Rodrigo Lanza, el presunto asesino de un hombre que llevaba unos tirantes con la bandera de España en Zaragoza, ha escrito una carta «desde las mazmorras del Estado», es decir, la cárcel.
Lanza, al que se le acusa de un delito de odio y de razones ideológicas tras estar involucrado en el crimen de Víctor Láinez–Cuando periodistas y políticos apoyan a un asesino como el okupa Lanza, ‘porque es de izquierdas’–.
Lejos de estar arrepentido (recordemos que Lanza es reincidente por cuanto ya cumplió condena por haber dejado a una guarda de Barcelona en silla de ruedas, acontecimientos que se contaron de aquella manera en el documental ‘Ciutat morta’), el okupa chileno dice que «nuestros valores son mucho más fuertes que estos barrotes que tengo delante»–El audio más atroz que hunde a Julia Otero: así defendió y masajeó al hoy asesino Rodrigo Lanza–.
Rodrigo Lanza,okupa antisistema y ASESINO d inocente x odio,ACUSA al Estado d Derecho d complot policial y judicial contra él. Todo ello SIN REMORDIMIENTOS
▪Mismo argumento q cuando fue CONDENADO x dejar tetrapléjico a un👮♂️
PSICÓPATA él y gentuza los q le siguen🙋♂️ pic.twitter.com/KMSiwujOfr
— 5observador90 (@5observador90) 11 de enero de 2018
Creo en muchas cosas y un par de ellas siempre han sido que la autodefensa antifascista es la lucha más legítima que hay, y que un Estado que promueve el fascismo, el racismo, la homofobia y un largo etcétera atacará despiadadamente a quien se defienda
El presunto autor del crimen da una particular versión de los hechos. Veremos si el fiscal y el juez opinan lo mismo:
Después de ser insultado racistamente, atacado por la espada por un hombre con un cuchillo en la mano y tras un trágico desenlace, el Estado se pone en marcha porque sabe que una mentira contada mil veces se convierte en verdad.
Y añade:
Se inventan una excusa ridícula del ataque (los tirantes) que ni siquiera aparecen en la investigación policial, el cuchillo desaparece e intentan ocultar vinculaciones fascistas y racistas.
Rodrigo Lanza está preso por defenderse de una agresión fascista. El Estado que condena a prisión por chistes sobre Carrero Blanco, hubiera querido que se dejara golpear o asesinar. Sus rejas son las nuestras.
— Pablo Hasel (@PabloHasel) 11 de enero de 2018
Curiosamente su estrategia de negar todo ya funcionó la otra vez que estuvo en prisión, denunciando unos hechos que solo existieron en su imaginación y en quienes perpetraron aquel documental y que algunos periodistas progresistas compraron encantados, como fueron Julia Otero o Jordi Évole–Los desmesurados elogios de Évole al documental que exculpaba a Lanza y sus lamentos porque el policía que dejó vegetativo no quiso participar en él–.