LA TRIBUNA DEL COLUMNISTA

Hermann Tertsch despelleja a Évole por alentar un linchamiento judicial: «Es un follonero de la cloaca de la extrema izquierda»

"Los jueces tienen que empezar a regirse por lo que siente y pide el pueblo. Ya se encargarán Évole, Otegui, Iglesias y otros amigos en transmitir a los jueces qué se espera de ellos"

Hermann Tertsch despelleja a Évole por alentar un linchamiento judicial: "Es un follonero de la cloaca de la extrema izquierda"
Hermann Tertsch y Jordi Évole. PD

Un poquito de todo este 29 de abril de 2018 en las tribunas de la prensa de papel. Cifuentes, Alsasua, Guardia Civil, Presupuestos y la sentencia de ‘La Manada’. En cinco días de semana laborable, del 23 al 27 de abril de 2018, la cosa ha dado mucho de sí, incluso con Cataluña, pero ahí siguen perdidos en el limbo y en seguir forzando la máquina de designar candidatos ilegales.

El editorial de ABC critica, con razón, el abandono que está sufriendo la Guardia Civil en Cataluña:

Mientras el concepto de normalidad democrática en Cataluña se limite a celebrar elecciones con cargo al 155 que, además, podrían volver a ganar los separatistas, seguirán intactos los fundamentos que han permitido al separatismo poner en jaque al Estado y sembrar el miedo y el desasosiego entre las familias de unos guardias civiles que se sienten injustamente abandonados. En muchos pueblos son ellos el último y único rastro que queda de un Estado en retirada.

Hermann Tertsch le dice cuatro cosas claras a Jordi Évole a cuenta de las sentencias judiciales:

Es la hora estelar de los linchadores. «La manada judicial» dictaba Jordi Évole, ese follonero de la cloaca de la extrema izquierda hoy un referente en ciertos sectores de la sociedad española gracias al Gobierno del PP. Nadie crea por tanto que aquí se trata de hacer justicia con nada ni nadie. Se moviliza para destruir a la judicatura en el grado de independencia y resistencia a la avalancha ideológica que busca someter a la sociedad entera.

Imaginen que la chica fuera la mujer de un guardia civil y los cinco borrachos agresores, miembros de la chozna de fiestas de ETA/Bildu. ¿Cuántos habrían salido a la calle contra una sentencia que no han leído, sobre unas pruebas y un vídeo que no han visto y un juicio que desconocen? Se trata, ya lo dice Évole, de los jueces. Que tienen la manía de pedir pruebas. Y eso se tiene que acabar. Tienen que empezar a regirse por lo que siente y pide el pueblo. Ya se encargarán Évole, Otegui, Iglesias y otros amigos en transmitir a los jueces qué se espera de ellos.

Jon Juaristi considera que Cifuentes debió dimitir mucho antes por la gestión del máster, pero critica que se le diese bombo a un vídeo que tenía siete años de antigüedad justo en este contexto:

Creo que la expresidenta tenía que haber dimitido mucho antes y ahorrarnos así su pésima gestión parlamentaria -mezcla indecorosa de cinismo y chulería- del escándalo del máster. Pero mucho más indecentes, infinitamente más indecentes, me parecen quienes han aireado las imágenes del robo tras reservárserlas durante un montón de años, a la espera del momento propicio para sacarlas a la luz. La democracia está siendo destruida desde dentro por una gusanera de sicofantes y chantajistas que utilizan las redes para desestabilizar las instituciones y minar los partidos propios y ajenos.

La Razón le recuerda algo obvio a Rajoy, que por muy bien que vayan las cuentas, el desgaste al que se ha visto sometido el PP puede tener efectos nocivos de no revertir la situación y sólo queda un año para la primera gran cita electoral:

Los estudios demoscópicos sobre intención de voto son contundentes por contumaces en señalar la dinámica bajista del PP, muy condicionado por el desgaste en la gestión de desafíos políticos graves como el golpe separatista de Cataluña y por el estallido de escándalos internos en plazas decisivas como el de Cristina Cifuentes en Madrid. Discutir en el presente los evidentes méritos de una gestión económica brillante del Gobierno es absurdo, pero el hecho es que ese rédito político no compensa a día de hoy otros desaciertos y contratiempos de orden político. Rajoy sabe mejor que nadie que tiene unos meses por delante determinantes.

Arcadi Espada, en El Mundo, se muestra crítico con el follón que se ha montado en torno a la sentencia condenatoria a La Manada:

El veredicto social dice #yoestuveahí, pero el juez sabe que es mentira. Sabe que ni siquiera C -con un gramo de alcohol en sangre- estuvo ahí. Para ser coherentes con su relato de los hechos -entre el relato mayoritario y el discrepante no hay más que la discrepancia sobre un gemido, dolor o placer, cómo interpretarlo- los jueces que condenaron habrían resuelto que hubo violación. Pero tampoco confían plenamente en los hechos que describen. Por esa rendija de incertidumbre se cuela el veredicto social, que exige la condena prevista para las violaciones. El resultado es que la verdad se convierte en una negociación, en una equidistancia. Y los jueces acaban sentenciando, inconcebiblemente, que C quedó un poco embarazada.

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Autor

Juan Velarde

Delegado de la filial de Periodista Digital en el Archipiélago, Canarias8. Actualmente es redactor en Madrid en Periodista Digital.

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