Este 5 de junio de 2017 las columnas y tribunas de opinión se centran, cómo no podía ser de otra manera, en el atentado de Londres del 3 de junio de 2017, donde fueron asesinadas por los yihadistas siete personas y varias decenas resultaron heridas de diversa consideración.
El editorial de El Mundo se centra en los puntos negros que hay en materia de lucha contra el yihadismo:
Las redes cibernéticas se han convertido en un gran reino de impunidad para la propagación del yihadismo. Al igual que lo son muchas mezquitas, sobre las que las autoridades de los distintos Estados europeos apenas ejercen control.
Raúl del Pozo pide tranquilidad y mucha cabeza para intentar combatir los ataques yihadistas:
Hay que desarmarlos y juzgarlos, pero evitando el histerismo, el aplauso de plató, la retórica bélica.
El editorial de ABC entiende que Europa no debe rasgarse las vestiduras por endurecer las leyes contra los terroristas:
Los Estados europeos siguen actuando con mala conciencia cada vez que reaccionan contra el terrorismo con leyes más duras y restrictivas, como si las democracias traicionaran sus esencias con estas normas.
Ignacio Camacho cree que el atentado de Londres del 3 de junio de 2017 buscaba un doble objetivo:
Los terroristas buscaban un Bataclán, por el impacto, y un 11-M por las consecuencias.
Isabel San Sebastián apunta que España debería de tener ya el nivel 5 de alerta ante la amenaza yihadista y dice que sobre todo en una región:
Especialmente Cataluña, donde anida lo peor de la bestia islamista autóctona. ¿Por qué no ha sido decretada esa medida? Para no desplegar soldados en las calles catalanas y dar con ello argumentos al victimismo nacionalista.
Gabriel Albiac recuerda que lo que no se puede hacer ante la amenaza yihadista es hacer oídos sordos o la táctica del avestruz:
Hay un modo infalible de perder una guerra: hacer como que la guerra no existe.
El editorial de La Razón destapa el verdadero el objetivo de los terroristas:
El Estado Islámico busca un objetivo mayor: golpear a Europa, mostrar su debilidad, la ausencia de dirección común en la política migratoria.
El País dice que lo que tenemos que hacer es reforzar nuestras mejores bazas:
Después del temor y la rabia, sentimientos legítimos, confiemos en nuestras mejores bazas: la superioridad moral, la unidad, la eficacia policial y la cooperación internacional.