Algunas saltan por nada, y en cambio no han dado un brinquito por este caso. Si este feminismo tan jaleado resulta ser selectivo, su sinceridad está en tela de juicio
Javier Marías ha criticado abiertamente en su última columna a mujeres políticas como Colau, Artadi, Rovira, Gabriel, Boya, Borràs…; a periodistas como Terribas y Chaparro y a activistas como Dolera. «Todas ellas catalanas y muy o superfeministas«.–La feminista Leticia Dolera se pone chulita con Pérez-Reverte tras su amenaza de dejar la RAE—
El columnista de El País Semanal ha arremetido contra todas estas mujeres que enarbolan la bandera del feminismo pero en cambio guardaron silencio ante la agresión de una mujer este verano en Barcelona que retiraba lazos amarillos.–Leticia Dolera llena el Chester de radicalismo y doble moral: ¿Por qué no da los nombres de los que la han acosado?—
Aunque las versiones y las motivaciones del caso difieren, una cosa fue segura: un hombre agredió a esa mujer. «Para las feministas de la ‘cuarta ola, tan dadas a la susceptibilidad y a la condena sin pruebas, eso debería haber bastado para poner el grito en el cielo, independientemente de que la mujer hubiera respondido o no a los golpes«, añade el columnista y escritor en un escrito que titula ‘¿No tan mujer?’.–Carme Chaparro (T5) la lía parda en Internet: «La mujer es una puta para la mujer»—
«Y sin embargo no he visto manifestaciones de apoyo ni he leído artículos indignados de escritoras«, dice Marías, que avisa de lo siguiente:– Javier Marías: «Hoy lo llaman a uno “machista” muchas mujeres que justamente lo son»—
A partir de ahora no podré creerme una palabra de lo que digan, reclamen, protesten o acusen muchas hipócritas feministas actuales, sobre todo catalanas.
Y finaliza, dando nombres y apellidos:–Javier Marías ‘calienta’ la huelga del 8-M dejando para el arrastre el feminismo «de instituto» de la ‘portavoza’ Irene Montero—
Me pregunto por el silencio o la «prudencia» de las políticas Colau, Artadi, Rovira, Gabriel, Boya, Borràs y otras, de las periodistas Terribas y Chaparro y otras, de la neófita y gurú Dolera, todas ellas catalanas y muy o superfeministas.
Algunas saltan por nada, y en cambio no han dado un brinquito por este caso. Si este feminismo tan jaleado resulta ser selectivo, su sinceridad está en tela de juicio.
Si una mujer es antiindependentista y de origen ruso, ya no es tan mujer, por lo visto. Si el varón que le pega es secesionista y xenófobo (una pelea así es casi siempre desigual por sexo, todavía), entonces es menos agresor y quizá no condenable.
No hay que «precipitarse» a juzgarlo, pobrecillo: no merece la misma vía rápida e irreflexiva que Woody Allen, Dustin Hoffman y tantos otros con los que no ha habido contemplaciones. Está blindado, si es de los nuestros.
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