Como bien comenta este 4 de abril de 2018 Carlos Herrera en COPE, esta jornada puede tildarse informativamente como día ‘macedonia’. Hay de todo en tribunas y editoriales de la prensa de papel: Puigdemont, Presupuestos Generales del Estado, el embarazo de Irene Montero, Cristina Cifuentes y su máster o la muestra guerracivilista que presentan a bombo y platillo Manuela Carmena y Ada Colau.
Federico Jiménez Losantos carga en El Mundo contra la muestra que recuerda la contienda guerracivilista de la Batalla de Madrid:
La ‘democracia’ guerracivilista de Colau y Carmena se ve día a día en el terrorismo callejero que sufren los españoles de Cataluña: son los cipreses cortados en la casa de Boadella, el niño apaleado por llevar una bandera española, las sedes asaltadas del PP o Cs, las lunas rotas de Crónica Global, la inmersión lingüística, el golpismo de TV3 o la Marta Dedos-rotos que según Colau fue agredida sexualmente por la Policía Nacional. Este terror amarillo que Ada y Carmena llaman pacífico y democrático evoca el terror rojo de 1936. Y eso celebran.
Jaime González, en ABC, se cachondea de la muestra ‘No pasarán’ que inauguraron en Madrid Manuela Carmena y Ada Colau:
Como las heridas del pasado solo se curan juntando en el recuerdo a los caídos de ambos lados, de la exposición que ayer inauguraron Carmena y Colau voy a quedarme nada más que con el título para desplegarlo sobre el plano del Madrid de 2018.
Verán: el túnel de Pío XII (tubo norte), cerrado. «No pasarán»; el túnel de Alfonso XIII (carril derecho), cerrado. «No pasarán»; el túnel de Azca, cerrado. «No pasarán»; el túnel de la calle del Comercio, cerrado. «No pasarán». Es posible que en lo que va de ayer a hoy, se hayan reabierto algunos, pero hasta hace nada permanecían cerrados los túneles de Sor Ángela de la Cruz «No pasarán»; Puerta de Toledo «No pasarán»; Plaza de Castilla «No pasarán»; República Argentina «No pasarán» y, a ratos largos, el de María de Molina «No pasarán». Va tener razón Valiente. Hay que reconocer que la izquierda ha logrado su objetivo. Ha tardado 82 años, pero cerrados en bloque los túneles subterráneos de Madrid, el título de la exposición le viene que ni pintado: «No pasarán». Por ningún lado.
El editorial de El Mundo considera que por la estabilidad de España, las cuentas que presenta el ministro de Hacienda, Cristóbal Montero, deberían ser aprobadas y, por tanto, poder sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado para 2018:
Pese a ese tufillo electoralista sería deseable que, en un momento político tan complicado, condicionado por la crisis institucional de Cataluña, el Gobierno pudiera sacar estos Presupuestos adelante por el bien de la estabilidad nacional. Para ello, Montoro afronta ahora semanas de difíciles negociaciones. Primero, para lograr que su proyecto se tramite, el Gobierno necesita los cinco diputados del PNV o un improbable apoyo del PSOE. Y después, para su aprobación definitiva sería necesario el apoyo del socio de los socialistas, Nueva Canarias. Reeditaría así el fructuoso acuerdo a siete bandas (Cs, PNV, UPN, Foro Asturias y los dos partidos canarios) con los que el PP logró aprobar las cuentas de 2017.
El País, en cambio, entiende que los PGE que el Gobierno de Mariano Rajoy presenta están hechos de cara a la galería electoral:
Las cuentas, moderadamente expansivas, le permiten contentar a sus caladeros de votos con subidas salariales a los funcionarios y el aumento de las pensiones más modestas. Ello facilita el pacto con Ciudadanos y, en última instancia, permitirá culpar a los demás partidos de frenar los avances propuestos en caso de fracaso. Deja, por otro lado, aparte el prometido nuevo sistema de financiación autonómico que tantos quebraderos de cabeza le habría supuesto.
ABC apalea a PSOE y PNV por su cortedad de miras y oponerse por meras razones electorales a la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado:
El PNV, a diferencia del apoyo que prestó a los anteriores Presupuestos, se mantiene enrocado en rechazar este proyecto bajo la excusa de que el artículo 155 sigue vigente en Cataluña, lo cual constituye un chantaje inaceptable, además de un nuevo ejemplo de cinismo, marca habitual del nacionalismo vasco. La negociación presupuestaria no se puede supeditar al cumplimiento de la ley ni del Estado de Derecho. La activación del artículo 155 y su mantenimiento es responsabilidad exclusiva del independentismo catalán. Igual de reprochable es la actitud del PSOE, incapaz de sentarse a negociar el contenido de los Presupuestos por el miedo a perder votos, pese a que su declive electoral viene de lejos y nada tiene que ver con la aprobación de estas cuentas.
Alfonso Ussía, con su estilo habitual, se mofa en La Razón del comunicado emitido por Pablo Iglesias e Irene Montero para anunciar que serán papás:
Como si fueran dos concursantes de Gran Hermano, o dos actores de series de televisión, o un futbolista de arrolladoras dotes con el balón y una modelo de ‘Puertollano’s Fashion Week’, Irene Montero y Pablo Iglesias han anunciado al mundo que serán padres de mellizos.
David Gistau critica con fina prosa e ironía en ABC el comunicado de Iglesias y Montero sobre su futura paternidad:
Iglesias y Montero son personajes del corazón por otros medios, con otras coartadas, y ocupan en ese sentido un espacio no tan distante del divorcio de los Bustamante o del liberalismo Ferrero-Rocher de Vargas Llosa entrevistado por Tamara. Parecen haber sido inventados para que la izquierda de ínfulas intelectuales pueda seguir contenidos propios del «Diez Minutos» sin sufrir problemas de conciencia. Los podemitas, los «nuevos», fueron como ídolos del rock cuando entraron en nuestras vidas arrojando televisores por la ventana y trajeron una actividad sentimental, propia de las pandillas adolescentes, que en algún momento nos permitió decir que sobre el Parlamento volvía a gravitar una atmósfera erótica como se dice que hubo en los tiempos fundacionales de la Transición. Pero hasta los ídolos del rock se hacen mayores y justifican con sus embarazos portadas del «¡Hola!» bolchevique. Lo siguiente será el posado junto al árbol de Navidad, perdón, junto al árbol del Solsticio de Invierno.
Ignacio Camacho, en ABC, no apostaría su sueldo por Cifuentes y por el futuro del Partido Popular:
Cifuentes no está aún liquidada, por supuesto. Es peleona, correosa, rebelde a la adversidad, y ha demostrado reflejos para salir ilesa de envites serios. Pero sus correligionarios la notan demasiado estresada, fuera de control, en un tirante estado de nervios. Y la historia del posgrado deja bastantes cabos sueltos. Sin una aclaración tajante, categórica y sin flecos no será ella sola la que se encuentre en un atolladero. La derrota en Madrid, por su decisivo rango estratégico, representaría el final de todo un proyecto.