¿Pudo haberse frustrado la gran exclusiva de Ana Rosa Quintana en Telecinco en ‘El Programa de Ana Rosa del 31 de enero de 2018? Teóricamente no, pero lo cierto es que la presentadora tuvo que aguardar hasta el ok de un nervioso Vasile para soltar el gran bombazo –Brutal exclusiva de Ana Rosa que lo cambia todo con Puigdemont a la deriva: «Esto se ha terminado, yo ya estoy sacrificado»-.
Esta es una de las cuestiones relevantes en las tribunas de papel de este 4 de febrero de 2018 que, para variar, hablan de Cataluña, pero también hay algún que otro recadito a Cristóbal Montoro por su última ocurrencia y un reconocimiento a la majestuosa labor que está realizando el padre de Diana Quer.
Arcadi Espada, en El Mundo, relata la tensión que se vivió en el plató de ‘El Programa de Ana Rosa’ ante la exclusiva sobre los mensajes de Puigdemont a Toni Comín:
Entre las nueve y la diez de la mañana, cada cinco minutos, Ana Rosa prometía a los espectadores que pronto iban a conocer la gran noticia sobre el proceso. Incluso la noticia que iba a acabar con el Proceso. Yo estaba incómodo. Temía la hinchazón. No tenía una idea precisa de lo que iban a contar y para colmo a cada momento alguien preguntaba en mi teléfono qué era lo que íbamos a contar. Paolo Vasile había bajado al plató, lo que no era en absoluto habitual. La orgía opinativa no suele requerir su presencia, pero el hecho que se avecinaba exigía todas las garantías. Fui sabiendo que entre sus exigencias estaba la de que se comprobara si el teléfono de Carles era, realmente, el de Puigdemont. Me pareció una irrupción esperanzadora, porque es obligación del ojo del amo engordar el negocio y porque su personado interés indicaba que se trataba de una gran noticia.
Poco después de la diez de la mañana Vasile levantó el pulgar y la joven Ana Rosa -las noticias verdaderas rejuvenecen- hacía público que Puigdemont se daba por vencido en su conversación con Comín. Más o menos a la misma hora, en una grabación de vídeo que distribuyó por las redes, decía lo contrario: que el Proceso seguía vivo y que la gente debía resistir. O sea que los dos reporteros habían conseguido una gran noticia.
Antonio Martín Beaumont, en La Razón, completa el relato de los hecho de la exclusiva ofrecida por Ana Rosa:
El giro al guión lo completó el propio ex presidente de la Generalidad de Cataluña. «Esto se ha terminado» (en referencia a la puntilla dada al procés), «Los nuestros nos han sacrificado» o «El plan de La Moncloa triunfó», dejó escrito el fugado al ex conseller y amigo Toni Comín, en un auténtico baño de realismo. La difusión de los mensajes ha llegado a ser considerada por fieles a Puigdemont como ‘guerra sucia’, enarbolando toda suerte de sugerentes teorías conspirativas. Me consta, por fuentes bien informadas, que Rajoy tuvo conocimiento de las confesiones del otrora Molt Honorable por una llamada de teléfono del presidente de Telecinco, Paolo Vasile, unos minutos antes de su emisión. Y aun así, Sáenz de Santamaría, ya con un pie en Valencia, retrasó ofrecer una opinión a la espera de obtener la confirmación definitiva de su autoría.
El editorial de El País avisa al Gobierno y los partidos constitucionalistas que no pueden esperar sentados mientras el independentismo campa a sus anchas en Cataluña:
El Gobierno y el resto de fuerzas políticas que apoyan la Constitución y el autogobierno no deben quedarse cruzados de brazos como meros espectadores de los disparates del independentismo a la espera del retorno azaroso del sentido común. Pero eso es lo que vienen haciendo desde la decepción sufrida en las elecciones del 21 de diciembre: esperar y ver.
La Razón confía en que no hay un ‘plan Moncloa’ tendente a indultar a los golpistas:
No habrá indultos ni atajos ni negociaciones bilaterales que quiebren la cohesión y la lealtad territoriales en el Estado. Son principios básicos. En un Estado de Derecho, la política hace su trabajo y la Justicia, el suyo. No se mezclan ni se interfieren ni se condicionan. Los golpistas violentaron la Ley y serán los tribunales, y no los gobiernos, los que decidan su suerte. Otro desenlace sería inaceptable.
El editorial de ABC, reconociendo las dificultades y la empresa imposible que es lograr que Arrimadas sea investida presidenta de la Generalitat de Cataluña, anima a Ciudadanos a movilizarse:
A Ciudadanos le incumbe en Cataluña una responsabilidad que no está asumiendo en su integridad. Su éxito electoral fue histórico, pero sin continuidad en la acción política puede quedarse en un recuerdo melancólico.
Ignacio Camacho suscribe la causa defendida por el padre de Diana Que para mantener la prisión permanente revisable:
He conocido a Juan Carlos Quer en algunas de las tertulias por las que lleva peregrinando su causa, y me ha parecido un hombre recto. Un tipo bien instruido, sensato y serio, cuya admirable musculatura moral soporta con elegancia y recato su desgarrador sufrimiento. Sabe razonar con argumentos fundados, sin apelar a acicates patéticos. Lleva recogidas dos millones de firmas para mantener la PPR en vigor y ha levantado, junto a otros padres que comparten drama, un movimiento civil de enorme eco. Como periodista que firma artículos diarios tengo por norma no suscribir manifiestos, pero el esfuerzo de Quer me parece noble, desinteresado, sincero, ajeno a la crueldad o la revancha personal, comprometido con valores, éticamente honesto. Siento que le debo una firma y aquí la tiene para que no le falte mi aliento.
Luis Ventoso le mete un buen palo al ministro de Economía por bocazas:
De carácter jovial, incluso algo efervescente, el ministro se levantó ocurrente el miércoles pasado. Llegó al Congreso y dejó caer, como quien comenta la final de OT, que sopesa una quita de la deuda de las autonomías. Es decir: un indultillo para las más entrampadas. Esa declaración es impresentable. Se da de bruces con la exigencia de disciplina fiscal, que por fortuna ha distinguido a este Gobierno, y también contradice la línea previa del propio Montoro. En segundo lugar, no se puede soltar una propuesta de tal magnitud como si fuese un chascarrillo de bar de quien concibe Hacienda como su cortijo. Por último, la quita supondría un lacerante agravio para los ciudadanos que cumplen con el fisco y para las comunidades que se ajustaron el cinturón y no incurrieron en endeudamientos alocados.