¿Qué le pasa al Gobierno de Mariano Rajoy? ¿Por qué ahora cobardea cuando ha hecho lo más difícil, que es aplicar el 155? Muchos opinadores no entienden este 4 de noviembre de 2017 cómo el Ejecutivo, el PP y el PSOE están ahora temiendo una reacción de los separatistas ante el encarcelamiento de sus líderes golpistas. ¿Qué pretende el gabinete marianesco? ¿Ganar y que los perdedores aplaudan? Pues va a ser que no, pero esto va del cumplimiento de la ley y no de querer ser un bien queda
El editorial de ABC le pide al PSOE que de una vez por todas se dé cuenta de quién es en verdad Ada Colau, una política que de ambigua tiene lo que este autor de obispo de Calahorra, nada de nada. Ella es tan separatista como cualquier elemento que milite en las CUP:
La emergencia de Ada Colau como líder de esa coalición nefasta es demostrativa de la ausencia de cualquier escrúpulo democrático en la izquierda anticonstitucional. Colau es un «caballo de Troya» del separatismo en las filas de la izquierda y el PSOE sigue sin querer aceptarlo. Unos y otros, separatistas y populistas, se reconocen en su voluntad destructiva contra la Constitución de 1978.
Salvador Sostres le dice a la expresidenta del Parlamento catalán, Carmen Forcadell, que menos lágrimas y más haber cumplido con la ley:
Lo que no puede Carme es decir que no sabía lo que hacía ni las gravísimas consecuencias que tendría que afrontar, ni que se la persigue por sus ideas, que siempre ha podido expresar y defender del modo que más oportuno le ha parecido, tanto desde Esquerra como desde la ANC. Son sus actos concretos los que la han puesto en la delicada situación judicial en que se encuentra, de la que por supuesto no me alegro pero no puedo dejar de considerar perfectamente justa.
David Gistau expone el temor del Gobierno por el encarcelamiento de los exconsejeros catalanes:
El Gobierno, el PP y los opinadores afines están desolados con el encarcelamiento del antiguo gobierno catalán en su versión desmochada por el presidente a la fuga. Están tan inquietos que sólo ello refuta las acusaciones de manipulación de la Justicia para cumplir unos supuestos deseos de venganza y aplastamiento.
Ramón Pérez-Maura pide con mucha fina ironía el premio español del año para Puigdemont:
Voy a proponer que ABC reactive el premio ‘Español del Año’. Ha conseguido que los españoles de todas las ideologías exhiban con orgullo la bandera nacional. Y no un par de días como cuando se jugaba la final de un Mundial. De forma duradera como se ve por toda España y hasta en Cataluña. Y sin miedo.
Ignacio Camacho critica el temor de PP y PSOE a las decisiones judiciales de meter en la trena a los golpistas:
Los tácticos, de izquierda y de derecha, quieren ganar sin hacer ruido, con paso quedo, despacito, a la chita callando. Están tan acostumbrados a perder que aunque son mayoría no creen en sí mismos porque las derrotas han encogido su ánimo. Se sienten tan débiles, tan exánimes, tan moralmente flacos que el único modo que atisban de vencer al nacionalismo es con mucho esmero de no despertarlo. Y la prisión de la cúpula separatista los ha horrorizado. […] Ya ha pasado el tiempo del biempensar, de la permisividad y del recato, y ha llegado el de la autoridad democrática como ultima ratio. Y que si la prevalencia de la ley les estropea algunos cálculos, pues tendrán que cambiar de táctica los tácticos.
Luis Ventoso asegura que contra los separatistas, nada de diálogo, aplicación de la ley y tente tieso:
No se puede razonar con un arrebato sentimental. Aunque luminarias como Sánchez e Iceta no lo captan, es imposible dialogar con un adoquín. Solo cabe hacer valer la ley y proteger a la mayoría de la enajenación identitaria de una minoría, que si lo analizamos en serio no pasa del 30% de los 7,5 millones de catalanes.
La Razón exige a la Justicia belga celeridad a la hora de entregar a las autoridades españolas al prófugo Puigdemont y a la cohorte que le acompaña:
Pese a las poco gratas experiencias pasadas con la actitud obstruccionista de algunos magistrados belgas, la amplia lista de delitos presuntamente cometidos por los fugitivos debería ser suficiente para que Bruselas cumpliera con sus compromisos adquiridos en el seno de la Unión Europea y, sobre todo, con la lealtad debida a un socio y aliado que, por supuesto, está investido de la legitimidad de un Estado de derecho y de la razón.
El Mundo le pide vigor al Estado para no dejarse chulear por quienes pretenden montar barricadas de aquí al 21 de diciembre de 2017 en Cataluña:
Los comicios del 21-D han de servir para terminar de encauzar la crisis en Cataluña. Hasta que llegue esa fecha, sin embargo, lo previsible es que el independentismo embarre el terreno de juego todo lo que pueda. Lo que no debe permitir el Estado es que ninguno de esos obstáculos altere el rumbo del restablecimiento del orden legal que ya está en marcha, y que progresa bajo el ruido y la propaganda. En paralelo, los partidos constitucionalistas han de armar un relato atractivo para competir en las urnas con aquellos que han hundido a Cataluña en el descrédito y la inestabilidad.