‘Haz que pase’. Sin duda el lema elegido para la campaña del PSOE se ha convertido en el chiste de las últimas horas. Tribunas y editoriales de la prensa de papel de este 3 de abril de 2019 se mofan de la ocurrencia de los asesores de Pedro Sánchez y muchos ven en ese eslogan un paso más hacia el hundimiento de quien, de momento, solo vive de las encuestas del CIS.
Bieito Rubido critica en su Astrolabio en el ABC la impostura de Pedro Sánchez con el ‘nuevo’ lema de campaña del PSOE, el de ‘Haz que pase’:
Ahora, han decidido facturar un vídeo promocional inspirado en ‘Titanic’ y aderezado, además, con el lema de una cruzada de los demócratas norteamericanos. Se confirma que esto de copiar es un signo de los tiempos. Asesores del mundo imitaos los unos a los otros. ¡Cuánto daño han hecho algunas series de televisión! Antes, los niños querían ser Clint Eastwood cabalgando en el Oeste, y los jóvenes, semejarse a James Dean… La actual generación política -a caballo del infantilismo y la adolescencia- abraza el estereotipo Obama, sólo en lo formal, pero ni se acerca de lejos a Adenauer o a Clement Attlee. Todo en este «sanchismo» es impostura. La España que espera el ciudadano medio es un país unido, donde el de Almería valga lo mismo que el de Barcelona y no se ceda a los chantajes de las minorías; donde haya trabajo, se paguen las pensiones y el futuro no resulte tan incierto como ahora es. Las imitaciones siempre están llenas de defectos.
Álvaro Martínez ejemplifica de modo cinematográfico lo que está siendo en las últimas semanas el sanchismo:
Tal ha sido la risión colectiva, del todo previsible, que quizá el lema sea solo una cortina de humo que se acoja el viejo aserto que sostiene «que hablen de uno… aunque sea bien». Entretenidos con la pamplina del mensaje y el repipi corazoncito, quizá no se hable de cosas con bastante más enjundia, como aquella vergüenza de Pedralbes de un presidente del Gobierno de España recibido como un líder extranjero, del sometimiento de la Abogacía del Estado en el juicio del ‘procés’ para que no acusase de rebelión, del olor a indulto si los golpistas son condenados o de Iceta y su referéndum. Mejor hablar, pues, como en el ‘Titanic’, por muy mal que terminase aquello, que de ‘las amistades peligrosas’ de Sánchez, un problemón para España.
Luis Ventoso se mofa del ‘Haz que pase’ de Sánchez, aunque recordando lo que sucedió finalmente en Titanic:
El PSOE presentó el lema electoral de Sánchez: «Haz que pase». Es atinado. Aunque tal vez le falten dos palabras: ‘Haz que pase: Zapatero 2′. Vuelve el día de la marmota. Verbena de despilfarro cuando el mundo económico enciende las luces rojas. Campaña electoral sufragada con nuestros impuestos (los entrañables «viernes sociales»). Y palanganeos anticonstitucionales bajo cuerda con los separatistas, delatados por la incontinencia verbal del nacionalista Iceta. Al conocer el lema ‘Haz que pase’, Isabel Celaá, la ministra portavoz, hizo una valoración tan sincera como cándida: «Es muy bonito. Es de «Titanic»». En efecto, puro Titanic: el iceberg aparece de frente y el alegre capitán ordena avante toda.
Ignacio Camacho deja temblando a los ‘cerebros’ del tan cacareado ‘Haz que pase’ sanchista:
Como se supone que habrá pasado por cientos de creativos, asesores, gurús demoscópicos y expertos publicitarios cuyos servicios no habrán sido baratos, el lema electoral de Sánchez debe de ser todo un hallazgo. Seguro que se trata de un mensaje meticulosamente diseñado, una maravilla conceptual, un acierto semántico, una síntesis argumental capaz de obrar prodigios extraordinarios, una palanca para movilizar al electorado y una eficacísima fórmula que concitará la adhesión popular en torno a la figura del candidato. Para eso lo han hecho y es imposible que de una tormenta de cerebros tan sabios, de decenas de pruebas comparativas y de los correspondientes estudios de mercado haya podido surgir la más mínima sospecha de fallo. Si los estrategas socialistas lo han elegido es porque están seguros de su efecto práctico, convencidos de lograr con él los objetivos deseados. Pero desde la perspectiva peatonal de un simple ciudadano, de una persona corriente que apenas esté al tanto de las complejas variables sociológicas que en unas elecciones deciden el éxito o el fracaso, resulta inevitable atisbar en el cartel un reverso involuntario que sugiere, con ese ‘Haz que pase’ impreso sobre el rostro del presidente, una imperativa invitación a echarlo.
Pedro Narváez, en La Razón, se cachondea del slogan electoral de Pedro Sánchez:
En Ferraz habrá mucha química, pero poca física, y, sobre todo, una reverencia al líder que les hizo perder el sentido. ‘Haz que pase’ es un eslogan de Navidad, para el sorteo de la Lotería, cursi y un poco naif propio del infantilismo con el que se acuna la España de hoy. Todos somos niños de teta en busca de un biberón, deben pensar los padres de la patria. Pero esta vez la leche estaba cortada. Si me permiten los fans, ‘Titanic’ es una de las peores cintas de la historia del cine, cuando aún Leonardo Di Caprio era uno de esos rubios de mantequilla y no el lobo de Wall Street y la retahíla que le regaló Scorsese. Y porque acaba en un hundimiento, sentimental, lacrimógeno, pero hundimiento al fin. Tantos viernes sociales para acabar en el fondo del mar como una sirena varada en su maldición.
Losantos, en El Mundo, sentencia sobre el lema de campaña socialista:
La mejor prueba de que el lema de campaña de Sánchez no es bueno y que, por tanto, Iván Redondo no es infalible, es el comentario de Isabel Celaá, con vocecita de fan de Leonardo di Caprio: «¡Es precioso! ¡Es de Titanic!». Y el gabinete monclovita de bulos y trolas añadió que es la continuación de La España que quieres.
Juan Velarde es redactor de Periodista Digital @juanvelarde72