Rafael Santandreu se ha llevado una ristra de sartenazos y de furibundas críticas a cuenta de un artículo publicado en La Vanguardia y titulado ‘Caso Diana Quer: enseñanzas para el desarrollo personal’–El sobrecogedor mensaje de Carme Chaparro sobre Diana Quer y ‘El Chicle’–.
En el texto, el polémico psicologo se adentra en un concepto que él considera fundamental: la Aceptación Incondicional de los Demás (AID)–El padre de ‘El Chicle’ se pone gallito: «No tiene cojones ni para matar a una gallina» –.
Y arranca así:
Lo que sucede es que, frecuentemente, actuamos de forma egoísta y hasta criminal, lo que hemos visto en el caso del asesinato de Diana Quer.
Todos los seres humanos somos capaces de lo mejor y de lo peor. En este último caso, el principal perjudicado somos nosotros mismos porque esta actitud loca nos impide ser auténticamente felices.
Poco a poco, Santandreu, considerado un bestseller, pues sus libros se venden como rosquillas, se va metiendo en un jardín sobre un asunto tan delicado como ha sido el caso de la joven madrileña asesinada en Galicia–¿Por qué un asesino como ‘El Chicle’ sí puede taparse la cara y Rato o Chaves no?–:
La AID es importante porque nos permite perder el miedo a los demás. Si vemos al delincuente como un «enfermo» y no como un ser «malo por naturaleza», ya no vivimos en un mundo de temor y diablos, sino en un mundo que podemos mejorar gracias al amor sanador y terapias educativas adecuadas.
Pero el momento álgido es cuando el autor pide que las cárceles, en casos tan flagrantes como los de El Chicle, presunto asesino de Diana, sean un lugar de sanación y recuperación:
Desde esta perspectiva, las cárceles deberían ser lugares de recuperación, enseñanza, sanación. No castigos.
Los castigos no sirven para nada. Cuestan dinero y esfuerzo y no detienen al ‘loco’. De ahí el alto nivel de reincidencia de las cárceles españolas.
Por lo tanto, no caigamos en la tentación de demonizar y buscar la extirpación del mal de la Tierra.
Eso nunca se logrará. Y mucho menos por la vía de la violencia. Intentemos comprender de qué forma nos volvemos locos y cómo podemos minimizar esa locura.
Las reacciones eran furibundas:
Al idiota (y miserable) de Santandreu ya le metió una buena pasada @Buenafuente: https://t.co/LAlu74sEgb https://t.co/pPSpSLmvdz
— Revista Mongolia (@revistamongolia) 4 de enero de 2018
¿Alguien más opina que el @copc_cat debería tomar medidas contra Rafael Santandreu? pic.twitter.com/iuQQDhbZpw
— Juan Ramón (@unnombrealazar) 4 de enero de 2018
Por el bien de la humanidad y de toda la psicología: DEJAD DE DARLE VOZ A RAFAEL SANTANDREU POR FAVOR. https://t.co/T4ahmimUDg
— Noa Chomsky (@noahendrix) 4 de enero de 2018
Vaya, así que Diana Quer está muerta por falta de «amor sanador» según el psicomagufo Rafael Santandreu (menudo hijo de puta, por cierto…) pic.twitter.com/QbMG17dKpH
— logela ?☠️ ▼・ᴥ・▼ (@logela) 4 de enero de 2018
¿Qué cosas dice Rafael Santandreu? Cosas como esta (de una entrevista en El Mundo) pic.twitter.com/0qfdmm1A2g
— Guido ? Corradi (@GuidoBCor) 4 de enero de 2018
Menuda vergüenza. Que alguien le pare los pies a Rafael Santandreu antes de que haga más daño. https://t.co/SOAhAPuNv2
— Roberto AP (@RobertoAlconada) 4 de enero de 2018
Hay un concepto en psicología aceptado por todos que es que Rafael Santandreu es gilipollas porque los demás lo perciben como tal. https://t.co/B4kKOZEKKj
— La Gente cesada (@_jauja_) 4 de enero de 2018
No sé si Rafael Santandreu hace Fitness Emocional pero el ridículo un rato ya te digo yo que sí. pic.twitter.com/SHUKMF08cd
— Miguel Bermejo (@MiguelBermejo_) 4 de enero de 2018
Santandreu ya protagonizó una famosa polémica, esta vez televisiva, cuando acudió como invitado al programa de Andreu Buenafuente ‘Late Motiv’, en Movistar+–Buenafuente deja con el culo al aire al listillo de su entrevistado que le envió las preguntas que debía hacerle–.
Una vez en plató, el showman catalán destapó a su invitado al comentar que su equipo de trabajo le habían hecho llegar previamente todas las preguntas y respuestas a modo de entrevista ya ha hecha, algo que dejó descolocado a Buenafuente.
«Es que los periodistas a veces hacen unas entrevistas muy malas», se justificó Santandreu.