LA TRIBUNA DEL COLUMNISTA

Isabel San Sebastián deja a la altura del betún a Carmena y Colau por ser las perfectas cobardes del separatismo

"Se manifiestan junto a los golpistas, suscribiendo su pretensión de robarnos la soberanía, pero les falta valor para jugarse el puesto desobedeciendo al Tribunal Constitucional que prohíbe colocar las urnas"

Isabel San Sebastián deja a la altura del betún a Carmena y Colau por ser las perfectas cobardes del separatismo
Manuela Carmena y Ada Colau. PD

Jaime González se parte de risa ante la nula repercusión mediática de la conferencia de Artur Mas en Londres:

Artur Mas estuvo ayer en Londres trabajando por la causa. Su conferencia, bajo el título ‘The Right of Catalonia to Decide its future’, concentró a un puñado de partidarios que no logró abarrotar la sala, pero que al menos sirvió para que el expresident no disertará en soledad. El Daily Star llevaba ayer en su interior una espeluznante pelea de rinocerontes en Suráfrica. ¿Una metáfora del choque España-Cataluña? Que va. Ni rastro de Artur Mas, aunque todo se andará.

Ignacio Camacho apunta que a Pablo Iglesias lo que le seduce es el carácter dinamitador del proceso de independencia de Cataluña:

En su mesiánica ambición refundadora, necesitada de una destrucción previa del statu quo, Iglesias ha sabido intuir en el procès un manifiesto perfil revolucionario. Lo tiene, sin duda; se trata de un polvorín político con capacidad sobrada de reventar el sistema y hacerlo saltar en pedazos. El salto cualitativo que añora todo insurgente más o menos iluminado.

José María Carrascal celebra que por fin el Estado de Derecho se haya puesto firme contra los rebeldes y chulos de Forcadell, Puigdemont, Junqueras, etcétera:

Cuando se les acaba la paciencia, las democracias, precisamente por basarse en la comunidad de voluntades y no en las ambiciones de unos pocos, son capaces de tumbar a los más chulos.

Isabel San Sebastián coge por el cuello a los Iglesias, Carmena y Colau y les deja a la mismísima altura del betún por dos razones, primero por dar cobijo a los separatistas, pero al mismo tiempo negándose a desobedecer a la Justicia:

Se manifiestan junto a los golpistas, suscribiendo su pretensión de robarnos la soberanía, pero les falta valor para jugarse el puesto desobedeciendo al Tribunal Constitucional que prohíbe colocar las urnas. Ellos nadan y guardan la ropa. Representan en esta tragedia el papel del perfecto cobarde.

El editorial de ABC es claro y contundente a la hora de resaltar el mensaje de Felipe VI contra aquellos que quieren romper España:

Cuando Don Felipe apela a la prevalencia de la Constitución como garante de nuestra democracia, o cuando sostiene que «los derechos, que pertenecen a todos los españoles, serán preservados frente a quienes se sitúan fuera de la legalidad», no da lugar a interpretaciones. No se puede ser más directo y drástico en su mensaje de compromiso y unidad del constitucionalismo, poniéndose al frente de la agresión planificada desde la Generalitat contra nuestro sistema parlamentario, nuestras leyes y las resoluciones de nuestros Tribunales.

El editorial de El País considera intolerable las coacciones de Puigdemont a los alcaldes no secesionistas:

El intento de Puigdemont y los suyos de protegerse tras los alcaldes secesionistas como escudo humano quiebra la paz institucional catalana; atenta contra la armonía social; y entorpece el mínimo grado de cohabitación exigible a la dirigencia catalana de todos los niveles.

Mariola Urrea le recuerda a los listos del independentismo que no basta con que dentro de Cataluña se proclame la independencia, que también hay que conseguir el reconocimiento internacional y para ello pone un clarificador ejemplo:

Sería muy oportuno que las autoridades catalanas precisaran qué Estados reconocerían a Cataluña como entidad independiente. Se trata de una información clave para evitar una situación tan ridícula como la de Abjasia y Osetia del Sur. Ambos territorios proclamaron su independencia de Georgia en los noventa y, 25 años después, solo han sido reconocidos por Rusia, Venezuela, Nicaragua y Nauru. Para todos los demás, siguen siendo territorios autónomos de Georgia.

En La Razón, Cristina López Schlichting le recuerda a los separatistas, estos del referéndum unidireccional y selectivo, que España ya tuvo a alguien que hizo eso de las consultas, el Generalísimo:

Democracia es división de poderes, parlamentarismo, voto de todos y leyes. ¿Hay que explicar que Franco llamó repetidamente a las urnas y, por cierto, con mucho éxito a su favor? No es democrático un supuesto referéndum que enajena el derecho de los españoles a su tierra ¿Por qué uno de Reus tiene más derecho que yo a amar y defender el Cabo de la Creus o la Cerdaña? ¿Quién lo dice? ¿Sabino Arana?

Arcadi Espada, en El Mundo, pide al Estado que el 1 de octubre de 2017 el presidente catalán comparezca en los medios televisivos con un inequívoco rictus de derrotado:

Puigdemont debe aparecer en televisión como un vencido. Por lo que prefiera: «La intolerancia, la agresividad, la violencia de un gobierno que avergüenza a las democracias, bla.» Pero vencido.

El editorial de El Mundo es claro a la hora de decirle a los rupturistas con España las consecuencias que tiene desobedecer al Estado, que esta vez, al contrario que pasó con Artur Mas, saben perfectamente qué puede pasar de seguir adelante con el 1-O:

El Ministerio Público está asumiendo el peso de la respuesta del Estado a la flagrante desobediencia de los separatistas. No podrán alegar luego, como hizo Artur Mas ante el tribunal que lo juzgaba, que desconocían el precio de su contumacia por la ambigüedad o imprecisión de la advertencia. Lo conocen, han sido apercibidos con lujo de detalles políticos, penales y económicos, y aun así han decidido seguir adelante. Deberán por tanto afrontar las consecuencias de sus actos.

Raúl del Pozo cuenta la confidencia de un, se supone, alto peso del Estado sobre cómo poder apaciguar la rebelión separatista:

«El Gobierno tiene un plan. Sin tanques en la vía Layetana. Con disposiciones variables, obstaculizando las acciones del adversario, y contestando a las ilegalidades, rápidamente, con los códigos en la mano». Le pregunto si espera una victoria sobre los independentistas. «El éxito del Estado no soluciona el futuro. El colapso institucional seguirá el día 2 de octubre. Hay que recomponerlo todo».

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Autor

Juan Velarde

Delegado de la filial de Periodista Digital en el Archipiélago, Canarias8. Actualmente es redactor en Madrid en Periodista Digital.

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