La negociación de los Presupuestos Generales del Estado entre Pablo Iglesias y el golpista Oriol Junqueras ocupa este 18 de octubre de 2018 los editoriales y tribunas de opinión de la prensa de papel. Nadie ve viable este pacto que solo busca como objetivo final que los presos secesionistas acaben en prisión.
El editorial de ABC tiene claro que Sánchez no es más que el Caballo de Troya que ha puesto en La Moncloa Pablo Iglesias:
Este socialismo es carente de escrúpulos éticos y, capaz de apoyarse en terroristas como Otegui y golpistas como Junqueras, ya no guarda ni siquiera las formas. No lo hizo al utilizar La Moncloa, en lugar de Ferraz, para inmortalizar su pacto presupuestario con Podemos; y no lo hace ahora al callar mientras su socio de gobierno se reúne con un preso para negociar el futuro económico de un país al que pretendió dar un golpe de Estado. Desleal es el Gobierno de España que no cuida los intereses nacionales y los entrega al capricho de quienes insultan al Rey, promueven la discordia y quieren romper España.
Luis Ventoso considera que o los españoles espabilan o el país acaba yéndose a pique:
Estamos sufriendo el mayor deterioro de nuestra vida institucional desde que recuperamos la democracia, es evidente. Pero hay algo que lo desborda todo. Una tropelía que no cabría ni en las más atrevidas y siniestras distopías de Orwell. El jefe del partido comunista, socio principal del Gobierno socialista, acudiendo a un presidio para intentar que un preso golpista, detenido por intentar destruir el país y que probablemente será reo de una sentencia de más de quince años de cárcel, dé luz verde a los Presupuestos Generales del Reino de España. O hay un despertar de la ciudadanía, o España tiene un lúgubre pronóstico.
Isabel San Sebastián no duda de que el PSOE, con Sánchez a la cabeza, ha muerto definitivamente:
El poder tiende a corromper… y el morado que ayer parecía un color espantoso cobra de pronto el matiz de una tonalidad hermosa. Como decía el genial Groucho Marx: «Estos son mis principios; si no le gustan, tengo otros». En cuanto al veterano presidente del Principado, es de suponer que ha tirado la toalla. Ha desistido. Se ha rendido a la evidencia de que el PSOE ya no es el PSOE y carece de energías para dar otra batalla. Se va de la escena callado, por lealtad a las siglas, dando por perdida buena parte de aquello a lo que ha dedicado su vida. Lo dicho; el socialismo español ha muerto. ¡Viva el frente popular!
María Jesús Pérez, la experta en economía del ABC, se lleva las manos a la cabeza por el pacto presupuestario entre PSOE y Podemos:
Llegar a un acuerdo económico con Unidos Podemos para redactar unas cuentas para 2019, ya en poder de Bruselas -ya lo advertí el mismo día del anuncio, tras el «habemus» presupuestos, más que un pacto presupuestario es un preprograma electoral para la extrema izquierda-, ha sido el pistoletazo de salida para pactar en breve otros tipos de políticas entre el rey que no gobierna y el rey consorte, y poder seguir hasta el final de la legislatura con un bloque «sólido» de 151 diputados, superando los raquíticos 84 con los que cuenta hoy el partido en el poder. ¿Y de defender los intereses de los ciudadanos, sabemos algo?
Manuel Marín destaca los ‘méritos’ de Pedro Sánchez en su labor de presidente del Gobierno:
El gran mérito de Pedro Sánchez no es haber sobrevivido a la traición de su propio partido o haber ganado la primera moción de censura en democracia. Ni siquiera, gobernar con 84 diputados. Su mérito impagable consiste en revestir de normalidad prácticas democráticas inéditas, abusivas y de dudosa legitimidad reinterpretando la voluntad de las urnas. Tiene mérito convertir en «normal», en algo higiénicamente democrático y no escandaloso, que la celda de Oriol Junqueras se erija en una comisión parlamentaria paralela en la que Pablo Iglesias negocie con un político cautelarmente inhabilitado los presupuestos de 47 millones de españoles. El precio oculto de los presupuestos -no el coste real de los números- no se discute a puerta abierta en el Congreso, sino a barrote cerrado en una celda. Por eso tampoco se conocerá.
La Razón descarta la viabilidad de los presupuestos pactados entre PSOE y Podemos:
Si ya afirmamos en su momento, cuando se hizo público el acuerdo presupuestario entre el PSOE y Podemos, que estábamos ante la propuesta de un «PER» a escala nacional con meras pretensiones electoralistas, transcurridas escasas fechas debemos reafirmarnos. Porque no es posible elaborar unos PGE que tengan en cuenta los intereses generales de los ciudadanos en estas condiciones de minoría parlamentaria, sobre todo, cuando los presuntos socios tienen sus propias agendas políticas que, como constatará sin duda Pablo Iglesias en sus reuniones carcelarias, poco tienen que ver con el futuro económico y social de España.
Cristina López Schlichting se pregunta cuántos caerán en la trampa que pretenden tejer Sánchez e Iglesias:
Pedro Sánchez confía en el poder propagandístico de las cuentas con Pablo Iglesias. Se dirige a todos los sectores descontentos tras la anterior crisis: jóvenes, ancianos, funcionarios, parados de larga duración, dependientes. Espera que las promesas de nuevos ingresos sean un acicate para animar el voto de izquierdas. Me pregunto, sin embargo, cuántos ciudadanos van a caer en la trampa. Cuántos preferirán taparse los ojos y desoír los chirridos que denuncian que este barco no se va a sostener en el mar en estas condiciones. Las elecciones próximas van a dirimirse entre vendedores de sueños y ciudadanos realistas, entre votos de grandes consignas de justicia e igualdad y electores sencillos y serios, capaces de negar que el paraíso en la tierra sea posible.
El editorial de El Mundo no se corta un pelo y tilda de bochorno e indignidad la negociación presupuestaria con el líder del separatismo catalán:
Quizá no reparamos lo suficiente en la anomalía democrática que supone que el pacto de los Presupuestos de España se ate en una cárcel. El Gobierno de Sánchez es anómalo desde su origen: una moción de censura apoyada por los dos mayores enemigos de la Constitución: el populismo y el independentismo. Pero cabía esperar que se fuera separando de sus impagables hipotecas para gobernar desde la moderación. No ha sido así y lo lamentamos. Ya es grave que el PSOE asuma el discurso económico de Podemos, basado en un pueril maniqueísmo de ricos y pobres; pero que además envíe a Pablo Iglesias a la prisión de Lledoners con la misión de atraer a la formación de Junqueras al pacto presupuestario, con tal de evitar el anticipo electoral, representa un salto cualitativo hacia el bochorno y la indignidad.
Arcadi Espada no duda de que la visita de Iglesias a Junqueras no es para negociar los presupuestos, al menos como objetivo final:
La visita del líder de la Podemia a la cárcel de Lledoners no tiene por objetivo prioritario la negociación de los Presupuestos sino participar de una manera activa en esa estrategia. Iglesias va a decirle a Junqueras que la única posibilidad de que salga pronto de la cárcel es la consolidación en España de una mayoría de izquierdas. Para que a medio plazo cuaje esa mayoría necesita estabilidad y los presupuestos son la condición a corto plazo. Es probable que Junqueras se muestre más receptivo que Puigdemont a ese planteamiento. Pero la única razón no es que el clérigo delirante que poco antes del desencadenamiento de la insurrección galleó con que la economía catalana pararía a una señal suya se haya vuelto más razonable que su compinche. Solo es que está en la cárcel. Confortable, pero cárcel.
Juan Velarde es redactor de Periodista Digital. @juanvelarde72