¿Ahora resulta que Podemos, Izquierda Unida, Compromís, Equo, el PNV, Nafarroa Bai o Las Mareas son defensoras del sistema y de la constitución de 1978?
Este 16 de diciembre de 2018 la prensa nacional ofrecía dosis de sectarismo considerable por partida doble. Si en El Mundo Lucía Méndez servía un plato de ‘blanqueamiento’ de los responsables del ‘procés’ que quiso disolver el Estado en octubre de 2017, el periódico El País dirigido por Soledad Gallego Díaz nos mostraba uno de los editoriales más sectarios de su historia y, encima, con el cinismo de pretender darle un aire de ‘buenismo perdonavidas’.–Soledad Gallego-Díaz no ve ‘purgas’ ni en ‘su’ País ni en la RTVE de Rosa María Mateo: «Los medios evolucionan, y ella lo que busca es la profesionalización de un medio público»–
Iba dedicado a cómo había que comportarse con la formación política Vox y llevaba el título de ‘Cordón ineficaz’, dado que el editorial de Gallego Díaz propone renunciar a la estrategia de cordones sanitarios. Dicho sea de paso la teoría del cordón sanitario fue expuesta por primera vez de manera clara por gente como Federico Luppi o María Antonia Iglesias, precisamente, en tiempos de Rodríguez Zapatero en la Moncloa y ya se decía entonces que era un «cordón sanitario contra el fascismo».–El tremebundo y certero misil del general de VOX que lanza cuerpo a tierra al podemita Julio ‘El Rojo’–
Sólo que en aquel momento, zapateristas decían que el ‘fascismo’ era el PP. Ahora dicen que es Vox. Y mañana, al que toque.
En las últimas semanas la directora de El País ha encargado una serie de saludables artículos e investigaciones contra Vox y sus dirigentes. Es una medida lógica y positiva en un sistema de partidos, someter ‘al nuevo’ a una severa auditoría sobre su trayectoria a través de sus representantes (Podemos y Ciudadanos también pasaron por eso, aunque no en la misma proporción) y ya han salido algún chanchullo de las actividades empresariales de alguno de sus dirigentes del partido del logo verde.
«La formación que lidera Santiago Abascal juega irresponsablemente con algunos de los consensos democráticos que han regulado nuestra convivencia durante los últimos 40 años. No se trata únicamente de su discurso bronco y abiertamente frentista, sino de la frivolidad en su manera de abordar cuestiones fundamentales que proceden de una bien asentada aspiración democrática en nuestro país: que los ciudadanos, de cualquier pensamiento, color o religión, tengan, por fin, una verdadera consideración de iguales en derechos y obligaciones»
Pero frente a esa actitud deseable en toda democracia, este 15 de diciembre de 2018 El País nos volvían a sacar el deplorable slogan de «que viene el cocó», al que ya acostumbra TV3, pero que en prensa escrita como El País o El Mundo deprime más.–Ferreras desquiciado porque VOX ‘adelanta’ el fichaje de Jorge Javier Vázquez por laSexta–
El editorial de El País reprocha al PP y a Ciudadanos que hayan renunciado a su petición de que gobierne siempre el más votado. No le falta razón, ¿pero no es igual de absurdo que la izquierda, que en la mitad de comunidades y grandes ciudades en las que gobierna – ciudad de Madrid, comunidades de Baleares, Aragón, Castilla la Mancha, Cantabria… , lo hace a pesar de que el PP fue más votado y sólo logró la mayoría apoyándose en partidos anticonstitucionales reivindique ahora a través de Susana Díaz el tema de la lista ganadora?
«Contar a Vox entre sus apoyos para acceder al Gobierno de la Junta les priva de legitimidad para reprochar al Ejecutivo central negociar los presupuestos con los independentistas». ¿Cómo? Es decir, que para Soledad Gallego Díaz es igual de mal pactar con los que defienden la ley en nombre del Estado por los métodos legales, como hizo Vox desde los Tribunales, que pactar con los que se saltaron la ley para intentar disolver el Estado por métodos ilegales como fueron los independentistas de Junts y ERC.
Y es que el argumento por el que El País pide que no se establezca un cordón sanitario a Vox no es porque ‘la democracia significa aceptar las opiniones de todos’, como defendía el periódico en los años de la Transición bajo la batuta de Juan Luis Cebrián, no, es porque según el periódico de PRISA, el cordón sanitario le dará más votos (y eso, al parecer, es horrible para el editorialista del periódico de Miguel Yuste, tan independiente él).
El editorial dice que es lógica la cuarentena contra Vox porque quiere la ruptura del ‘establishment’ (no como Podemos que apareció en 2014 como un partido franciscano) y de tener una agenda democrática.
Pero el punto más impresentable es que El País culmina que Vox no merece respeto porque critica el modelo autonómico recogido en un artículo de la Constitución, como si fuera el primer partido que osa criticar algo la Constitución. (Claro, claro, porque todos sabemos que a Izquierda Unida, Equo, Podemos, Compromís y demás, les chifla la Constitución Española, la defienden todos los días). En el caso de Podemos no es que criticara la Constitución, es que pedían la abolición del régimen del 78.
En teoría criticar un artículo de la Carta Magna no debería simbolizar ser un peligroso antidemócrata, sino el método por el que se quiera cambiar. Si es por las vías legales de las mayorías como pide Vox, o es por la vía de la rebelión y la desobediencia como intentaron las hordas de Puigdemont, Forcadell y Junqueras. Todo esta dentro de la escalada anti-Vox.
El mismo día que El País publicaba ese reportaje, el ‘Salvados’ de La Sexta hacía otro documental anti-Podemos con el ex pepero Manuel Pimentel (que ya rompió con el partido en 2003 acusando a Aznar de ser demasiado extremista) o García Margallo (el pepero favorito de TV3 a tenor de la frecuencia con que le llevan). Hablando de que Vox era populista o ‘nacionalismo español’.
Pero nada, si El País y la SER por un lado, y La Sexta y toda la colección digitales satélites que tiene Mauricio Casals por otro nos convencen de que el peligro de la democracia no es Puigdemont, sino Abascal, no hay mucho más que hablar.