LA TRIBUNA DEL COLUMNISTA

El País tapa con fuegos artificiales la bajada de pantalones de Sánchez con Gibraltar

José María Carrascal sobre el acuerdo del Gobierno con el Reino Unido: "Se han vendido por un plato de lentejas"

El País tapa con fuegos artificiales la bajada de pantalones de Sánchez con Gibraltar
Pedro Sánchez en el coche oficial. EP

Deprisa y corriendo, como los malos estudiantes. El Gobierno de Pedro Sánchez pretende colarle al personal que su acuerdo de última hora con el Reino Unido sobre Gibraltar es algo histórico y que deje en posición de ventaja a España. Las tribunas y editoriales de la prensa de papel de este 25 de noviembre de 2018 dejan en mal lugar al jefe del Ejecutivo.

José María Carrascal, en ABC, considera que España ha hecho el canelo en el tema de Gibraltar:

Lo que Pedro Sánchez vende como «victoria histórica» tiene toda la pinta de victoria pírrica, de Pirro, rey del Epiro, que destrozó a su ejército frente a los romanos. Se trata de una declaración adjunta al acuerdo del Brexit por la que Consejo y Comisión Europea descartan «que el controvertido artículo 184 del mismo sea aplicable a las futuras relaciones de Gibraltar con la Unión Europea». Pero el artículo se mantiene con su frase trampa: «Respetando plenamente los respectivos órdenes jurídicos» Más que una bajada de pantalones, se han vendido por un plato de lentejas. O de votos. Todos. Habíamos perdido el Peñón y medio istmo, pero conservábamos la llave de la Verja. La hemos entregado en una de nuestras más sonadas derrotas contra nosotros mismos. La izquierda lo celebrará, olvidando, o ignorando, que Azaña, como ministro de la Guerra, como se decía entonces, del primer Gobierno de la República, ordenó hacer la instrucción de la tropa ante la Verja.

El editorial de ABC no es demasiado optimista al respecto:

El Gobierno debe recibir un voto de confianza por el acuerdo que ayer anunció Pedro Sánchez con Londres y Bruselas acerca de la intervención de España en toda negociación que afecte a Gibraltar. Tras una conversación con el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, Pedro Sánchez levantó el veto del Gobierno español a la cumbre europea que aprobará el Tratado de Retirada del Reino Unido. Los compromisos adquiridos por el Gobierno británico y por la Unión Europea sobre el alcance territorial del tratado aparecerán en un documento separado del tratado del Brexit. Hay muchas posibilidades de que se trate de un acuerdo coyuntural, hecho a la medida de las urgencias que tanto Londres como Bruselas tenían ante la cita con los Veintisiete. Sánchez debe aprender la lección sobre cómo hay que jugar en la liga europea, porque su satisfacción no se corresponde con un acuerdo que supone un precario remiendo incapaz de tapar las carencias diplomáticas de España, expuestas durante estas semanas de negociación final del Brexit.

El Mundo tampoco ve motivos de alborozo, por mucho que Sánchez quiera vender la moto del optimismo:

Después de una semana en la que el Gobierno ha simulado una férrea presión mostrándose incluso dispuesto a boicotear el Acuerdo de salida del Reino Unido de la Unión Europea que hoy se va a firmar, nos encontramos con un Pedro Sánchez que ayer acabó cediendo respecto a Gibraltar. Eso sí, siguiendo con el aspaviento grandilocuente, el presidente vendió las buenas palabras arrancadas a Londres y Bruselas en el intento de salvar la cara como un paso decisivo para resolver «un conflicto de 300 años». Que la propaganda consiga los efectos que no obtiene la diplomacia. Sánchez aún tiene hoy la oportunidad de retractarse por responsabilidad de Estado y de negarse a suscribir un Acuerdo insuficiente. Porque no se ha tocado una coma del texto pactado con Theresa May después de dos años de dura negociación, y se mantiene intacto el polémico artículo 184, un gol de Londres para proteger en el futuro la «soberanía británica» del Peñón, en palabras de la premier. Desde Moncloa se dejó claro que si el Acuerdo o la Declaración política no incluían a Gibraltar, no se podía suscribir. Ahora se desdicen.

Tres cuartas partes sucede con el editorial de La Razón, que Sánchez vende humo:

El mayor error que podría cometer Pedro Sánchez es querer resolver la inestabilidad de su Gobierno echando mano de un pleito histórico como el de Gibraltar. En primer lugar, porque en el Reino Unido siguen anidando los tics de la vieja potencia colonial y no va a cambiar su posición sobre la soberanía del Peñón, tal y como ha advertido Theresa May. En segundo lugar, porque la «premier» británica no saldría viva políticamente de esta crisis si el acuerdo del Brexit supusiera un menoscabo a la integridad territorial, incluida Gibraltar. Por lo tanto, el acuerdo que ha sido presentado como un hito sin precedentes de nuestra diplomacia debe ajustarse a la realidad.

El País, por supuesto, vende el acuerdo de mínimos sobre Gibraltar como un hecho beneficioso para la Unión Europea. Vamos, ni el bálsamo de Fierabrás:

La situación creada por el Brexit coloca el contencioso de Gibraltar en un contexto inédito, que es el que el Gobierno ha sabido utilizar para clarificar el acuerdo alcanzado. En el momento de ingresar en Europa, España tuvo que sacrificar ante Reino Unido algunas de sus posiciones sobre el Peñón a la necesidad de lograr una adhesión imprescindible para afianzar un encaje internacional, estabilidad y progreso. La decisión británica de abandonar la Unión Europea ha invertido aquella situación, de modo que es ahora Londres la que ha tenido que decidir entre su voluntad de salida y sus posiciones sobre Gibraltar. El Gobierno español no ha pedido lo imposible, sino tan solo claridad en la definición de un problema de largo alcance y en las reglas que deben estar vigentes mientras llega la solución. Puesto que esas reglas se refieren tanto a la manera en que deben desarrollarse las negociaciones encomendadas por los Veintisiete como a la relación entre un Estado miembro y un Reino Unido lamentablemente fuera de Europa, el beneficio no es solo español, sino sobre todo europeo.

Juan Velarde es redactor de Periodista Digital @juanvelarde72

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Autor

Juan Velarde

Delegado de la filial de Periodista Digital en el Archipiélago, Canarias8. Actualmente es redactor en Madrid en Periodista Digital.

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