Las informaciones de la denuncia de fraude fiscal de la Agencia Tributaria contra Cristiano Ronaldo fue el «detonante decisivo» de la caída de Pedro García Cuartango como director de El Mundo, según ha podido saber Periodista Digital de fuentes internas de Unidad Editorial. —La maldición de Pedrojota persigue a Galiano: Paco Rosell, quinto director de El Mundo en cuatro años–.
Unas informaciones que acabaron con la paciencia de Urbano Cairo, el hombre fuerte de RCS MediaGroup, la casa matriz italiana dueña de Unidad Editorial, dueño de un equipo italiano modesto como el Torino y amigo del presidente del Real Madrid, Florentino Pérez. —La Agencia Tributaria ultima la denuncia contra Cristiano Ronaldo por fraude fiscal—
Cairo es a quien en la redacción de El Mundo señala como el máximo responsable de la destitución de Pedro García Cuartango por haber tocado fibras sensibles en el poderoso mundo del fútbol.
PD ha intentado sin éxito contactar con responsables de Undiad Editorial para saber su versión al respecto.
CUARTANGO DENUNCIÓ PRESIONES… JUDICIALES
«Hay presiones, pero hemos cumplido con nuestro papel», admitía el pasado mes de diciembre de 2016 el propio Cuartango durante una entrevista con ‘El Partidazo’ de COPE. Y avisaba, incluso a pesar de la orden del juez Arturo Zamarriego, de lo siguiente: «vamos a seguir publicando, nuestra obligación es la de informar».
El empeño del periodista burgalés -al que la empresa nunca confirmó en su puesto desde que fuera nombrado director interino en sustitución de David Jiménez en mayo de 2016- en hacer una cruzada personal del ‘caso Ronaldo’ desvelado por ‘Football Leaks’ provocó su caída–Galiano sigue forrándose a manos llenas mientras los directores de El Mundo caen como moscas–.
En el editorial del pasado 17 de mayo de 2017 El Mundo sacaba pecho por aguantar las presiones que estaba suponiendo meterse con un crack mundial como Ronaldo:
No cabe duda de que, de haber renunciado a informar de esta red de corrupción y fraude en el mundo del fútbol, habríamos estado encubriendo una actividad delictiva y sirviendo a los intereses de quienes están detrás de ella.
[…] Por eso nunca dudamos en destapar este submundo de irregularidades y corrupción entre deportistas privilegiados informando de ello a la opinión pública tras constatar la veracidad de los documentos.
Sin presuponer lo que decida la Justicia, estas dos primeras denuncias por parte del fiscal en unos juzgados madrileños nos confirman que, a pesar de las coacciones recibidas por el periódico, cumplimos con nuestra obligación como informadores y prestamos un servicio valioso a la sociedad.
ENFRENTAMIENTOS CON CABRERIZO
Cuentan desde la redacción de El Mundo a PD que tanto el director general de Unidad Editorial, Javier Cabrerizo, como el presidente de la compañía Antonio Fernández-Galiano, tuvieron serios encontronazos con Cuartango dado que el perfil del lector de El Mundo es marcadamente madridista.
El burgalés era otro de los indomables de la quinta del riojano encantados con llevarle la contraria a Galiano. Sus broncas en la planta noble de la empesa con Cabrerizo por la bajada de ventas –«¡nuestro lector es de derechas y del Real Madrid, Pedro!»– hacían temblar los cimientos del edificio situado en la Avenida de San Luis.
La incapacidad de ambos dirigentes para meter al director de El Mundo en vereda llevaron al empresario italiano Urbano Cairo, –conocido como ‘El Pequeño Berlusconi’ por sus intereses en los medios de comunicación y el mundo del fútbol– a bajarle el pulgar a Cuartango, otra director que le acaba saliendo rana a Galiano.
Tampoco pasó desapercibida esta tribuna libre de Cuartango titulada ‘Cuando el problema es la prensa’ del 19 de mayo de 2017, en la que defendía el papel del periodista como informador y no «como famoso o estrella de la televisión».
Tras su despido cobra aún más luz esa columna en la que se lanza contra aquellos que «se han arrogado el papel de desprestigiar a la prensa y cuestionar su legitimidad» y que incurren «en el tramposo juego de la pos-verdad, que consiste en meter a todos en el mismo saco y en crear un estado de opinión en el que los hechos no importan, a la vez que se desliza que los medios obedecen a una mano invisible al servicio de oscuros intereses».
El problema es cuando esa mano invisible baja su pulgar a los periodistas que se enfrentan al poder. ¿Estaba Cuartango en ese artículo escribiendo su propio obituario como director de El Mundo a sabiendas de las consecuencias que podría tener el caso Cristiano Ronaldo?