Los Presupuestos Generales del Estado son la moneda que circula este 30 de enero de 2019 por las tribunas y editoriales de la prensa de papel. Nadie pone en duda de que el anuncio de la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, de que si no se aprueban las cuenta habrá adelanto electoral no es más que un burdo chantaje de muy corto recorrido.
El editorial de ABC critica que el Gobierno utilice los Presupuestos como modo de chantaje a los separatistas para que los aprueben o bien Sánchez rompe el tablero y convoca elecciones:
La afirmación hecha ayer por la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, de que si el Gobierno no consigue aprobar los Presupuestos del Estado habrá elecciones generales anticipadas en 2019, es otra muestra más de la levedad y ligereza con la que Pedro Sánchez se dedica a especular con el futuro de todos los españoles. Es una evidencia que Sánchez y el independentismo se necesitan mutuamente sin importar las consecuencias que ello pueda acarrear para el PSOE. Sin embargo, no es posible que un Ejecutivo sostenido por 84 escaños pueda sobrevivir sin aprobar las cuentas públicas, y por eso las palabras de Montero suenan a ultimátum para sus socios de moción de censura porque la alternativa, la convocatoria a las urnas, podría implicar una futura mayoría absoluta de centro-derecha. De ahí la rogativa de La Moncloa al secesionismo y a Podemos para que flexibilicen sus exigencias y no condenen a muerte la legislatura.
Manuel Marín tiene claro que la amenaza lanzada por María Jesús Montero, la titular de Hacienda, no es más que un globo sonda porque ni a Podemos ni a los separatistas les interesa ir a elecciones:
La pregunta que debe resolverse es a quién le interesan elecciones. No hay más. Sin presupuestos, la legislatura muere porque prorrogar las cuentas aprobadas por Rajoy desarmaría argumentalmente a Sánchez ante el electorado de la izquierda. Por tanto, a Sánchez no le interesa ni prorrogar ni convocar aunque el aldabonazo dado por el gobernador del Banco de España sea demoledor y vea inviables las cuentas diseñadas por el PSOE. A Podemos, en pleno proceso de descomposición interno, tampoco le interesan elecciones. El último sondeo de ABC le asigna una treintena de escaños en un descalabro fulminante. El secesionismo vive mejor con Sánchez y con su minoría dependiente que con una hipotética alianza de las derechas. Si aun estando enfrentados Torra, Puigdemont y Junqueras deben decidir entre una amenaza y Sánchez, siempre apostarán por Sánchez.
El editorial de El Mundo tiene claro que ni chantaje ni nada, que los Presupuestos de Sánchez no hay quien los sostenga ni los defienda:
Estas cuentas no se sostienen porque nacen condenadas por el mismo pecado original que franqueó el acceso de Sánchez a La Moncloa: la necesidad de contar con los votos de separatistas con un juicio en ciernes por rebelión y de populistas de izquierda radical que exigen condiciones inasumibles. Nadie solvente se cree los Presupuestos de Sánchez. Pero sus deficiencias técnicas no son más que la lógica consecuencia del empeño en gobernar con 84 diputados mediante alianzas con extremistas. Un presidente que elige esas compañías para su ley más importante solo puede estar pensando en su supervivencia a corto plazo, nunca en el interés general de España, que necesita una política económica de signo opuesto para afrontar la desaceleración.
La Razón también tiene claro que al Ejecutivo de Sánchez no le interesa ir a unas elecciones y por eso esgrime el fantasma del miedo a las urnas:
Ni a la extrema izquierda ni, mucho menos, a los partidos nacionalistas que hoy sostienen al Gobierno les interesa lo más mínimo acudir a las urnas. Es, pues, al voto del miedo al que apela la ministra Montero, siguiendo la misma táctica que ha llevado al equipo directivo de Podemos a tener que plegarse en Madrid al órdago del binomio Carmena-Errejón, so pena de presentarse divididos a las elecciones y perder cualquier posibilidad de victoria. Y si los problemas internos de Podemos, que no deja de caer en los sondeos, condicionan la capacidad de decisión de la formación que dirige Pablo Iglesias, qué decir de los partidos separatistas catalanes, ERC y PDeCAT, a quienes la amenaza de un adelanto electoral que diera la victoria a un bloque como el que conforman el PP, Ciudadanos y VOX, cuyas propuestas para contrarrestar el desafío del golpismo soberanista pasan por una aplicación intensa y prolongada en el tiempo del artículo 155 de la Constitución, pesa mucho más, en el plano político, que el ninguneo amable del actual presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y, en el económico, que la denunciada infrafinanciación autonómica.
Sabino Méndez considera que a los partidos catalanes el reto lanzado por la titular de Hacienda, o Presupuestos o elecciones, les ha dejado indiferentes:
Las declaraciones de la ministra Montero hablando de elecciones en 2019 han sido recibidas por los partidos catalanistas con aparente frialdad e indiferencia. En un contexto de faroles, falsas amenazas y constantes avisos ‘serios’, da la sensación de que la absoluta división que muestran los catalanistas les empuja a velar armas de cara a una campaña electoral, más que a preocuparse por un paquete de presupuestos (los suyos y los del Gobierno central) en los que nadie parece creer y ni siquiera querer.
Juan Velarde es redactor de Periodista Digital @juanvelarde72