¡Menudo canguelo que tienen en Podemos! La formación de Pablo Iglesias comienza a ver con verdadera preocupación que Pedro Sánchez no está urgido a formar Gobierno con unos partidos determinados, sino que puede elegir y además tampoco quiere dar un paso hasta ver qué deparan los comicios municipales y autonómicos del 26 de mayo de 2019 –Colosal baño de Nacho Torreblanca a Iglesias desmontando su artículo antimonárquico en El País-.
Ignacio Torreblanca, en El Mundo, pronostica que el líder del PSOE no está por salvar a los podemitas y hasta intuye una cierta vendetta personal de Sánchez por haberse quedado fuera de La Moncloa en aquella famosa investidura fallida de marzo de 2016, después de que le negase a Iglesias lo que se había pedido en una esperpéntica rueda de prensa, la mitad del gabinete ministerial con miembros (y miembras) de Podemos –Torreblanca rompe en dos a Podemos con unos espeluznantes datos que desmontan su feroz campaña contra VOX-.
Arranca así Torreblanca:
Son tantas las ansias de Podemos por entrar en el Gobierno y tan poco el entusiasmo de Sánchez que como la cosa siga así, Iglesias va a denunciar a Sánchez por maltrato psicológico. Porque Unidas Podemos está que se gobierna encima de desesperación para así redimir los errores, purgas y fracasos de estos años, pero lo último que parece querer Sánchez es conceder un balón de oxígeno a quienes han mostrado estar en las últimas, electoral y políticamente.
Aunque reconoce que la relación entre Rivera y Sánchez no está precisamente en un estado de luna de miel, recuerda que con el líder de Podemos hay incluso menos confianza por parte del ‘okupa’ de La Moncloa –El impaciente Iglesias ya no espera ni al 28-A y le ‘expropia’ a Sánchez la cartera del Ministerio del Interior-:
Se ha hablado mucho de si la relación entre Rivera y Sánchez está rota pero poco de la nula química y total desconfianza que hay entre Sánchez e Iglesias. ¿Recuerdan la pirula que le hizo Iglesias a Sánchez en enero de 2016 convocando una rueda de prensa para informar de que se había ofrecido al Rey como vicepresidente en un futuro Gobierno del que Sánchez no había oído ni hablar? ¿Y el no de Iglesias a la investidura de Sánchez en marzo del mismo año que facilitó la supervivencia de Rajoy? Pues parece que Sánchez no ha olvidado ni aquella humillación («la sonrisa del destino», se llamó aquello) ni la arrogancia de aquellos que no solo querían asaltar los cielos sino primero pasar el PSOE a cuchillo de sorpasso electoral.
Torreblanca tiene claro que hay trazas de venganza contra los morados en los pasos que está dando Podemos –Los seis ministerios que el ‘vicepresidente’ Pablo Iglesias exige a un pasmado Pedro Sánchez-:
Observando las prisas de Podemos y cómo el Gobierno ha parado el reloj con una absurda ronda de contactos la semana que viene (como si Sánchez fuera el Rey y necesitara reunirse con Casado y Rivera…) se comprueba, primero, que la venganza es un plato que se come frío y, segundo, que al PSOE le interesa esperar a después de las elecciones del 26 de mayo para tomar decisiones. También, especulo, que esté pesando en el ánimo de los dirigentes socialistas que el guante blanco practicado con Iglesias en los debates haya contribuido a revivir un Podemos que se daba por liquidado. Mirando a la derecha y observando el daño que Rivera le hizo a Casado a pesar de ser socios potenciales, cabe preguntarse qué hubiera pasado si Sánchez le hubiera pedido a los españoles aquello que ahora parecer querer: una mayoría suficiente para gobernar sin ataduras.
Y termina provocando auténticos tembleques en la parroquia podemita –Pablo Iglesias se hace la víctima tras el escándalo del chalet de lujo: «Jugamos con el árbitro en contra»-:
En Podemos se consideró, seguramente con razón, que quedar fuera del gobierno salido de la moción de la censura en junio pasado saldaba las cuentas por el no a la investidura de 2016. Pero quedar fuera del gobierno que se está formando ahora es una cuestión existencial: la diferencia entre la irrelevancia y la centralidad de Podemos durante los próximos cuatro años pasa por entrar en el Gabinete de Sánchez. ¿Hacia dónde girará finalmente Sánchez el pulgar? ¿Hacia arriba o hacia abajo?
Juan Velarde es redactor de Periodista Digital @juanvelarde72