Miscelánea de temas este 11 de abril de 2018 en las tribunas de la prensa de papel. Desde la petición de que la Justicia actúe contra los CDR, una suerte de kale borroka en Cataluña, palos a Alemania por su actuación con Carles Puigdemont y, por supuesto, más ración del máster de Cifuentes y su empeño por seguir en el cargo después de todo lo que está saliendo publicado.
Federico Jiménez Losantos, en las páginas de El Mundo, exige la marcha de Mariano Rajoy por plegarse al Gobierno de Merkel y su actuación «modélica» con el separatismo catalán:
O sea, que un experto representante del propio partido de Merkel lamenta en el primer diario alemán lo que han hecho sus jueces y su Gobierno, así como las terribles consecuencias que tendrá para la UE un comportamiento, que, en cambio, el presidente español califica de óptimo y de primera. Váyase ya, señor Rajoy. Ni los cipayos más arrastrados del oriente, ni los jenízaros turcos, niños esclavos de origen cristiano convertidos en los más feroces guerreros islamistas, ni Judas Iscariote vendiendo al Hijo de Dios por 30 monedas de plata, ni Pedro negándolo tres veces han llegado tan lejos en la traición. Ya no dan ganas ni de comentar lo que dice y lo que hace, sólo de perderlo de vista.
El editorial de El Mundo pide la máxima contundencia contra los CDR, pero siempre aplicando estrictamente la legalidad vigente:
Las acciones de sabotaje de los CDR no pueden considerarse una analogía estricta de la kale borroka, en la medida en que no ejercen violencia complementaria de una banda terrorista en activo. Sin embargo, se trata de grupúsculos que atentan gravemente contra la paz pública y tratan de inocular la intimidación en la sociedad catalana. La batalla legal para poner coto a la deriva violenta en Cataluña requiere de contundencia, pero también de la máxima precisión garantista. Entre otros motivos, para evitar la explotación propagandística por parte del independentismo de aquellas medidas judiciales ejecutadas al amparo del Estado de derecho.
La Razón reclama poner coto a los violentos CDR:
Es preciso poner coto a este tipo de grupos radicales y cortar de raíz unas acciones contra la seguridad ciudadana que pueden evolucionar negativamente en su gravedad. Hay, pues, que instar al ministro del Interior y a las Fuerzas de Seguridad del Estado a que mantengan, como hasta ahora, las líneas de investigación que lleven a la desarticulación de los CDR, y de todos los grupos violentos similares que puedan surgir. Porque nos hallamos ante una estrategia conjunta del separatismo catalán, que, no lo olvidemos, pretende la subversión del orden constitucional.
Ignacio Camacho, en ABC, da por hecho que el juez Llarena no va a aceptar la entrega de Puigdemont por un delito a todas luces menor:
El Supremo, hoy por hoy, incluso prefiere que el veredicto sea denegatorio. Que Puigdemont permanezca prófugo. Y, atención, en caso de que los alemanes se inclinen por enviarlo de vuelta, Llarena está estudiando la posibilidad de no aceptarlo. O todo o nada. «Que se lo queden. Tendrá que seguir fuera y en cuanto pise territorio español, someterse al imperio de nuestras leyes». La idea es reclamar respeto para una justicia soberana, la de una nación de la UE con un ordenamiento democrático.
ABC sigue insistiendo en que el PP debe cortar ya la crisis abierta en Madrid por el máster de Cifuentes:
Dada la espesa atmósfera de chanchullos que ha propiciado este escándalo tan nocivo para los intereses del PP, ocurra lo que ocurra en las próximas semanas el deterioro para el partido de Mariano Rajoy habrá sido grave. El PP está obligado a dar un mensaje contundente y creíble a su electorado. Lo hecho de momento no sirve.
Jaime González detalla la ironía de como el PP ha aguantado firme caso de corrupción como Gürtel o Bárcenas y va a caer por un máster:
Quién iba a decir que un máster en Derecho Público del Estado Autonómico terminaría con la resistencia de un partido que había sido capaz de salir vivo, aunque seriamente tocado, de la explosión de las bombas de racimo de los casos Bárcenas, Gürtel o Púnica. Quién habría sido capaz de aventurar que, tras mantener erguido a duras penas el tronco del árbol -la encina con la que se presentó a su última Convención Nacional- al PP iba a clavársele en la espalda una traicionera rama. Es como sobrevivir a un devastador incendio y romperse la crisma al tropezar con la manguera.
El País ya da por hecha la salida de Cifuentes y le aconseja al PP darle la boleta lo antes posible para no seguir dañando su imagen:
La suerte de Cifuentes está echada. Despreció la salida airosa de irse por incumplir el pacto de investidura suscrito con Ciudadanos y su resistencia numantina solo servirá para prolongar su agonía política. Todavía está a tiempo el PP de minimizar daños y proponer un candidato alternativo para presidir Madrid. De no hacerlo, Albert Rivera podría sumarse a la moción de censura presentada por PSOE y Podemos. Solo esta amenaza torció el brazo al PP en Murcia.