«Yo digo que somos zombies. Ya nos hemos muerto. Lo que pasa es que, como buenos zombies, nos negamos a pensar que estamos muertos».
La frase, pronunciada en su día por Juan Luis Cebrián, encierra en pocas palabras su filosofía durante los últimos años en los que fue amo y señor del grupo Prisa: los periodistas (veteranos) de prensa escrita eran muertos vivientes.
Desde su salida, los nuevos mandamases del conglomerado mediático están empeñados en enterrar la era Cebrián girando el volante de su filosofía unos 360 grados: PRISA vuelve a sus orígenes con la idea de revivir días de esplendor de la mano de alguna de sus ‘viejas glorias’–Soledad Gallego-Díaz, la elegida por PRISA para recuperar a los lectores de izquierdas perdidos por El País–.
Los nombramientos -sorprendentes, para muchos- de Daniel Gavela (León, 1948) en la SER y de Soledad Gallego-Díaz (Madrid, 1951) como directora de El País son la muestra palpable que Manuel Mirat, consejero delegado, y Manuel Polanco, presidente, se encomiendan a la experiencia y a la veteranía para salvar los muebles de un barco que lleva demasiado tiempo navegando en la deriva–La ‘amenaza Herrera’ provocó que la SER se dejase de experimentos fallidos y volviera a confiar en Daniel Gavela–.
Gavela tiene 70 años y Gallego-Díaz, 67. Ambos pueden presumir de que su edad no fue problema para la llegada a sus respectivos cargos porque sus respectivas redacciones les valoran por lo que son y no por lo que hicieron. Si se hiciera una encuesta entre la totalidad de las plantillas, el resultado sería arrollador a favor de sus designios.
Ello contrasta de lleno con la idea que tenía Cebrián de que un periodista que sobrepasara los 50 no era el indicado para comandar el desafío del desarrollo digital, que parecía obsesionarle.
«El 70% de la pérdida de lectores en los últimos años es debido a la revolución tecnológica«, decía Cebrián en una entrevista con Javier del Pino en la Cadena SER.
Sin embargo, parece que en el grupo entienden que lo analógico y lo impreso seguirán siendo, al menos durante los próximos años, las bazas de PRISA para volver a cumplir al dedillo con aquello que el periodista Enric González afirmaba en el año 2007 en una columna que precisamente dedicó en El País a Soledad Gallego-Díaz: un diario es, sobre todo un negocio; secundariamente, un instrumento de poder. En ocasiones, funciona también como servicio al lector.
El problema que ambos se encontrarán para alcanzar sus objetivos no es tanto el fin en sí mismo, a pesar del excesivo entusiasmo con el que algunos el han recibido, sino como los medios, ya que las plantillas de ahora de ambos medios fueron brutalmente recortadas en los últimos tiempos mediante salvajes EREs.
El antecesor de Gallego-Díaz, la última en llegar al cargo, Antonio Caño, se despidió ayer miércoles 6 de junio de 2018 de la que ha sido su plantilla en estos últimos cuatro años consciente de que tuvo que afrontar la que posiblemente fue la etapa más difícil del periódico, y que se ha cerrado precisamente, casualidades del destino, con la llegada al poder de un Pedro Sánchez al que sacudió con saña desde las páginas del rotativo, llegando a calificarlo en un editorial como ‘insensato sin escrúpulos’.
En el día de su adiós algunos quisieron tener palabras de reconocimiento para el cesado:
En sus cuatro años en la dirección de El País, Antonio Caño ha transformado el diario en líder digital en español a nivel mundial, con la mitad de sus lectores en América. En su despedida, sólo tengo palabras de agradecimiento hacia él.
— David Alandete (@alandete) 7 de junio de 2018
Gracias a @antonio_cano_ por una lección diaria de periodismo riguroso y profesional y por la confianza depositada. Ha sido un honor trabajar contigo. Bienvenida Sol! Otro bastión de calidad, rigor y exigencia ética! Grande @el_pais!!! https://t.co/3KlHftFjdm
— Nacho Torreblanca (@jitorreblanca) 7 de junio de 2018
Sol Gallego será el domingo mi nueva directora y es la más grande.https://t.co/ygxtdEU4iZ hora del adiós quiero agradecer la confianza en mí de @antonio_cano_ .
Los directores pasan,@el_pais permanece— Luz Sánchez-Mellado (@luzsmellado) 7 de junio de 2018
El alejamiento de PRISA con el partido ahora en el poder, el PSOE, con el que siempre existió afinidad y cercanía, se ha puesto de manifiesto con el hecho de que los dos rostros más importantes del nuevo gabinete con pasado catódico no provienen de las filas del grupo, sino de Mediaset: Miguel Ángel Oliver, secretario de Estado de Comunicación, que trabajó en Cuatro; y Màxim Huerta, ministro de Cultura y Deportes y cuya trayectoria desempeñó durante muchos años en Telecinco.