda principios y «que la izquierda se ha encargado de extender la sombra de la corrupción cuando controla la inmensa mayoría del espectro mediático y se dedica a silenciar las denuncias de corrupción que afectan al resto».

Emilia Landaluce se mete en la cocina literalmente de Aguirre, nos cuenta que el viernes cenaron suflé («comida ricos», dice) y cuenta que el entorno de Aguirre niega que su dimisión como concejal se deba a que se haya caído de guindo alguno:

«Más bien, dicen, tiene que ver con el pundonor y a que se ha dado cuenta de que poco tiene que hacer ya en este PP. Su oposición a las carmenadas no la iba a volver a postular a la Alcadía de Madrid y tampoco, dicen, se sentía cómoda en un partido sin principios más allá del ¡que viene Podemos!»

El artículo más rastrero lo escribe la podemita Lucía Méndez con un párrafo que pasará a la historia de la mendacidad: «Y así, la Thatcher española acabó convertida en una celebrity. Enganchada a la droga de las cámaras y de los shows, Esperanza Aguirre no supo ver que tenía que hacer mutis por el foro cuando aún podía hacerlo con alguna grandeza».

Lo de la ‘Thatcher española’, que para Méndez es un insulto, para Aguirre es un elogio. Era una mujer de principios, la hija de un tendero que creía en el ideario liberal y triunfó porque sabía que las ideas tienen consecuencias.

Como recuerda El Mundo en su editorial, su fidelidad a las ideas liberales la ha acompañado hasta el final: «Aguirre consiguió convertirla en la región más próspera de España, con índices de paro siempre inferiores a la media nacional. Sus políticas de impuestos bajos y de liberalización -fue una firme impulsora de la libertad de horarios comerciales, por ejemplo- dieron sus frutos en forma de crecimiento económico y ayudaron a combatir la recesión». Toma nota, Lucía.

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