¿Es Albert Rivera un político coherente? En cuatro años, según cuenta este 31 de mayo de 2019 el periodista Luis Ventoso en su tribuna de ABC, el líder de Ciudadanos no se ha caracterizado precisamente por ser un político de firmes y arraigadas convicciones. Lo que hoy era negro, mañana pasaba a ser blanco, así, directamente, sin matices y sin graducaciones –Albert Rivera está como un pato mareado y demuestra que es capaz de cometer la traición más alevosa-.
Comenta Ventoso que:
Algunos politólogos carcamales tachan a Ciudadanos de ‘partido bisagra’. Tales críticas viperinas e infundadas molestan a la cúpula naranja, lógicamente, pues sí algo ha primado en la singladura naranja es la coherencia.
Comienza recordando lo sucedido en las elecciones generales de 2015 y 2019 y como ha cambiado su criterio –La misteriosa razón de Albert Rivera para romper con su novia Beatriz Tajuelo-:
En diciembre de 2015, el PP gana las generales con 123 escaños y Sánchez queda segundo con 90. Dos meses después, Rivera y Sánchez firman con máxima solemnidad un acuerdo en el Congreso para investir como presidente al derrotado líder socialista. Rivera declara que con el estupendo acuerdo comienza «una nueva Transición». Rivera 2019: «No vamos a pactar jamás ni con el PSOE ni con Sánchez. Los echaremos y punto». Pura coherencia.
Pasa a rememorar lo acaecido en Andalucía y en Cataluña –Albert Rivera ve ‘irresponsable’ descartar una negociación con VOX-:
Ciudadanos nació como el partido de la regeneración de la vida pública. En junio de 2015, votaron a favor de la investidura de Susana Díaz, representante de la formación que en Andalucía ha sido sinónimo de corrupción y que orquestó allí el mayor ultraje de nuestra democracia: los ERE. Tras mantener a Díaz tres años y aprobarle tres presupuestos, en septiembre de 2018 Cs se despierta una mañana y de repente repara en que Díaz incumple sus promesas de regeneración y la dejan caer. Pura coherencia.
Septiembre de 2017. El proceso golpista catalán que se consumará al mes siguiente ya está lanzado. Pero Ciudadanos rechaza aplicar el 155: «No podemos apretar el botón rojo de la suspensión de la autonomía», advierte Rivera. Rajoy intenta que PSOE y Cs se sumen al escudo constitucional del 155, pero ambos ponen trabas y costará convencerlos. Año 2019: Rivera es el máximo paladín de otro 155 y exige a los barones de Sánchez como requisito para todo pacto que apoyen esa medida. Pura coherencia.
Tampoco olvida como obliga a los demás a echar a presuntos corruptos y como ahueca el ala cuando la Justicia demuestra que sus pretensiones eran erróneas –¿Quo vadis Albert Rivera y dónde llevas a Ciudadanos?-:
Enero de 2018, Ciudadanos pone como condición para apoyar los presupuestos de Rajoy que el PP eche a la senadora Pilar Barreiro, investigada en la Púnica. Octubre de 2018, el Supremo archiva la causa contra Barreiro, inocente. Se siguen esperando las disculpas de Cs. Pura coherencia.
Tampoco escapan a Ventoso sus vaivenes en Cataluña –Albert Rivera da el visto bueno al salto de Arrimadas a Madrid y provoca una sacudida en Ciudadanos-:
Diciembre de 2017, la estupenda Arrimadas logra una meritoria e inédita victoria para el constitucionalismo en las autonómicas catalanas. Primavera de 2019, Arrimadas se larga a Madrid dejando tirados a los electores catalanes que confiaron en ella. Pura coherencia.
Ayuntamiento de Barcelona. Rivera ha encontrado a un candidato sorprendente e ideal: Valls. Mayo de 2019, Valls se despeña en las municipales y acaba diciendo que quiere apoyar como alcaldesa a Colau, mientras la cúpula de Ciudadanos apuesta por el PSC. Pura coherencia.
Cambios de carril que tampoco escapan a nivel nacional –La ‘veleta’ naranja ya no sabe hacia dónde girar: Rivera niega el carácter constitucionalista al PSOE de Sánchez…y duda del de VOX-:
Rivera queda de tercero en las generales. En las autonómicas y municipales se sitúa muy por detrás del PP y no logra ni una comunidad ni una alcaldía importante. Pero proclama que ahora él es el líder de la oposición. Magia.
Ciudadanos es un partido liberal, pero que podría apoyar al PSOE en algunas comunidades, al tiempo que pone líneas rojas a Sánchez, que hoy es el PSOE. En paralelo, en Andalucía colabora con Vox y el PP. El círculo cuadrado.
Y sentencia:
Conclusión: Cs no es un partido bisagra ni veleta. Su trayectoria es seria y coherente. Y ahora, con la venia, voy a tomarme un pacharán y seguir flipando…
Juan Velarde es redactor de Periodista Digital @juanvelarde72