Tres cuestiones esenciales preocupan este 3 de enero de 2018 en las tribunas y editoriales de la prensa de papel: la matraca de Cataluña, el ‘caso Diana Quer’ y la cabalgata ‘drag queen’ de Manuela Carmena en el barrio madrileño de Vallecas.
ABC invita a Ciudadanos y al resto de fuerzas constitucionalistas a no arrojar la toalla por la presidencia del Parlamento de Cataluña y por la Generalitat, aún a sabiendas de que son puestos que acabarán en manos del nacionalismo más separatista:
Ahora no es el momento de que los constitucionalistas eviten ciertas iniciativas sólo porque el resultado sea previsiblemente adverso. Es el momento de mantener movilizado al electorado no nacionalista de forma activa, para que vea que su voto, aunque no va a cambiar la mayoría parlamentaria, sí puede servir para escribir el futuro de Cataluña de otra manera, sin el monopolio nacionalista generado en las cuatro últimas décadas.
Ignacio Camacho entiende que el Gobierno de Rajoy debe tomar ya la iniciativa en la cuestión catalana:
La incomparecencia o la espera no sirven más que para estimular a un nacionalismo decidido a huir hacia adelante por el mínimo resquicio que le deje el Estado. Y el tiempo muerto actúa en contra de los intereses de España, cuyo crecimiento empieza a sufrir síntomas de desmayo. Mientras la iniciativa la lleven los independentistas, el futuro del país permanecerá atascado. Es hora de políticas audaces para acabar con este eterno marasmo. Hallaré un camino o lo abriré, decía Alejandro Magno; un tipo que nunca tuvo vértigo para ejercer el liderazgo.
David Gistau ironiza con la declaración del presidente extremeño, Fernández Vara, tras lo sucedido en el caso de Diana Quer:
Este exceso de Fernández Vara sólo es posible en alguien que ansía mucho, pero mucho, hacerse perdonar un fallo con el que arriesga la credencial de ciudadano perfecto. La sensación es nueva para él, puesto que la condición de socialdemócrata lo mantuvo todos estos años en el lado correcto del pensamiento. Hasta que, con pavor, se descubrió una carencia: «¡Horror, soy un hombre! ¡Un opresor en potencia! ¡Un asesino natural!»
Luis Ventoso le mete una buena sacudida a las televisiones por el espectáculo ofrecido con la desaparición de Diana Quer:
En esta historia hay también esperpento. Lo aportaron las reinas de las mañanas televisivas. Durante un año y seis meses convirtieron la desaparición de Diana en un circo, que trufaron de disparates, acusaciones veladas y medias verdades. Diana, hoy lo sabemos, solo tuvo la desgracia de toparse con un depredador. ¿Pedirán disculpas las ponderadas divas de las mañanas?
Santiago González le mete una buena sacudida en El Mundo a Julia Otero por pasarse de la raya en el caso de Diana Quer:
Julia Otero emitió su rebuznito en una indeseable comparación con el caso de ‘La Manada’: «A Diana Quer la estrangularon porque se resistió. Si se hubiese dejado habría desgraciados en el juicio y los medios que insinuarían consentimiento». Ni Julia ni yo, ni la juez de Ribeira, sabemos si eso es cierto. Es la versión del asesino (presunto). Tampoco sabemos si la violación fue seguida del estrangulamiento o al revés. Es una buena ocasión para callarse hasta el resultado de la autopsia.
En El País, Manuel Jabois se pone trempante contra el PP y Ciudadanos por querer cargar contra la cabalgata transexual de los Reyes Magos en Vallecas (Madrid):
Parece ser que se ha detectado otro ataque a la tradición, con niños de por medio, en la ciudad de Madrid: no todo iban a ser malas noticias. Los Reyes Magos seguirán siendo los Reyes Magos en Vallecas, es decir, señores disfrazados, y en cualquier caso si hay algo difícil en la cabalgata de una gran ciudad es distinguirlos entre tanta carroza y disfraz; lo que debería hacer el Ayuntamiento es premiar a los niños que acierten, entre semejante jaleo, el sexo de cada participante.
Berna González Harbour se lanza a defender la medida de Carmena de incluir Reinas Magas:
Ha tenido que gobernar Manuela Carmena en la capital de España o Ada Colau en Barcelona para que los disfraces y el sexo de los Reyes Magos se conviertan en escándalo y noticia de primera página para una especie de puritanos de la moral real y custodios de la tradición tal y como nos la hemos creído. Bueno, un momento: ¿tradición? ¿Nos escandalizamos de que un rey mago sea mujer pero no de que un negro sea en realidad un blanco pintado?
La Razón le mete un palo soberano a Carmena:
No se detienen ante nada. Para ellos la Navidad no es un tiempo de sosiego, de reflexión, de buscar al diferente para encontrarse en el mensaje de amor de Cristo. Para ellos, estas fechas, y en especial la Cabalgata de Reyes es el momento de orquestar un discurso político, cargado de ideología, y en el que los niños son presa fácil. Igual que la alcaldesa Carmena montó una carnavalesca Cabalgata, en la que los Reyes parecían salidos de un cómic sin la menor espiritualidad, este año los suyos, desde algunos barrios, abogan por ‘visibilizar’ a los transexuales en las carrozas.