Inicio del cambio de régimen en Andalucía tras 36 años de mandato del PSOE y este 28 de diciembre de 2018 las tribunas y editoriales de la prensa de papel se fijan en lo que supone la experiencia en la autonomía del sur de España de cara a los próximos comicios regionales y autonómicos que tendrán lugar el 26 de mayo de 2019.
Hermann Tertsch mete el miedo en el cuerpo a las izquierdas de cara al mes de mayo de 2019 y pone como ejemplo irrefutable lo que ha sucedido en Andalucía:
En mayo nadie entenderá que deje uno solo de los ayuntamientos en manos de una izquierda radical y filogolpista cuando mayorías con PP y Vox permitan expulsarla. La izquierda española está en pánico porque ya existe un voto nacional transversal que puede hundirla para mucho tiempo. Si Vox no comete errores y no los está cometiendo, puede lograr esa supremacía estable de la derecha que permita el retorno a la vida de los españoles del ejercicio de la libertad de palabra y obra, de justicia y la defensa de la ley, un retorno al sentido común en la vida de los españoles.
Carlos Herrera no duda de que el PSOE va a incendiar las calles en Andalucía:
Que no tenga ninguna duda este nuevo gobierno, que no la tenga Moreno (que era de los pocos que creía en sus probabilidades), que la oposición se la va a hacer el PSOE en la calle, con todas las movilizaciones de cesantes posibles, ayudados en los actos más duros o violentos por Adelante Andalucía. Se repartirán el trabajo y no lo pondrán fácil: hay demasiado andaluz acostumbrado a que la mamá Junta le mantenga.
Ignacio Camacho detecta el malestar de Ciudadanos porque pretenden llegar a los sitios, es decir a tocar poder, sin mancharse las manos:
A un partido de la vocación adanista -y algo narcisista también- de Ciudadanos le cuesta entender que en la política haya que ensuciarse un poco las manos porque bajo el poder existe siempre una cierta capa de fango. En Andalucía no ha tenido más remedio que remangarse dado que sus votantes exigen un relevo largamente esperado, pero la colaboración necesaria de Vox le inspira un escrúpulo rayano en el asco. Si ya resultaba enojosa la cohabitación con el PP, la simple proximidad de Vox le va a producir una desazón manifiesta. Y cuando lleguen las municipales se verá en serios problemas para elegir socios sin mancillar su pureza.
La Razón espera responsabilidad en los firmantes del pacto de gobernabilidad en Andalucía:
Cabe exigir a los firmantes del pacto de Gobierno, Partido Popular y Ciudadanos, que antepongan a cualquier consideración política y personal al objetivo primordial del crecimiento económico y del empleo, sin lo que no es factible afrontar las necesidades básicas del Estado de Bienestar y corregir los graves desequilibrios de cuatro décadas de socialismo. Hasta ahora, Juanma Moreno y Juan Marín han demostrado, al menos, voluntad de colaboración y coincidencia en los objetivos ante señalados. Queda, sin embargo, la conformación del próximo Gobierno con el reparto de las consejerías. No lo tendrán fácil, menos desde una izquierda que se resistirá al desalojo de unas instituciones que ya consideraban suyas por derecho divino.
Pedro Narváez resalta también la incomodidad de Ciudadanos con Vox, a pesar de que sabe que es esencial para poder acabar con el régimen de casi cuatro décadas del PSOE en Andalucía:
A Vox le hacen el vacío, pero es en el vacío donde se hincha. Por eso lo del cordón y lo de sanitario, al cabo farfulla electoral, mejor que lo dejen si no quieren ser heridos en las urnas. Por antidemocráticos. Sin embargo, hay un partido, siempre entre el hola y el adiós, al que le incomoda más que a ninguno este paripé. Ciudadanos actúa en el peor de los escenarios. Hay pánico por las consecuencias que a juicio de algunas de sus mentes socialdemócratas tendrá el pacto andaluz y por eso le ponen cara de oler caca a Santiago Abascal. Ellos, que tienen en su sede arengas de Kennedy o de Adolfo Suárez, las tontadas adolescentes de cuando aún no habíamos descubierto que el problema no se resuelve en una frase.
Pateleta de El País, que considera que lo único que une a las derechas (bueno a Vox la llama ultraderecha) es expulsar al PSOE del poder:
El cemento que une el pacto de PP y Ciudadanos, y que impulsa a Vox a apoyarlo, es ante todo expulsar a los socialistas del poder. Puede ser suficiente para formar una mayoría, pero es insuficiente para articular una acción de gobierno, como también lo es dar la impresión de que Andalucía es un páramo. Queda mucho por hacer en esta comunidad autónoma, pero es indiscutible que ha avanzado enormemente en estos 36 años. Los auténticos problemas de los andaluces son la elevada tasa de paro juvenil, el descenso en la calidad de la sanidad o el modelo productivo. Para eso hacen falta algunos consensos, muchas ideas y, desde luego, no sirven las de Vox.
El Mundo vaticina una legislatura complicada en Andalucía, pero al mismo tiempo subraya que esta situación comienza a ser la habitual en Europa:
No será una legislatura fácil, en una cámara polarizada donde el populismo de izquierda y derecha tensará los debates -ayer ya vimos el espectáculo de los juramentos- y será obligado buscar pactos variables según materias. Nada que no suceda en Europa. El pluripartidismo ha llegado para quedarse. Andalucía está llamada a ser el laboratorio de un nuevo ciclo político en España.
Juan Velarde es redactor de Periodista Digital @juanvelarde72