Del «qué coño es la UDEF» al «¡coño con la madre superiora!»

Todos lo sabían pero todos callaban. Un informe de la unidad de delincuencia económica y fiscal (UDEF) sostiene que los miembros de la banda de los Pujol obtuvieron cerca de 70 millones de euros de «beneficio económico no justificado» reflejado en sus cuentas en Andorra, desde 1990.

Como cuenta La Vanguardia, con todo su pesar, el contenido del prolijo informe de la UDEF empalidece ante la magnitud de uno de los documentos anexados en él.

Se trata de una nota manuscrita (reproducida en esta misma página) que la policia atribuye a Marta Ferrusola y en la que la esposa del ex president se identifica como «la madre superiora de la congregación» para dar instrucciones para el traspaso de «dos misales» de su «biblioteca». Los dos «misales» debían cambiar de cuenta y quedar en manos del «capellán», ni más ni menos que su hijo, el primogénito de la familia, Jordi Pujol Ferrusola.

En el lenguaje cifrado de la citada nota -dirigida a la Banca Reig el 14 de diciembre de 1995-, el responsable bancario al que se remiten las instrucciones era el «reverendo mosén», que luego tendrá que atender al citado «capellán», quien «ya le dirá dónde se tiene que colocar» ese envío de «misales».

El clan Pujol llegó a mover, en sus momentos de máximo «esplendor económico», antes de que se iniciaran las investigaciones judiciales contra sus miembros, una cifra global de 3.000 millones de euros, según fuentes consultadas por La Razón.

Y como pueden imaginarse el cachondeo es total. «Ahora que Jordi Pujol ya sabe «qué coño es la UDEF», le propongo a su señoría el título del libro sin cobrarle la idea: «¡Coño con la madre superiora!», escribe Manuel Marín en ABC.

Lo curioso es que cuando Marta Ferrusola dirigió su nota manuscrita al «reverendo mosén» de la Banca Reig, el 14 de diciembre de 1995, Jordi Pujol i Soley estaba concentrado en conseguir su quinta investidura como presidente de la Generalitat, en el Parlament de Cataluña.

«El dinero de los Pujol se movía por las entidades bancarias de Andorra mientras en el hemiciclo del Parlament el entonces presidente de la Generalitat se enfrentaba a la vez con Aleix Vidal-Quadras, quien en representación del PP le ofrecía un pacto a cambio de moderación, y con Àngel Colom, quien en nombre de Esquerra Republicana le proponía que rompiera de una vez la baraja y reclamara la reforma del Estatut», recuerda La Vanguardia.

Arcadi Espada pasa revista a la hemeroteca para encontrarse con una empalagosa crónica del hoy director del diario de Godó, Marius Carol, en aquellos tiempos tan dulces de corrupción y rosas: ««Ahí llega la señora’, proclamó un ujier, que recibía instrucciones de la responsable de protocolo. Marta Ferrusola quiso estar al lado de su esposo para darle la moral de victoria que el 41% de los votos no le ha acabado de insuflar». Esto está explicado en los periódicos el día 14 pero, lógicamente, pasó un día antes.

Lo que pasó el mismo día en que Ferrusola fecha su carta al reverendo mosén de la Banca Reig lo explica La Vanguardia del día 15. «[Rafael Ribó, el portavoz comunista] pidió a Jordi Pujol un compromiso para acabar con la corrupción y las irregularidades que hay en el entorno del Gobierno (…) Pujol se comprometió a que la administración de la Generalitat sea lo más honesta posible y, a su vez, pidió el compromiso de que no se ataque sistemáticamente y sin base a la honorabilidad de las personas». Es una lástima que no dispongamos de la hora en que Ferrusola escribió su carta, para saber si fue antes, después o incluso durante.

Cierto, bienaventurado Lippmann, si es que fuiste tú el que dijo la ínclita frase: las crónicas de los periódicos envolverán el pescado del día siguiente. Y nos devolverán así el auténtico olor podrido del tiempo. Siempre fue mucho peor lo que los Pujol decían que lo que hacían.

Hace bien el editorial de La Razón en recordar el papel de los antisistemas de las CUP con la corrupción de los Pujol. Recordemos que en la comisión de investigación en el Parlament sobre este caso -presidida por un anticapitalista de la CUP-, en los 28 folios de la conclusión final no aparece ni una sólo vez vínculo alguno con el fundador de CDC, ni el nombre, ya que su tarea sólo era demostrar que la revelación de que los Pujol tenían dinero sin declarar en Andorra era una operación contra el «proceso» independentista:

España nos roba y nos espía. Lo que está demostrando este caso es la impunidad con la que ha actuado el clan de los Pujol, sobre el que no se ha ejercido control alguno, ni oposición parlamentaria, ni se ha ejercido la crítica. Por miedo a ser excluido del «cielo nacionalista». La «madre superiora» manejó los asuntos económicos de su familia como si fueran los asuntos de Cataluña, arropados por una legitimidad que va más allá de lo permitido en una democracia. Que no es lo mismo, por seguir el lenguaje religioso, que una teocracia. Ahora ha llegado el momento de que los Pujol rindan cuentas en la tierra.

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