Cataluña vuelve a estar en el menú informativo de las tribunas de opinión y editoriales de la prensa de papel este 29 de diciembre de 2017. Muchos artículos animan a la ganadora de las elecciones del 21-D, Inés Arrimadas, a presentarse a la investudura para hacer frente a un discurso falaz y sectario del separatismo. También hay palos a los líderes nacionales por dejarse comer la tostada en materia de comunicación y que sólo salgan a los medios los discursos de los independentistas.
Santiago González, en El Mundo, apunta los motivos por los que Arrimadas (Ciudadanos) debiera presentarse a la investidura, aún a sabiendas de que la va a perder. Pero al menos se daría el placer de darle otro baño dialéctico a los separatistas:
Uno ha seguido con interés la carrera parlamentaria de Arrimadas y ha disfrutado con los revolcones que daba a la inutilidad conceptual de Puigdemont. Tomar la iniciativa es obligado. Se lo debe al millón largo de catalanes que construyeron con sus votos el triunfo electoral de Ciudadanos, a los cientos de miles de manifestantes que llenaron las calles de Barcelona en dos ocasiones, y a los que rompieron el miedo para colgar en sus fachadas banderas españolas. El pase de mí este cáliz sólo sirve para propiciar que los separatistas sigan las absurdas iniciativas, como la de Turull, pobre menguado que quiere investir a su candidato por vía telemática.
Manuel Hidalgo se muestra crítico con el silencio de los líderes nacionales tras las elecciones del 21-D en Cataluña:
Lo cierto es que, después de cuatro palabras pronunciadas aprisa y corriendo, los líderes de los partidos nacionales están desaparecidos. Todo el trajín corre a cargo de los heresiarcas catalanes presos o fugados y de sus monaguillos. No sé. Pedro Sánchez, Pablo Iglesias e, incluso, los mismos Mariano Rajoy y Albert Rivera, ¿no tienen nada más que decir? Unos han perdido estrepitosamente las elecciones y, por lo visto, el habla.
ABC celebra la reunión mantenida entre Mariano Rajoy y el líder de Ciudadanos, Albert Rivera:
Cada momento político tiene sus exigencias y las que implican a Ciudadanos y PP ahora mismo consisten en seguir colaborando lealmente para consolidar los primeros pasos del cambio político en Cataluña y mantener la estabilidad a nivel nacional.
Ignacio Camacho detalla que lo de Tabarnia nunca sería posible, primero porque lo prohíbe el ordenamiento jurídico español y en segundo lugar porque los ‘padres’ de esa ensoñada república catalana nunca dejarían que su propio territorio se secesionase:
En España simplemente no resulta posible porque no lo permite el marco normativo. Y así debe ser: si los puchimones llegasen a consumar su proyecto, lo primero que harían sería prohibir la autodeterminación en su flamante república porque ningún Estado puede fundarse sobre la posibilidad de destruirse a sí mismo. Pero como viven instalados en la ley del embudo quieren imponer a los españoles lo que ellos no permitirían en su particular dominio. Son reyes de la doblez, maestros del sofisma y de la impostura, artistas del cinismo.
José María Carrascal considera que los nacionalistas de Juntos por Cataluña y ERC están carentes de tornillos si pretenden gobernar una vez más con las CUP:
El sueño de la razón produce monstruos, dejó grabado Goya. El sueño del nacionalismo identitario produce fanáticos, supremacistas, chiflados o, simplemente, cretinos. La prueba: ¿van a seguir gobernando con la CUP después de la pasada experiencia? Es posible. Aunque eso entra ya en los dominios del masoquismo.
La Razón entiende que Gobierno y Ciudadanos no deben perderse en cuestiones de calado menor viendo como sigue vigente el reto separatista en Cataluña:
Mariano Rajoy y Albert Rivera se mostraron de acuerdo en mantener en activo el artículo 155 de la Constitución, al menos, hasta que se forme un gobierno de la Generalitat, para garantizar que se preservan las prestaciones públicas y los servicios sociales en Cataluña. Ambos reclamaron que el nuevo Ejecutivo catalán se comprometa a cumplir la Ley y la Constitución y a recuperar la convivencia, que es imprescindible para que España aproveche el buen momento económico y se mantenga el ritmo de crecimiento del mercado laboral. Desafíos lo suficientemente importantes para que Ciudadanos y el PP no se distraigan en discusiones de mucho menor calado.
Fernando Rayón entiende que el presidente no está ni para que el PP haga el Don Tancredo electoral ni tampoco para que arremeta contra la prensa que le baila el agua a los ganadores del 21-D, es decir Ciudadanos:
Tiene el partido, el PP, hecho unos zorros poniendo querellas a periódicos y haciendo el ridículo en las elecciones. Tendrá que mover ficha, sobre todo porque hay que elegir ya candidatos autonómicos para varias comunidades. El problema es que cuando pregunta en su Comité Ejecutivo si alguien tiene algo que decir, los Maillo y Cospedal miran para otro lado y aquí paz y después ya veremos.
Pedro Narváez cree que Inés Arrimadas no puede quedarse con el simbolismo de haber ganado las elecciones:
La enorme hazaña de conseguir ser la más votada el 21-D no puede quedarse en un acto simbólico, en la pedrea de las elecciones, en un relato épico con final abierto, como el de esas series tan de culto como interminables.