El Partido Popular es el protagonista absoluto este 20 de junio de 2018. Sus primarias, que tendrán su resolución dentro de un mes, el 20-21 de julio de 2018, han concitado la atención de tribunas y columnas de opinión. Con María Dolores de Cospedal y Soraya Sáenz de Santamaría en liza, muchos son los que ven un duelo a dos y, a lo sumo, meten como tercera opción a Pablo Casado.
Federico Jiménez Losantos, en El Mundo, habla sobre la guerra sucesoria que se está abriendo en el seno del PP:
Y hasta que Rajoy, en su segundo rasgo de generosidad (el primero, entregar La Moncloa a Sánchez y su cortejo liberticida y españófobo, en vez de convocar elecciones o facilitarlas dimitiendo) dejara en herencia al PP, como Tigrekán I (Fernando VII), esta bonita guerra civil, no dijeron ni pío. Barrunto que de la cruenta pelea entre las niñas ashishinas, la judas de La Sexta y la cajera en diferido, las dos chicas de Rajoy, puede salir ganador el Niño Jesús.
El Mundo cree que la guerra dentro del PP se va a dirimir entre María Dolores de Cospedal y Soraya Sáenz de Santamaría:
En un proceso de primarias nada está escrito de antemano, pero es de suponer que todo se resolverá entre Cospedal y Sáenz de Santamaría. Las dos son abogadas del Estado con experiencia política y de gestión contrastada, y cualquiera de las dos sería la primera mujer que accediese a la presidencia del partido y aspirase a la del Gobierno cuando se convoquen elecciones. Es cierto que ninguna representa la regeneración en sentido estricto, porque ambas crecieron políticamente junto a Rajoy, pero también lo es que sobre ellas no existe la sombra de un pasado relacionado con la corrupción.
Rafa Latorre destaca como Soraya Sáenz de Santamaría optaba por esconderse en La Moncloa cuando las cosas al PP no le iban del todo bien:
Es sabido que las candidatas chocaron por la gestión del intento de secesión en Cataluña, que Cospedal creía que la operación diálogo de Soraya había sido una mezcla de narcisismo e ingenuidad que aplazó la contundencia necesaria y que la secretaria general presume de haberse dejado el pellejo por el partido mientras que, cuando llovía napalm sobre Génova, la vicetodo se refugiaba en el búnker del Gobierno.
Raúl Del Pozo entiende que ni a Soraya Sáenz de Santamaría ni a María Dolores de Cospedal les conviene sacarse los ojos porque, de lo contrario, favorecerían la opción de Pablo Casado:
Va a ser una bella pelea. Dos mujeres fuertes quieren ser presidenta del Gobierno y no creo que ninguna de las dos suba la retórica hasta el aniquilamiento, porque una pelea ciega favorecería al tercero en discordia: Pablo Casado.
ABC, que mete en la terna de candidatos con posibilidades reales de ganar la presidencia del PP a Pablo Casado, cree que la carrera electoral no va ser tranquila:
Nada tiene pinta de ser pacífico hasta el congreso extraordinario. Los contendientes, eso sí, nunca deberían perder de vista el objetivo real: que salga fortalecido y renovado un partido capaz de seguir liderando el centro-derecha y al que los españoles vuelvan a colocar en La Moncloa.
Ignacio Camacho teme que la guerra entre Cospedal y Sáenz de Santamaría acabe rompiendo en dos al partido y dejando escenas como la de la famosa silla vacía en el día de la Comunidad de Madrid:
El único peligro de estas primarias consiste en que las dos principales candidatas representan, cada una a su manera, al tardomarianismo. Por haber estado demasiado cerca del líder caído, al que le deben la carrera, sólo pueden ofrecer entre sí diferencias de talante o de estilo. Ninguna de ellas encarna ni sugiere el imprescindible giro, de índole refundacional, que exige el cambio de ciclo. El suyo es un pulso del pasado cuyo único rasgo innovador, o al menos actual, es su carácter femenino. El resto significa más de lo mismo: las lugartenientes de Rajoy prolongando, como en aquella foto de la silla vacía entre ambas, su viejo conflicto.
Luis Ventoso considera que el PP, aparte de presentar ideas atractivas, debe renovar el casting o habrá Sánchez para rato en La Moncloa:
Se requiere insuflar optimismo sobre el país, fomentar la llegada de inversión exterior, y, por supuesto, fregar Génova con lejía y renovar de arriba abajo el casting. ¿Fácil? Dificilísimo. Pero o eso… o habrá Sánchez para rato.
Juan Fernández Miranda le da también alguna opción al ‘outsider’ Pablo Casado:
Nadie duda de que a priori son las dos candidatas quienes se sitúan en la «pole position», pero ni en sus equipos tienen certezas sobre sus apoyos. Cospedal tiene más fuerza en los cuadros medios del partido -diez años como secretaria general dan para mucho-, pero la exvicepresidenta podría aglutinar un mayor apoyo social. En realidad todo eso está por ver y lo único que saben con seguridad es que la batalla se disputará a cara de perro: ayer mismo comenzaron las presiones internas.
Ambas tienen experiencia y categoría, y personalidades fuertes, pero sus discursos son distintos y la percepción que el votante -y el militante- tiene de ellas es diferente. De las terceras vías solo Casado reúne el potencial de unir, porque si una virtud tiene es que de él hablan bien sus tres jefes en política: Aguirre, Aznar y Rajoy. Ahí es nada, y a tenor de la que se avecina puede jugar a su favor.
La Razón rechaza que las primarias del PP se conviertan en una guerra de personalismos:
Se abre un tiempo nuevo en el PP con un marco de competencia pública por el liderazgo que debe asentarse, más allá de las ambiciones legítimas de cada uno, en la lealtad entre los contendientes y en el compromiso con el partido. Un proceso definido por el juego limpio y por la confrontación responsable y transparente de proyectos e ideas reforzará la organización sea cual sea el resultado final en el congreso. Los personalismos mal entendidos no deben tener cabida en la pugna que se avecina. El PP está por encima de todos ellos.