Luis Ventoso, director adjunto y columnista de ABC, escribe este 3 de julio de 2018 una columna titulada ‘Poco’ en la que se muestra decepcionado con el discurso de Soraya Sáenz de Santamaría. En un debate de ideas y de refundación de partido, Soraya «tiene muy poco que decir».
Se trata también -y sobre todo- de refundar el pensamiento de la gran casa del conservadurismo español y limpiar su cocina. Los cimientos ideológicos son vitales para recuperar la comunión con las clases medias de centro-derecha, el granero del PP, que en parte ha volado a Ciudadanos. Y ahí, sorprendentemente, Soraya parece tener muy poco que decir.
Ventoso le recuerda que lo que dijo en la entrevista en ABC lo podría decir el candidato de cualquier partido:
Lugares comunes, sin concreción alguna. El problema es que sus mensajes servirían también para un candidato de Ciudadanos, o del PSOE, pues son solo tópicos correctos. Siguiendo la campaña sorayista, cunde la sensación de que Santamaría ha caído en el PP como podría haber aterrizado en otro partido. Cabría esperar más fondo de una persona que a diferencia de su ex jefe, que pasaba del mundo de las ideas, está al día del debate filosófico en la derecha liberal y se preocupa por leer e informarse.
Pero el palo más duro va a su herencia política y a la pésima gestión que hizo del tema catalán:
Como parlamentaria puede ser brillante y muy efectiva, pero eso suele coincidir con que el tema debatido la afecte de cerca. En la crisis catalana no anduvo fina, pues alardeó de tener controlada la logística del referéndum y al final los sediciosos la torearon. Por lo demás, ha mandado muchísimo. Los periodistas se autocensuraban al enjuiciarla, porque el oficio está difícil y hay miedo, y hasta su jefa de prensa gastaba aires de vicepresidenta bis.
Ventoso al final, como buen gallego, acompaña la de cal con una de arena:
Pero si hubiese que hacer un balance, cabría resumirla como una política competente, muy por encima del nivel medio de esta España de Irenes Montero, Maíllos y Adrianas Lastra.
Eso no es un balance sino competencia desleal