Humillación, vergüenza, escarnio, oprobio…todos los adjetivos y sustantivos que se les ocurran para definir lo acaecido en Cataluña en la jornada del 21 de diciembre de 2018 tienen cabida este 22 de diciembre de 2018 en las tribunas y editoriales de papel que vienen calentitas con la dejación de Sánchez, vendido directamente al golpismo por unos meses más en La Moncloa.
Luis Ventoso, en ABC, resume con la frase de un mosso de esquadra lo que fue la jornada vivida el 21 de diciembre de 2018 en Cataluña:
Acabó el fin de semana de gloria de Sánchez en Cataluña. La montaña que parió un ratón. Nada ha arreglado. Pero deja a millones de españoles con un regusto amargo de humillación en el paladar tras ver a un presidente, al que soportan sin haberlo elegido, adulando al líder separatista catalán solo para intentar que le prorrogue su estancia en La Moncloa. Las penosas jornadas de ayer y anteayer han constituido un nuevo festival del eufemismo y la realidad paralela Al final, la frase más cabal del día la dejó un mosso con dos dedos de frente, que le espetó a un manifestante: «¿Qué república ni que collons? La república no existe, ¡idiota!». Ese sí dijo la verdad.
Ramón Pérez-Maura habla de auténtica humillación la que hemos tenido que padecer los españoles gracias a los compadreos de Sánchez con Torra:
Fue todo extremadamente humillante. Torra habló de autodeterminación y Sánchez ni se acordó del 155. La ministra Batet tampoco hizo la más mínima mención a la Constitución. La reunión del jueves pretendió ser un preludio para amansar ayer a la fiera. Pero la fiera les acabará devorando si siguen en el poder. La prueba la tuvimos ayer en las calles de Barcelona. Por más que la vicepresidenta intentara convencer a los españoles de que la mañana transcurrió con normalidad, la realidad fue muy otra. Sánchez se sometió el jueves ante Torra y éste mandó tomar ayer las calles contra el débil Gobierno de España.
Ignacio Camacho deja bien a las claras que Sánchez no fue atacado por los CDR porque ‘negoció’ con Torra tener un espacio de seguridad:
Ese airoso recorrido a cuerpo limpio del hotel a la Lonja de Mar era otro simulacro, otro trampantojo escenográfico, otro artificio. La realidad consistía en una ciudad en estado de sitio donde el separatismo había abierto, previa negociación de consentimiento, un espacio de seguridad sucinto, como quien concede un salvoconducto temporal de asilo. Antes y después, Torra y los suyos dejaron claro quiénes son allí los señores de horca y cuchillo, los caciques feudales a cuyos dominios nadie, ni siquiera el legítimo poder Ejecutivo, puede acercarse sin rendir pleitesía ni pedir permiso.
ABC duda de que sean posibles unas elecciones anticipadas porque Pedro Sánchez ya solo vive para satisfacerse a sí mismo:
Hoy Cataluña está peor que hace un año, pero venció Torra ofreciendo una imagen claudicante de nuestras instituciones, representadas en un presidente del Gobierno tan henchido de vanidad que es incapaz de ver la trampa en la que está metiendo a España. Si Sánchez pretendiese autorizar una votación en Cataluña, está obligado a planteárselo a los españoles y no a ocultarlo en busca de votos para aprobar sus Presupuestos, o de fotografías vergonzantes. ABC ya es plenamente consciente de que el clamor para que convoque elecciones generales es estéril. Su oportunismo, su capacidad de resistencia y su inanidad intelectual para pensar en algo bueno para España se lo impiden. Sánchez solo vive para seguir siendo Sánchez. No hay más.
La Razón apunta que los ciudadanos no quieren diálogo con quienes, además, no pretenden hablar, sino imponer:
Ayer, los ciudadanos de Cataluña fueron, una vez más, tomados como rehenes por los extremistas, que, si bien dieron lugar a algunas actuaciones contundentes de la Policía, quedaron sin amparo a la hora de poder ejercer sus derechos a la libre circulación o a desarrollar su jornada laboral con normalidad. Nada que no se hubiera visto antes, pero que un Gobierno que se precie no debería tolerar. Los ministros, es cierto, pudieron reunirse sin mayores problemas en una ciudad con amplias zonas hurtadas a la normal convivencia. Pero no es eso lo que exigen los ciudadanos. Quieren elecciones y no la apertura de procesos de diálogo que, en el fondo, sólo ponen en cuestión la soberanía nacional.
El País sigue a lo suyo, vendiendo humo con la reunión entre Sánchez y Torra:
La reunión entre el presidente del Gobierno y el de la Generalitat era necesaria, como también es necesaria la continuidad del diálogo institucional y un control del orden público, dos hechos ante los que han sentido gran alivio amplios sectores de la ciudadanía no independentista en Cataluña. Sobre la Generalitat y sus pronunciamientos pendientes recae ahora la responsabilidad de decidir si perseguir la quimera de algunos justifica empujar de nuevo a todos a un escenario insoportable.
El Mundo considera que Sánchez está obligado a convocar ya elecciones tras el esperpento vivido en Barcelona:
Llegados a este punto, la situación de descontrol y desamparo creada por el Gobierno socialista resulta completamente insostenible. La única salida honrosa que le queda a Sánchez es convocar elecciones. Y si se empeña en lo contrario, le tocará a la oposición forzar al presidente a poner las urnas. No puede prolongarse ni un minuto más la vergüenza de un Gobierno cuya deriva arriesga la unidad y la paz social de España.
Juan Velarde es redactor de Periodista Digital @juanvelarde72