LA TRIBUNA DEL COLUMNISTA

Luis Ventoso se cachondea de Junqueras: «Verle como la alternativa cabal a Puigdemont es como curar la gripe con una neumonía»

David Gistau: "Los presos del golpe indepe son víctimas de un síndrome que entró en España a través de Otegui: el de Mandela"

Luis Ventoso se cachondea de Junqueras: "Verle como la alternativa cabal a Puigdemont es como curar la gripe con una neumonía"
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Oriol Junqueras es el menú que este 6 de enero de 2018 podrán degustar ustedes las tribunas y editoriales de la prensa de papel. Ya les garantizamos que no hay sorpresas, al contrario que en un roscón, que al menos dentro de la facción columnista, nadie se columpia pidiendo la libertad para el exvicepresidente catalán.

El editorial de ABC aplaude que Oriol Junqueras siga en la cárcel porque, entre otras razones, nunca asumió la legalidad del 155:

Actúa de un modo premeditadamente calculado desde el mismo instante en que Carme Forcadell y otros antiguos consejeros catalanes sí hallaron la fórmula para intercambiar su libertad por la asunción de la legalidad vigente en España. Junqueras se niega, y las consecuencias no podían ser otras dada la gravedad de los delitos que se le imputan.

David Gistau le recuerda a Junqueras que él, como otros presos, no está en la cárcel por sus ideas políticas, como Mandela, sino por querer romper España:

Los presos del golpe indepe, por el contrario, son víctimas de un síndrome que entró en España a través de Otegui: el de Mandela. Lo hemos comprobado ahora con Junqueras, que debió de activar todos los detectores de metales del Supremo, ya que llevaba clavada en el pecho la espada que no habrá de blandir contra el César, o algo así, improbable Espartaco en su Vía Apia. La cárcel potencia en estos presos la sensación de deberse a un destino y a un pueblo.

Luis Ventoso hace una curiosa comparación referida a Junqueras. Destroza de un plumazo la imagen de líder cabal que algunos quieren construir:

Junqueras había alegado como eximente que él es un profundo creyente católico y un ‘hombre de paz’. Demuestra así que no pasó de preescolar en Democracia y Derecho. Lo que se juzgan son sus posibles delitos, si los cometió o no. Da igual que sea pío o ateo, que se trate de un sujeto pausado y sonriente o de un tipo de pronto iracundo, que le guste tocar la bandurria o el fagot. Junqueras, no nos engañemos, es un supremacista que en su ensoñación cree que capitanea a un pueblo elegido que ha de liberarse del Egipto opresor (España). Verlo como la alternativa cabal a Puigdemont es como querer curarse la gripe con una neumonía.

La Razón insiste en el hecho de que Junqueras seguirá preso porque no asume la legalidad ni reconoce los estropicios causados como consecuencia del 1-O de 2017:

La actitud de Oriol Junqueras supone un hecho ilegítimo, gravísimo en un Estado democrático de Derecho, como es acabar con la legalidad vigente. El independentismo no acaba de comprender el problema real: la incitación al tumulto con la evidente finalidad de impedir la aplicación de las leyes por la fuerza tiene un coste. Ese es el motivo por el que el TS mantiene preso a Junqueras.

Rafael Moyano, en El Mundo, le explica a Junqueras los auténticos motivos por los que sigue enchironado:

En el Tribunal Supremo le han dicho que podrá seguir recurriendo a su prisión provisional y que puede seguir ofreciendo diálogo y defendiendo sus ideas, pero que hasta que no demuestre que no va a intentar conseguir la independencia a cualquier precio, aunque sea el destino, existe el riesgo de que vuelva a cometer los delitos de los que se le acusa. Los jueces no quieren impedir que siga luchando por la independencia, pero sí que lo haga como lo ha hecho hasta ahora. El ex vicepresident, como buen gladiador, se bate solo en la arena con su destino.

El editorial de El Mundo le dice al exvicepresidente catalán que saldrá de la cárcel cuando acate la legalidad vigente:

Al margen del jeroglífico al que se enfrenta el independentismo a la hora de formar Gobierno, huelga cualquier consideración política a la hora de valorar el mantenimiento entre rejas de Junqueras. España es un Estado de derecho consolidado. El ex vicepresidente de la Generalitat puede seguir aferrado a subterfugios de carácter místico o continuar apelando a su condición de hombre de paz. Si quiere recobrar la libertad, la única vía jurídica es el acatamiento taxativo de la legalidad.

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Autor

Juan Velarde

Delegado de la filial de Periodista Digital en el Archipiélago, Canarias8. Actualmente es redactor en Madrid en Periodista Digital.

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