Carmen Montón se cuela como la protagonista principal en las tribunas y editoriales de la prensa de papel de este 12 de septiembre de 2018. Los separatistas catalanes se habrán llevado un palo evidente cuando hayan visto los diarios y hayan comprobado que han sido relegados a páginas menos nobles.
El editorial de ABC destaca la enésima rectificación de Pedro Sánchez que pasa de apoyar a su ministra de Sanidad, Carmen Montón, a dejarla caer sin que se le mueva un solo músculo de la cara:
La presión interna ha podido esta vez con Sánchez, que ha vuelto a manejar una crisis profunda con una enorme incoherencia e improvisación y ha convertido la rectificación sistemática en una pésima costumbre de este Gobierno sin rumbo. Con la caída de Montón y la salida de Màxim Huerta cuando no llevaba ni una semana en Cultura, son ya dos los ministros destituidos del Ejecutivo en cien días, poniendo de manifiesto que ni el Gobierno de Sánchez era tan bonito, ni era oro todo lo que relucía.
Luis Ventoso habla del nuevo récord que cosecha Pedro Sánchez:
Una vez más el gran Sánchez no midió bien sus palabras y ahora suma un nuevo récord. El primero fue el mayor descalabro electoral de la historia del PSOE. El segundo llegó con su segundo intento en las urnas, cuando logro batir su toña anterior. El tercero ya forma parte del Libro Guinness: primer presidente español que se ve forzado a echar a dos ministros en solo tres meses en el cargo. El Gobierno «bonito» se nos va quedando en chamuscadito.
Surrealista el artículo de Pepa Bueno en El País donde no nombra en ningún momento la palabra dimisión para hablar de Carmen Montón y prefiere culpar a la Universidad Rey Juan Carlos:
Dice Carmen Montón que para entender las grandes lagunas de su máster hay que ponerse en el año 2011. Nos ponemos, sí. La crisis nos estaba golpeando duro, se destruían puestos de trabajo como si no hubiera mañana, el máster era todavía una realidad relativamente reciente en España y con el miedo en el cuerpo no había ojos más que para caminar erguidos y contar las bajas en las oficinas públicas de empleo. Hoy empezamos a saber que en medio de aquel desmoronamiento, unos espabilados habían montado en la Universidad Pública Rey Juan Carlos un chiringuito que engordaba el currículo de políticos sin mucho tiempo pero con gran futuro y que el invento se sostenía por la presencia activa de los alumnos anónimos que, ellos sí, asistían a clase como era obligatorio y entregaban sus trabajos en tiempo y forma. Seguro que no todos los políticos actuaron igual y que las facilidades que les dieron fueron diferentes según el caso y la desvergüenza. Es posible que la señora Montón -una política solvente con una carrera llena de aciertos- tuviera un interés sincero en aprender y simplemente «tomó» lo que le daban. De ahí su incredulidad ante lo que le está pasando y lo difícil que le resulta entender lo evidente.
Gabriela Cañas prefiere tirar por la crítica a la Universidad Rey Juan Carlos:
El caso de Montón es nueva y golosa munición para la refriega política, pero es mucho más trascendente para el sistema educativo español. Ayer mismo, Pilar Aranda, vicepresidenta de la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE), pretendió tranquilizar a los ciudadanos asegurando que lo ocurrido en la URJC es «una práctica aislada» y que el sistema, riguroso y transparente, dispone de «mecanismos de control». Pero creerla obliga a hacer un acto de fe.
La Razón considera que Montón tiene que dimitir como víctima de un clima político en el que cualquier sospecha se pretende saldar con la petición de cabezas:
La ministra de Sanidad, Carmen Montón, ha presentado su renuncia para no perjudicar al Gobierno del que formaba parte. Es un ejercicio de responsabilidad que le honra, por más que creamos que se trata de una cesión más a esta época de excesos, donde ha dejado de tenerse en cuenta la presunción de inocencia, sustituida por una suerte de justicia callejera que reclama cabezas y mancha honorabilidades sin causa justificada, demasiadas veces, al impulso de la pugna política partidista.
Iñaki Zaragüeta se suma a la tesis de que detrás de la dimisión de Carmen Montón se esconde la sed de venganza de un PSOE que busca aniquilar a Pablo Casado:
¿Quién es el objetivo? Pablo Casado y descabezar al PP. Aniquilando a Carmen Montón piensan que pueden acabar con aquel inmerso en un asunto similar, con lo que el botín final sería favorable a los intereses del PSOE: desangrar al PP. Ya se sabe, el comportamiento cainita es habitual en la vida real, mucho más en política. Tasajear al correligionario, en lugar de condenarle, suele ser digno de recompensa. Ahora puede que todo esté en manos del Supremo. Así es la vida.
El editorial de El Mundo le dice a Carmen Montón que si su intención era la de no perjudicar a Pedro Sánchez… llega cien días tarde:
¿Quién es el objetivo? Pablo Casado y descabezar al PP. Aniquilando a Carmen Montón piensan que pueden acabar con aquel inmerso en un asunto similar, con lo que el botín final sería favorable a los intereses del PSOE: desangrar al PP. Ya se sabe, el comportamiento cainita es habitual en la vida real, mucho más en política. Tasajear al correligionario, en lugar de condenarle, suele ser digno de recompensa. Ahora puede que todo esté en manos del Supremo. Así es la vida.