Cataluña sigue dando de que hablar a nuestros columnistas y editorialistas de cabecera este 21 de septiembre de 2017. Tras la revuelta que tuvo el 20 septiembre de 2017 en las calles de Barcelona para protestar por la detención de doce altos cargos relacionados con la organización del referéndum ilegal, en esta jornada los analistas consideran, en líneas generales, que el Estado actuó de acuerdo a la ley y que en modo alguno se están coartando libertades.
Jaime González, en las páginas de ABC, resalta que le parece sumamente desesperanzador que los tres grandes líderes constitucionalistas no posasen juntos para responder al nuevo paso ofrecido el 20 de septiembre de 2017 por los independentistas:
Triste, muy triste el hecho de que Mariano Rajoy, Pedro Sánchez y Albert Rivera no hayan comparecido juntos para responder a la gravedad del desafío independentista catalán.
El editorial de ABC es bien claro a la hora de defender las medidas adoptadas por el Estado, las de detener a quienes pretender dinamitar la unidad de España:
Ni en Cataluña se ha suspendido el autogobierno, ni existe de facto un estado de excepción, ni el Gobierno carece de vergüenza democrática ni lo ocurrido responde a un régimen represivo e intimidatorio. Es el separatismo el que desde hace tiempo convirtió a Cataluña en un territorio sin ley ni derechos para millones de ciudadanos.
Gabriel Albiac considera que al PSOE de Sánchez no le va a salir gratis la decisión de no respaldar al Ejecutivo frente al reto separatista:
Ante un golpe de Estado, los resquemores entre constitucionalistas deben ser pospuestos, so pena de que el electorado se enfade y te abandone; so pena, aún más grave, de haber favorecido el triunfo de los golpistas. No suele salir gratis eso.
Ignacio Camacho sentencia que al final, aunque sea por fases, al Gobierno no le ha quedado más remedio que tirar del artículo 155:
Al final, el Gabinete está aplicando el 155 por tramos. Y tendrá que ir a más porque los indepes van a tratar de esconder la derrota en un motín tumultuario, justo lo que el marianismo pretendía esquivar con su famoso planteamiento proporcionado.
Isabel San Sebastián celebra que por fin el Gobierno de Rajoy le haya echado dos bemoles y hay puesto en su sitio a quienes pretenden fracturar España:
Tras cinco años de chulería y desacatos impunes por parte del nacionalismo secesionista, al fin ha despertado el Estado del letargo en el que sesteaba. Al fin han dado un puñetazo conjunto en la mesa los poderes Ejecutivo y Judicial, obligados a defender el orden constitucional, con el fin de parar los pies a los golpistas. ¡Más vale tarde que nunca!
Luis Ventoso le recuerda a los Junqueras, Colau y compañía lo que es un escándalo democrático:
Escándalo democrático -y tufo nazi- es señalar a los concejales discrepantes con pasquines con sus fotos, cercar sus hogares, sumir en la angustia a sus hijos y familiares; acosar a directores de instituto y bedeles; o usar el dinero público de todos para comprar a la prensa local.
El País deja a Puigdemont como un mentiroso de tomo y lomo y le saca a relucir las siete trolas y falacias respecto del 1-O:
«El Gobierno de la Generalitat ha sido objeto hoy de una agresión coordinada de las fuerzas policiales del Ministerio del Interior». Falso
«El propósito de la operación es suspender la actividad del Gobierno catalán, que tiene la legitimidad democrática». Falso
«Esta agresión carece de amparo legal, vulnera el Estado de derecho y la Carta de Derechos de la UE, suspende de facto el autogobierno y ha aplicado de facto un estado de excepción». Todo es falso
Distintas actuaciones como los registros indiscriminados incluso en domicilios particulares y otras medidas como el cierre y bloqueo de páginas web constituyen un asedio a la democracia». Falso
«Consideramos que el Gobierno ha sobrepasado la línea roja que le separaba de los regímenes autoritarios y represivos y que no respeta los principios elementales de la democracia». Falso, acusación que además no es nueva.
«Los ciudadanos estamos convocados el día 1 de octubre para defender la democracia frente a un régimen represivo e intimidatorio». Falso
«Defenderemos el derecho de los catalanes a decidir libremente su futuro». Falso.
El editorial de La Razón asegura que políticos como el líder de Podemos ya es consciente de haberse puesto del lado de los golpistas:
No conviene dejarse confundir por la ficción delirante del separatismo catalán ni, por supuesto, por el juego electoralista y rapaz de la extrema izquierda antisistema, capaz de cualquier acción que suponga desestabilizar al Gobierno y, de paso, el actual sistema democrático español. Detrás del pretendido «todos» contra Mariano Rajoy, comodín ya demasiado manoseado por Pablo Iglesias y Ada Colau, no hay más que el reconocimiento implícito de un error grave: haberse puesto del lado de los golpistas.
Arcadi Espada, en El Mundo, considera que ya es tiempo de dejarse de proporcionalidad ante la actitud de los separatistas:
El Proceso ha sido una enorme, monstruosa desproporción. De modo que el Estado, sus políticos, sus jueces, sus fiscales y sus policías -incluidas las porras de sus policías- tienen un enorme margen para actuar desproporcionadamente.
El editorial de El Mundo avisa de que no se puede darme un milímetro más de movimiento a los separatistas:
El intento de desbordar el marco legal y de laminar a la oposición no puede quedar impune. Primero por la gravedad que entraña. Y, segundo, porque sentaría un precedente del que el Estado ya no se recuperaría. Si la celebración del 1-O viene a sumarse a anteriores incumplimientos de la Generalitat, se desataría el efecto dominó del desmembramiento autonómico, empezando por el País Vasco.
Raúl del Pozo destaca el victimismo del presidente de la Generalitat ante las detenciones efectuadas por el Estado:
Puigdemont ha dado un recital de posverdad con apoteosis de victimismo y populismo en vena. «El Estado ha suspendido el autogobierno. El Ejecutivo de Rajoy es totalitario». La soflama del president ha estallado cuando las fuerzas constitucionalistas se han unido o dividido, según las horas; resucita el 15-M en la Puerta del Sol. El Govern no tiene razón, pero las masas hacen la Historia; a veces, contra la democracia.