Lo que debe preocuparnos hoy no es el fascismo, sino la extrema polarización política, el ascenso de los mediocres y demagogos
Antonio Caño ‘reaparece’ en El País, el diario del que fue director, para publicar una tribuna que lleva incluida una pulla a su sucesora, Soledad Gallego-Díaz.–Antonio Caño: «Me incomoda que digan que El País es un periódico de izquierdas»—
El antecesor de Gallego-Díaz, hombre no tan chapado a la izquierda como esta y bajo cuyo mandado el diario de PRISA se caracterizó por golpear al mentón de Pedro Sánchez en su primera etapa como secretario general escribe una tribuna donde alerta del peligro de llenarse la boca con términos tan manidos como «fascismo» y «extrema derecha».–Soledad Gallego-Díaz, la elegida por PRISA para recuperar a los lectores de izquierdas perdidos por El País—
Dice Caño que:–Así es Antonio Caño: aliado de Rajoy, fan de Obama y a muerte con Cebrián y sus recortes—
Lo que debe preocuparnos hoy no es el fascismo, sino la extrema polarización política, el ascenso de los mediocres y demagogos, la descomposición de los partidos políticos, el desprecio de la moderación, el sectarismo, el recurso constante a la toma de las calles, la explotación de los fallos del sistema democrático -corrupción, injusticia, inseguridad- para combatir el conjunto del sistema, los llamamientos a la división entre los ciudadanos, la guerra cultural entre las élites urbanas y el resto de la sociedad, la falta de horizonte de los jóvenes, la ausencia de líderes mundiales y el desprecio a la cooperación internacional. De ahí surgió el fascismo; eso es lo que tenemos que resolver ahora.
Antonio Caño, considerado por muchos como un hombre más conservador ideológicamente que todos sus antecesores en el cargo y con el cual El País viró hacia posiciones más liberales entiende, en un claro contrapeso a lo que defiende Gallego-Díaz, que el peligro para la democracia puede llegar desde ambos lados del espectro político, esto es, también desde el populismo de la extrema izquierda.–Antonio Caño dice ahora que sus ataques a Pedro Sánchez se debieron a haber sido «presa de la efervescencia»—
Es la explotación política por parte de dirigentes mediocres de las divisiones normales en la sociedad o acentuadas por la crisis económica la que conduce a un escenario en el que acaban triunfando los radicales y los impostores, tanto de derechas como de izquierdas.
Y sin citarlo, le manda un aviso a Pedro Sánchez, al que tanto fustigó cuando mandaba en el rotativo, y del cual Gallego-Díaz es declarada fan, sin miramientos–Caño agradece el galardón a ‘La Sultana’ y El País apuntilla al ‘mutante’ Sánchez en la recta final de las primarias–:
La radicalización política es especialmente peligrosa cuando se produce dentro de los partidos tradicionales, o bien cuando estos se implican en alianzas con partidos radicales y anticonstitucionales.
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