Quién te ha visto y quien te ve, Juan Luis Cebrián (La novia rumana de Juan Luis Cebrián es rubia, diseñadora y 30 años más joven que él).
El ex presidente del Grupo Prisa y ex director de El País, que tiene ya 74 años y ha sido todo en el periodismo español, se pone cursi, muy al estilo del declinante Pedrojota Ramírez (Alfonso Ussía mete el miedo a los académicos de la RAE destripando el calamitoso currículum de Cebrián).
Habrá quien diga eso de de ‘a la vejez viruelas‘, pero cuesta entender que un gigante como él en los medios de comunicación, un tipo que ha ocupado un espacio enorme entre los periodistas españoles desde hace más de medio siglo, ande ahora por el papel couche haciendo confesiones íntimas, pero la vida es así.
Juan Luis Cebrián cuenta en Vanity Fair que encontró de nuevo el amor a los 70 años con Mihaela Mihalcia, una mujer apasionada por la literatura 37 años menor que él y con una hija de 14 años.
Se casaron en septiembre del año pasado, en lo que era la tercera vez que el periodista se subía al altar tras sus dos matrimonios anteriores con Gemma Torallas Gatoo, con quien tuvo cuatro hijos, y con Teresa Aranda, madre de sus otros dos retoños.
Meses después de darse el «sí quiero», posan juntos y declaran su amor a los cuatro vientos.
La historia del periodista y su tercera mujer comenzó hace cinco años, en un club de Londres:
«Fue un poco por casualidad, tomando una copa. Me cayó simpática, pero no fue un amor a primera vista».
«Llegó con sus amigos y yo estaba con los míos. Me dijo que trabajaba en media y comunicaciones. Cuando nos despedimos, me dio su mail».
Desde ese primer momento, Juan Luis quedó impresionado por sus conocimientos literarios:
«Me preguntó qué me parecía (Charles) Bukowski y me quedé muy sorprendido. No es un autor muy extendido entre los jóvenes».
A Mihaela, Miki para sus amigos, también le despertó cierto interés aquel enigmático señor.
«Me dijo que era periodista. Poco más. Muy discreto. Cuando llegué a Rumanía, lo busqué en Internet, pero estaba todo en español. Y no me voy a poner a traducir una página de Google para ver qué pasa con este chico, ¿no? Hay que ser un poco loca para hacer esto».
Se intercambiaron varios mails y el fundador de El País la invitó a España, donde siguieron conociéndose. Cebrián descubrió rápido la pasión de Miki por el mundo de las letras:
«Mi madre trabajaba en una editorial del Partido Comunista y mi casa estaba siempre llena de libros».
El exquisito gusto de esta joven rumana despertó un fuerte sentimiento en él, que comenzó a desplegar sus armas de conquistador.
«Un día quedamos en Suiza y me dijo: ‘Tengo una sorpresa para ti’. Le tendió su móvil y ella escuchó una voz desconocida: «Hello, I am Paulo Coelho».
Mihaela alucinó: «¡Pensaba que era mentira!».
«Me firmó unos libros, nos hicimos fotos y pasamos una noche inolvidable », asegura Mihalcia, antes de rematar:
«Esas son las cosas me pasan con Juan».
Su relación marchaba también que Cebrián le pidió matrimonio. Así lo rememora ella:
«Me pidió matrimonio hace dos años. Fue muy bonito. Muy romántico. Con el anillo y todo. Se puso de rodillas, a lo clásico (…) Nunca pensé que iba a encontrar a alguien como Juan. Me gusta la gente madura, pero me había rendido».
El sentimiento de amor es mutuo:
«No solo había pensado que no me volvería a enamorar a mi edad, sino que había decidido que, si me divorciaba, desde luego nunca me volvería a casar».
Cebrián confiesa lo que más admira de su tercera mujer:
«Muchas cosas, pero sobre todo me interesa mucho su opinión, porque es virgen. No tiene prejuicios. Y es muy auténtica. Jamás te dirá algo diferente de lo que piensa».
Estar con uno de los hombres más importantes del panorama de la comunicación en España ha llevado a Mihaela a conocer a personajes de la talla de los reyes Felipe VI y doña Letizia, la presidenta del Congreso, Ana Pastor y una gran cantidad de ex presidentes de Gobierno, escritores,… Todo esto aún sorprende a Mihalcia:
«A veces creo que no soy consciente del poder que tiene Juan en España. Yo lo veo como mi marido, el amigo de mi hija, el papá de sus hijos ».
Los 37 años de diferencia parecen ser lo único que los separa. A los dos les gusta el dulce, odian el deporte, aman la literatura y adoran bailar.
«Vals, salsa, da igual. Juan baila fenomenal».
Miki resume en una frase el secreto de su éxito:
«Juan nunca me ha puesto ningún límite. No me ha dicho cómo me tengo que vestir ni comportar. Me ha dejado ser libre».