Después de habernos tatuado en el cerebro el 8-M que los varones somos unos asesinos en potencia, la tribu progre anda desnortada al haberse hallado este 11 de marzo el cadáver de Gabriel Cruz, el niño de 8 años buscado desde el pasado 27 de febrero en Las Hortichuelas de Níjar (Almería) en el maletaro de la actual pareja del padre del menor.
Ana Julia, que ‘encontró‘ la camiseta con ADN del niño, ha sido detenida cuando transportaba el cuerpo en el maletero de su coche.
¿No habíamos quedado en que la culpa era de los hombres? Pues nada. Que mientras los podemitas callan como puertas, las ultrafeministas muestran la patita.
Como la estrella del diario.es, el digital de Nacho Escolar, de profesión feminista, la tuitera Barbijaputa (¿la periodista Marta Nebot?) que ha salido con un tuit a echar una manto de piedad sobre la asesina de Gabriel.Insinúan que ‘Barbijaputa’ es en realidad la periodista Marta Nebot y la feminazi de Escolar estalla: «¡Gentuza! ¡sinvergüenzas!»
Todos estos racistas y misóginos que están echando mierda en tw sobre el caso de Gabriel, callarían ipso-facto si se detuviera al padre como el culpable y ella quedara relevada a cómplice.
— Barbijaputa (@Barbijaputa) 11 de marzo de 2018
Ha pasado más veces. Noticias sobre mujeres matando a hombres que inundaban tuiter de estos seres haciendo apología de la misoginia más brutal, para desaparecer del mapa cuando un día después se sabía que había sido en defensa propia.
— Barbijaputa (@Barbijaputa) 11 de marzo de 2018
Qué joyita. Y hay más. Un vocal podemita culpando a las ‘hordas fascistas’ del crimen de Gabriel Cruz.
No podemos permitir que estos dos miserables vuelvan a poner un pie en la calle. Hagámoslo por Diana, hagámoslo por Gabriel. pic.twitter.com/6ACRjNFz1o
— Adrián Lede (@lede_b) 11 de marzo de 2018
Poco que añadir. El autor es un funcionario y educador además de vocal de Podemos. Imaginen. pic.twitter.com/EDsVmcLhnz
— Hermann Tertsch (@hermanntertsch) 11 de marzo de 2018
“Hordas fascistas”. Hasta en el lenguaje viven en el siglo pasado. pic.twitter.com/or3zpt8L4L
— Díaz Villanueva (@diazvillanueva) 11 de marzo de 2018
Hija de la gran puta. pic.twitter.com/CBhzwWrCOS
— El Aguijón ? (@Elaguijon_) 11 de marzo de 2018
Esto es lo que @Barbijaputa tiene que decir sobre el crimen de Gabriel. pic.twitter.com/i2OCLlQaC9
— Manuel Marlasca (@manumarlasca) 11 de marzo de 2018
Jefe de investigación de la Sexta, el tío. Así se documenta siempre, a la mínima me la lía y me lo llena de todo de banderas de España pidiendo mi cabeza. https://t.co/CztelvzIHT
— Barbijaputa (@Barbijaputa) 11 de marzo de 2018
«¡No he sido yo! Yo he cogido el coche esta mañana», gritó la mujer, Ana Julia Quezada en el momento de la detención. «¡Cállate!», le respondió un agente de la BeneméritaEn la mañana de ayer, un coche camuflado de la Guardia Civil se cruzó en el camino de Ana Julia Quezada, que se acercaba al garaje en el número 27 de la calle Horacio, en Vícar, municipio de Almería a unos 60 kilómetros de Las Hortichuelas, donde hace 12 días se había perdido el rastro de Gabriel Cruz, el niño de ocho años que ha atraído la atención de toda España.
Este 11 de marzo de 2018, su cadáver apareció en el maletero del vehículo que pilotaba la actual pareja de Ángel, padre del pequeño. «Afirmativo», gritó un agente al abrir el maletero. «No he sido yo», replicó Ana mientras era esposada, «he cogido el coche esta mañana». Afirmativo porque el fardo encontrado contenía el cadáver de Gabriel.
Y atentos con lo que cuenta El País. A Ana Julia Quezada, de origen dominicano, la precede un pasado que ahora se pone bajo sospecha. Desde que este domingo fue detenida cuando llevaba en su coche el cuerpo del pequeño Gabriel Cruz, su historia de más de 20 años en España comienza a mirarse con lupa. Este domingo, la Policía Nacional ha empezado a revisar también unos archivos en Burgos -su anterior lugar de residencia- relacionados con la muerte de otra niña de cuatro años a la que cuidó junto a otra hermana de dos años.
Según algunos vecinos de la familia de Burgos para la que trabajaba, la niña cayó por una ventana. «Aunque siempre pareció raro que hubiera podido hacerlo sola», asegura un vecino. Ana Julia no fue sospechosa de un suceso que se cerró como una «muerte accidental», según las fuentes consultadas. De hecho, estas fuentes no pudieron precisar siquiera si la mujer se encontraba en la vivienda cuando la niña falleció.