Cristina Cifuentes es la protagonista absoluta este 26 de abril de 2018 en las tribunas y editoriales de la prensa de papel. No sólo el empeño en no dimitir por el tema del máster, sino el vídeo del hurto de las cremas anti-edad han puesto a la ya expresidenta de Madrid en el ojo del huracán y en el disparadero para que a lo largo de los próximos días se la triture hasta la extenuación. Por supuesto, palos para la dirección nacional del PP por su consabida vagancia a la hora de resolver los conflictos.
El editorial del ABC considera que el enrocamiento de Cifuentes lo va a pagar el PP y, por supuesto, va a dar muchas más alas a Ciudadanos:
El enrocamiento se ha convertido en un signo distintivo del PP. Por no querer dar una baza política a Ciudadanos con la dimisión de Cifuentes hace un mes, los populares pueden haber concedido al partido de Rivera aún más rédito, porque con su dimisión la expresidenta de la Comunidad de Madrid arrastra las recientes imágenes de la ovación que recibió de la Convención del PP y los apoyos explícitos de sus más altos responsables en la reunión de Sevilla. Todos han vuelto a llegar tarde a la solución del problema y el problema les ha estallado. El precio puede pagarlo el proyecto político de centro-derecha que necesita España, no atendido por el PP como requería la coyuntura. Es hora de aprender de estas amargas lecciones.
Ignacio Camacho habla del gran error táctico del PP con Cifuentes:
El PP ha permitido que la acosada presidenta madrileña cabalgase sin cabeza, como Sleepy Hollow, por el borde del infierno, y ahora es la marca entera, con sus siglas, la que se ha caído dentro. Se trate de fuego amigo, enemigo o procedente de las cloacas policiales, lo relevante del caso es que nadie haya calculado la posibilidad de un final patético. Todavía puede ser más grave el estropicio si se aferra al escaño y pretende conservar el poder interno, si quien todavía mande algo no se da cuenta de que es la ciudadela sagrada, la Massada de la derecha, la que está siendo devorada por el incendio. Y de que perder Madrid supone el final del juego.
Isabel San Sebastián entiende que, aparte del rédito que va a sacar el partido de Albert Rivera, muchos dirigentes del PP pueden empezar a tentarse la ropa por si a ellos les sacan cositas del pasado:
El gran beneficiario de este sainete tragicómico es evidentemente Ciudadanos, que recogerá a manos llenas el voto fugitivo de un PP reducido a escombros. Mientras tanto, en más de una sede popular los candidatos con opción a cartel deben de estar preguntándose dónde tiene sus oficinas ese departamento gubernamental innominado que archiva un expediente «b» de cada político relevante, por si llegara a resultar conveniente airearlo…
Pedro García Cuartango va más al factor humano y afirma que Cifuentes va a sufrir una pena peor que si hubiese sido condenada a prisión:
Una grabación como la que vimos ayer acaba no sólo con una carrera sino que además marca con el sello imborrable de la ignominia a quien incurre en esa conducta. Desde hoy, Cristina Cifuentes es un juguete roto, una persona que no va a poder salir a la calle sin sentir la mirada de rechazo o estupor de quienes se crucen con ella. Ha sido condenada a una pena peor que la cárcel, que es esa estigmatización permanente con la que tendrá que aprender a vivir.
Luis Ventoso se pregunta por quién está detrás de la filtración del vídeo, aunque desde luego no exonera de culpa alguna la ya ex presidenta Cifuentes por el bochorno de las cremas y por el empeño del máster:
¿Quién ha buscado la cabeza Cifuentes y por qué? Se manejan dos hipótesis: compañeros de partido a los que ella había denunciado, o muñidores mediáticos con los que había rozado. Resultaría saludable que se despejase la X del filtrador.
Para Manuel Marín, lo de Cifuentes supone una auténtica arcada. No sólo el hecho en sí, sino que haya provocado una auténtica pugna para ver quién se queda con su sillón:
Cifuentes debió irse, despojarse a tiempo de soberbia, y evitarse este escarnio de cleptomanías extrañas y suficiencia sobreactuada. La percepción ciudadana es que ya nada en Madrid resulta puro, porque la dosis de crispación asumible en la pugna política ha alcanzado el límite de la arcada.
