No nos pidan que seamos consecuentes, porque aquí se trata de avanzar sin escrúpulos, de lograr como sea nuestro objetivo
Cuanto más se indigna y patalea el pseudofeminismo contra intelectuales que les descubren sus contradicciones, más parece que algunos como Javier Marías prefieren seguir dándoles motivos para que les dure el cabreo–Las hordas radicales de Twitter insultan a Javier Marías por escribir que también se dan casos de mujeres que mienten sobre el acoso–.
Es Marías blanco habitual de un tipo de hordas que pulula por las redes sociales que dicta sentencia y reparte carnets de machista con una frivolidad que en otras épocas asustaría. En la actual no, porque vale todo–Javier Marías da en el clavo y donde más duele a las feministas radicales–.
El escritor comenzó su leyenda de azote de este tipo de pseudofeminismo, que dice defender algo tan digno como la igualdad pero sus hechos y sus maneras les contradicen, el día que le dio por escribir en un artículo que se resistía a equiparar a la poetisa Gloria Fuertes al mismo nivel que otras ilustres escritoras, sin que ello supusiera restar un ápice a la trascendencia e influencia de Fuertes–Las hordas feministas caen encima de Javier Marías por meterse con Gloria Fuertes –.
Como ello sentó más mal que bien y desde entonces estas hordas de feministas radicales se han aliado con simpatizantes o militantes tuiteros que suelen estar en la órbita de partidos como Podemos para tachar a Marías de retrógrado y cavenario, este le ha cogido el gusto a amargarle los domingos con su colaboración semanal en ‘El País Semanal’–Un locutor de Onda Cero se indigna con el escritor Javier Marías: «Lo escrito por este individuo parece del siglo XI»–.
Su penúltima víctima se llama Irene Montero. Entramos en una semana donde nada es casualidad–Javier Marías destapa a Ada Colau: «Ha tratado a los cuerpos de seguridad como los más rancios señoritos trataban antaño al servicio y a los criados»–´.
El 8 de marzo habrá una huelga feminista que invita a todas las mujeres a parar en un contexto de clara desigualdad salarial, amén de otras históricas demandas.
Luego los partidos ponen su granito de arena para desvirtuar la convocatoria de esta huelga con ornamentación superflua que vician el debate. Es el caso de Montero y, como le critica Marías este domingo 4 de marzo de 2018, su «innovación léxica».
A raíz de la innovación léxica de la diputada Irene Montero, mi docto compañero de la RAE Álvarez de Miranda dio aquí una impecable lección, y otros muchos han salido al paso de la voz «portavoza»
Como es complicado que Montero comprenda algo, no por capacidad ni inteligencia para hacerlo, sino porque ella y sus compañeros de Podemos, empeñados en hacer política de género no para sumar ellos sino para restar a los demás, se ponen una venda en los ojos y unos tapones en los oídos, Marías le recuerda algo:
Que Montero y sus correligionarios suelten puerilidades no tiene nada de raro.
Aunque la mayoría anden entre los treinta y los cuarenta años, suelen hablar, gesticular y comportarse como si todavía se agitaran por el instituto.
Están en su derecho, por lo demás: cada cual puede decir lo que le venga en gana (eso no está multado aún, por fortuna), acuñar cuantos términos desee y utilizarlos a su discreción.
El escritor y académico pone el siguiente ejemplo:
Un escritor viajó a un bolo hace poco, y sus anfitrionas le preguntaban: «¿Qué, estás contenta de venir a nuestra ciudad?» Al mostrar el escritor su sorpresa, le contestaron: «Ah, es que nos dirigimos a todo el mundo en femenino, para visibilizarnos más». Son muy libres, faltaría más, a condición de que a mi colega se le hubiera autorizado a responder: «Y vosotros, ¿estáis contentos de tenerme aquí?»
Toda la estrategia política de podemitas y algunos socialistas se resume en las frases finales de su columna:
Decir eso equivale a decir esto otro: «Sostendremos una cosa y su contraria, defenderemos una postura y su opuesta, según nos convenga y a nuestro antojo. No nos pidan que seamos consecuentes, porque aquí se trata de avanzar sin escrúpulos, de lograr como sea nuestro objetivo». No sé si les recuerda a alguien esta actitud