Si es usted uno de esos que aún forman, según la demoscopia, parte de ese 20% de indecisos de cara a las elecciones generales del 28 de abril de 2019, seguramente le convenga conocer que Pedro Sánchez sigue negociando entre bambalinas con los golpistas que, de momento, ya le han dado el respaldo para sacar varios decretos adelante, tal y como denuncian editoriales y tribunas de papel de este 4 de abril de 2019.
El editorial de ABC denuncia como Pedro Sánchez, con tal de saca adelante sus decretos, vuelve a pactar con los mismos partidos que le auparon a la Presidencia del Gobierno en junio de 2018:
El PSOE ha hecho que pase -como pide su eslogan electoral- lo que nunca debió pasar: que el partido de la izquierda nacional y constitucionalista ha dejado de ser una cosa y otra, para aceptar el papel de comodín de todos y cada uno de los grupos políticos cuyo objetivo es la demolición del sistema constitucional de 1978. Ni lo más perverso del arco parlamentario -los proetarras de Bildu- tuvo duda en apoyar a Pedro Sánchez, ni este la tuvo en aceptar silente y complaciente los votos de un partido filoetarra. Está claro que esta mayoría de ayer quiere volver a ser la mayoría del 28 de abril con Pedro Sánchez en La Moncloa, candidato real de una coalición que, por separado, está sentada en el banquillo de la Sala Segunda del Tribunal Supremo, legitima el terrorismo de ETA y pugna por derogar la Constitución de 1978. Tomen nota.
Luis Ventoso se hace una pregunta esencial de cara a ese porcentaje que supuestamente hay de indecisos de cara a las elecciones generales del próximo 28 de abril de 2019:
Supone una burla a los españoles que el Gobierno de nuestro país nos niegue una información tan elemental como saber qué transferencias ha cedido para lograr el apoyo nacionalista. Es de primero de democracia que tras una cesión así un portavoz del Gobierno debe comparecer al momento para informar al público de las condiciones del acuerdo. ¿Dónde está la prometida transparencia? ¿Dónde quedan las promesas de regeneración y nueva luz en la vida pública? A riesgo de resultar un poco plomo, repito una pregunta: ¿De verdad el 20% de votantes españoles todavía indecisos van a votar a Sánchez? O dicho de otro modo: ¿Apoyarán a un presidente que volvería a ser rehén de la logia del lazo amarillo y de Bildu? No está de moda decirlo, pero cuesta mucho creerlo.
María Jesús Pérez observa que Sánchez ya tiene seguramente acordadas unas dádivas con Podemos y PNV después de que le sacaran adelante nada más y nada menos que seis decretos:
Sánchez se prepara para volver a subir las escalinatas de La Moncloa por la puerta delantera pero dejando abierta ya la trasera a sus aliados parlamentarios: PNV y Podemos. Tengan presente que «nadie da duros a cuatro pesetas». Si algo tiene su precio, ningún individuo racional lo ofrece sin obtener un «lucro» a cambio. Sánchez deberá tener presente que la lealtad disfrazada de los vascos puede volvérsele en contra si no cumple, y el coste de sus medidas sociales -casi 4.000 millones- tendrá que salir de algún sitio, y los socialistas siempre tiran de inversiones. ¿Las vascas?
Fernando Rayón, en La Razón, no tiene la menor duda de por dónde van los tiros ante los apoyos de los nacionalistas y polemistas a los decretos de Sánchez:
El PNV estaba en contra de la ley que modificaba el mercado de la vivienda y alquiler. Así lo había dicho. ¿Y por qué ha cambiado? Pues porque el Gobierno se ha comprometido a desatascar las transferencias pendientes al País Vasco. También Arnaldo Otegi ha confirmado sus contactos con el Gobierno para asegurar el voto de Bildu en la Diputación Permanente del Congreso. Y si sumamos a los nacionalistas vascos a Unidos Podemos, ERC, PDeCAT, Compromís y también Ciudadanos, tenemos ya la suma de todos los apoyos. Y la guinda. El PNV, por boca de Aitor Esteban, ha reconocido que el Gobierno «nos ha asegurado su buena voluntad y en función de ello hemos tomado la decisión». Eran una treintena de transferencias. Ya sabemos cómo va a gobernar Sánchez si sigue en el Gobierno.
El Mundo tiene claro que la imagen que se dio en el Congreso con el Gobierno negociando con los separatistas es lo más degradante que se ha podido ver en democracia:
Lo más degradante de la foto que ayer reeditó la alianza de la moción de censura, prebendas al PNV aparte, fue el decisivo voto de Bildu, del que Otegi corrió a ufanarse. Otra primera vez: que los testaferros de la banda asesina, sin haber condenado explícita e inequívocamente sus crímenes sin recurrir a eufemismos cobardes, posean el poder de condicionar la acción del Gobierno de España. Pero lo poseen porque Pedro Sánchez se lo ha concedido. Porque Sánchez es capaz de hacer eso -blanquear a los batasunos- y de hacer que pase otra vez tras el 28-A.
Juan Velarde es redactor de Periodista Digital @juanvelarde72