La Razón apuesta porque el PP de Madrid mire hacia adelante y no se enrede en el pantanoso lío de Cifuentes:
El reproche que se le puede hacer a Cristina Cifuentes sea, precisamente, que no haya gestionado el tiempo político de su dimisión, cuya decisión ya tenía tomada, por un prurito menor de celebrar como presidenta la fiesta oficial de la Comunidad de Madrid, el próximo 2 de mayo. En cualquier caso, como señaló ayer el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, toca ahora al Partido Popular de Madrid centrarse en el futuro, recomponer sus filas, no dejarse desmoralizar por la afectada sobreactuación de una oposición que creía tener al alcance de la mano lo que no le habían concedido las urnas y ponerse manos a la obra, haciendo valer los frutos de una gestión de Gobierno, como la que han llevado a cabo Cristina Cifuentes y sus antecesores.
El País recuerda que Cifuentes es una muesca más de lo que le viene pasando al PP de Madrid:
El Partido Popular de Madrid ha alcanzado cotas de podredumbre solo similares a las del Partido Popular en la Comunidad Valenciana. Si allí han sido los casos Gürtel, Imelsa, Cooperación, Fabra o Taula, entre otros, los de la Comunidad de Madrid no les han ido a la zaga: también Gürtel y todas sus ramificaciones, Lezo, Púnica, etcétera. La corrupción ha llevado a la cárcel al expresidente Ignacio González, al exsecretario general del PP Francisco Granados y ha arrojado sospechas sobre las grandes operaciones económicas en la Comunidad. El lodazal en ambos feudos del PP, que sostuvo el poder en estas dos autonomías durante los años en que gobernó el PSOE en España y en varias comunidades, ha desbordado a las familias del PP y altos cargos municipales, autonómicos y de partido en múltiples instancias.
Arcadi Espada, en El Mundo, insinúa que Cifuentes podía ser víctima de una enfermedad para proceder al hurto de dos cremas:
Lo que ayer mostraron las sórdidas imágenes de la trastienda del supermercado fueron las consecuencias de una enfermedad. Nada que ver con el máster, cuyas tasas pagó. Sería una discriminación innoble hacia cualquier enfermo negarle la posibilidad de cometer actos inmorales, autónomos de su enfermedad.
El Mundo exige la regeneración del Partido Popular y no solo poner parches a lo de Cifuentes:
El PP se juega en Madrid mucho más que un gobierno autonómico. Se ha sacudido la presión de la moción de censura, pero también ha cargado de argumentos a Cs en su exigencia de regeneración. La tarea urgente de Génova es sustituir a Cifuentes, que no puede aferrarse al escaño ni seguir rigiendo el PP madrileño. Pero su tarea realmente sustancial es la de enhebrar un discurso sólido y una estructura orgánica capaz de expulsar de la abulia a un partido consumido por la pesada losa de la corrupción y las luchas de familia.
Emilia Landaluce muestra su amargor porque los regeneradores de Madrid quieran ser unos podemitas con cuentas pendientes:
La política no debería justificar la mezquindad. Cifuentes era mi presidenta porque nos había bajado los impuestos y nos eximía (como Aguirre) de pagar Sucesiones y Patrimonio. Por otro lado, se había decantado por la política menor, de emoticono y juego de Tronos. No es de extrañar que ayer cayese porque la vimos cometiendo, presuntamente, un hurto menor. La política en España es para menores sin reparos. Más doloroso es comprobar que los regeneradores de Madrid no son otros que el becario black Errejón (el otro día en La Sexta volvió a mentir) y Echenique en negro.
Raúl Del Pozo también deja caer la cuestión de la cleptomanía en el caso de Cristina Cifuentes:
Según ella, se va para impedir que la izquierda presente la moción de censura, pero lo cierto es que le han mandado la cabeza de caballo por eso que llaman cleptomanía, la manía de quitar. Parece que es un desorden mental que te lleva a robar algo insignificante para aplacar la ansiedad. Está quedando muy mal, por eso hay que recordar lo que les decía Catón a los romanos: «Preservaos del lujo. Habéis conquistado el país donde crece el algodón, pero acostaos en el duro suelo».