Eduardo Mendoza se ha convertido en tendencia en las redes sociales por un celebrado artículo publicado este 27 de septiembre de 2017 en el diario El País.
El escritor catalán reflexiona sobre la situación en Cataluña y carga contra el nacionalismo como ideología, defiende a la Guardia Civil y critica el papel de los medios de comunicación, incluyendo al que publica su escrito.
Antonio Robles, en un artículo de opinión titulado ‘Intelectuales, equidistancia e irresponsabilidad‘ se quejaba de que representantes públicos como el propio Mendoza, Coixet y el ahora denostado Serrat no dieran un paso adelante ante tamaño despropósito que supone el desafío golpista–David Gistau acorrala a Serrat: «¿Por qué no se inquietó usted cuando Boadella tuvo que largarse de Cataluña?»–.
Lista de fachas elaborada por los nacionalistas :
Serrat
Sabina
Felipe González ( Entró ayer)
Eduardo Mendoza ( ha entrado esta mañana)— Pepe Oneto (@oneto_p) 27 de septiembre de 2017
Pues el mencionado Mendoza, en un texto que se llama ‘El descarrilamiento del procés‘, pone verde a los nacionalistas de esta manera:
El nacionalismo tuvo su momento y pasó. Ahora es un conjuro que permite al que lo usa creer que representa los intereses de la comunidad y descalificar al que no comparte su postura. Por suerte o por desgracia, hoy en día los problemas son otros y añadir el elemento emocional a las cuestiones práctica lo enreda todo
Eduardo Mendoza, otro fascistoide: pic.twitter.com/Qq0VbnzLwA
— Paco Mariño (@Laboreiro) 27 de septiembre de 2017
Serrat ataca el referéndum ilegal y unilateral de Puigdemont
Hay que reconocer que su defensa de la Guardia Civil, cuerpo tan denostado y vilipendiado por cuperos y ‘catabatasunos’, los mismos que luego acuden a ella cuando se pierden en el monte, es emocionante:
Los medios de información extranjeros califican a la Guardia Civil de «paramilitares», lo cual es una falsedad, primero porque la Guardia Civil es una rama más de la policía estatal y segundo porque este término remite al lector a otros países y otras actividades que por fortuna no tienen nada que ver con lo que ahora pasa en Cataluña.
Y quienes en Cataluña invocan la Historia reciente bien saben que el levantamiento militar de 1936 no triunfó en Barcelona gracias a la lealtad de la Guardia Civil a la República. Es verdad que luego fue un instrumento del franquismo, pero no más que los curas que ahora declaran su apoyo al referéndum.
Finaliza el autor de ‘Riña de gatos’ con una cavilación sobre el papel de los medios de comunicación y su ascendencia sobre la opinión pública:
Los medios de información cumplen una labor necesaria. Algunos son tendenciosos e incluso sectarios, pero en conjunto son la salvaguardia de las libertades o, al menos, una defensa contra el abuso de poder, en la medida en que son una tribuna abierta donde cabe la disidencia y la denuncia.
Pero no son infalibles y, por la propia naturaleza de su función, son fragmentarios y precipitados. Alguien dijo que la guerra es un asunto demasiado serio para dejarlo en manos de los militares. Lo mismo se puede decir de la opinión pública: algo demasiado importante para dejarlo exclusivamente en manos de los medios de información. Y esto va también para el periódico en el que aparece este artículo. En medio de la vorágine, alguien tiene que pararse y ponerse a pensar un poco más a fondo.