Faltaba la estrella del circo, Gabriel Rufián, que entró en el programa para meterse con el PSOE,
El diario independentista catalán El Punt Avuí está en la etapa de negociación final del ERE que pondrá en la calle a cerca de 80 trabajadores (el 23 se presentó y el próximo día 2 de febrero 2018 podría hacerse público), pero como esos temas deben ser muy dolorosos en la tele del periódico prefieren dedicarse a zurrar a los que opinan distinto empezando por el PSC y evitar así hablar de temas internos tan feos.
Igor Llongeras, con el imprescindible lacito amarillo, presenta la tertulia estrella en ‘La Isla de Robinson’ (antaño ‘Catalunya Opina’ / ‘Queremos Opinar’). Ahora en el programa sólo participan tertulianos independentistas-víctimistas pata negra en la tele denominada El Punt Avuí+ TV, una tele constituida a partir la estructura de aquel Canal Catalá – Metropolitan TV que montó el italiano Nicola Pedrazoli y con gran ayuda de sus amigos del PSC como Manuel Bustos.
En la noche del 23 de enero Llongueras iniciaba su programa con su habitual soflama:
«El poder ejecutiva y judicial de España mantiene su línea de descrédito y cada día que pasa están más cerca del absurdo, del ridículo y del abismo».
Uno detrás de otro, todos los tertulianos indepes se pusieron a arrear al PSC porque no quiere apoyar a Carles Puigdemont como presidente. Magda Gregori, la ‘Fernando Berlín en versión indepe’, dado que es jefa de Raco Catalá) acusó de ‘esperpéntico’ que el PSC amenaza con no ir a la investidura si Puigdemont quería ser candidato telemático.
Jordi Grau el director de L´Esportiu, demuestra que como tertuliano igual que es vehemente escupiendo sobre el madridismo, puede hacer lo propioo contra el socialismo (siempre que sea español, claro):
«La izquierda española y el PSC han quedado retratados. Nunca saldrán de esta. Ni cambiando de nombre podrán levantar cabeza y eso que el PSC había sido el gran partido transversal de este país. Lo que están haciendo es de juzgado de guardia. Están renunciado a los valores de la izquierda».
Jordi Grau, como Toni Soler y tantos otros se apuntan a la teoría de que la izquierda o es independentista o ya no puede ser izquierda. Así seguía Grau:
«Esta gente son y deberían ser los herederos de los republicanos españoles que tuvieron que exiliarse. Porque del PP y Ciudadanos no esperaba nada, ya había presupuesto lo que iban a hacer. Pero lo del PSC… viendo ahí a la Eva Granados con esas cejas que me recuerdan a Zapatero, dicen cosas que no se aguantan y les pasará una factura brutal».
Ante la referencia histórica sólo cabe preguntarse si el tal Grau sabe lo que escribieron Unamuno, Ortega y Gasset, Marañón o el mismo Azaña sobre el nacionalismo catalán, ¿o es que suelta datos de oidas al tuntún?
Jordi Grau no dudó en vincular a Margarita Robles con el caso GAL (como se llevaba taaaan bien con Corcuera, Galindo y compañía, ¿sabrá Grau que Robles no llegó al ministerio de Interior hasta mayo de 1994?).
El siguiente, Germá Capdevila, el pelota mayor de Carles Puigdemont (hay que ser pelota para decir que era un Nelson Mandela) y que también atacó al PSC con ayuda del presentador:
Germa Capdevila: A Miquel Iceta le preocupa que no esté el candidato a la presidencia de la Generalitat, pero no les preocupa que haya diputados que no puedan acudir al pleno por estar en prisión o en el exilio. Es, no más, un instrumento de represión del Estado.
Igor Llongeras: El PSC dice que le preocupan los derechos de sus diputados con una investidura sin candidato… ¿Y qué pasa con los derechos de los 70 diputados que quieren investir a Puigdemont?
Y por último el ‘gurú’ de El Punt Avuí, Manuel Cuyas, que debería estar manco, por ser el que en su día puso la mano en el fuego por la honradez de Jordi Pujol al que tanto defendió. Se esmeró en defender que Puigdemont podía ser presidente telemático y que todo lo que hacía era legal pero que era España la que ‘siempre hacía lo que le daba la gana’.
Y defendió que Puigdemont no convocara elecciones para evitar el 155: «Si Puigdemont hubiera convocado elecciones habría sido un traidor». Lo cuál ayuda a entender muchas cosas.
Faltaba la estrella del circo, Gabriel Rufián, que entró en el programa para meterse con el PSOE, pero no por el tema investidura, sino por no apoyar una moción para hablar del atentado de Las Ramblas con el objetivo de intentar vincular al imán de Ripoll con el CNI español… Sabemos que el independentismo basa su existencia en culpar de todo al Estado español… ¿Pero pretender usar esa masacre contra el Estado no es superar con mucho los decibelios de victimismo al que nos tienen acostumbrados?
¿Podría aclarar Germá Capdevilla qué quiso decir cuando justo al final del programa soltó en tono irónico «la unidad de España no tiene precio y eso está por encima de atentados, de víctimas, de confidentes, de partidos de izquierda y derecha… eso es así»?
¿Qué quiere insinuar sobre el atentado de Las Ramblas? Quizá el banco que el programa podría dar una respuesta ante la sucia insinuación que parece desprenderse de los tertulianos de ‘su’ programa.