Si Valle-Inclán se levantara de su tumba se volvería a la misma del susto. El surrealismo de ‘Luces de Bohemia‘ se queda en un juego de niños después de ver lo acontecido en la jornada del 16 de abril de 2019 en España. Mientras la Junta Electoral Central, alegando que Vox no dispone de grupo parlamentario y por tanto queda debidamente excluido del debate a cinco de Atremedia, aunque ese criterio no se aplicó en 2015 ni con Podemos ni con Ciudadanos, al mismo tiempo permite que el preso golpista Junqueras dé una rueda de prensa desde la cárcel de Soto del Real –Atresmedia borra a VOX y hará un debate a cuatro tras la decisión de la Junta Electoral–.
La Junta Electoral permite a Junqueras, el golpista, hacer debates desde la cárcel. Y el mismo día impide que VOX participe en el debate televisado, porque sabían que íbamos a ganarlo.
Ya ni disimulan: primero intentaron la manipulación de nuestro mensaje en los medios…— Santiago Abascal (@Santi_ABASCAL) 16 de abril de 2019
Esto es lo que leerán en las tribunas y diario de la prensa de papel del 17 de abril de 2019, salvo en La Razón, que como medio del grupo de Atresmedia prefiere ponerse de perfil sobre un tema bastante delicado –La Junta Electoral Central ‘chafa’ el debate de Atresmedia por incluir a VOX-.
El editorial de ABC critica la decisión de la Junta Electoral de excluir a Vox del debate a cinco partido que iba a tener lugar el 23 de abril de 2019 en Atresmedia –VOX abochorna a la Junta Electoral restregándole por la cara que permitió debates con Podemos y Cs-:
La Junta Electoral se equivoca, ya que su resolución supone una intromisión inaceptable en ámbitos tan esenciales como el derecho a la información y la libertad de prensa. Al tratarse de una televisión privada, y habiendo dado los partícipes su visto bueno al formato escogido, el citado organismo nada debería haber objetado a la emisión de dicho debate. Además, su extensión a otros partidos hubiera hecho inviable su celebración. Por si fuera poco, la Junta se equivoca por partida doble, ya que ayer su delegación provincial en Barcelona autorizó a ERC la realización de un acto electoral en la cárcel de Lledoners, donde permanecieron los procesados del 1-O hasta el inicio del juicio, contribuyendo así a alimentar el victimismo separatista.
Rubén Amón, en El País, celebra la exclusión de Vox en el debate de Atresmedia y arguye razones como la carencia de representación parlamentaria del partido de Abascal. A ver, Rubén, ¿qué grupo parlamentario tenían en 2015 Ciudadanos y Podemos? Ninguno y aún así fueron invitados a los debates que hubo en esa campaña electoral –Sopapo de Ruiz-Quintano desde ABC a Rubén Amón por llamar borrachos a los votantes de VOX: «Es un meñique empalmado que va de cosmopolita»-:
El acontecimiento informativo no siempre coincide con el escrúpulo electoral. Es la diferencia entre la campaña electoral oficiosa -llevamos cinco años- y la campaña oficial -llevamos 10 días-, de forma que la recta final hacia las urnas extrema el rigor sobre los fenómenos desequilibrantes. Por eso un debate de máximo interés periodístico –Sánchez y Abascal en la misma mesa de Casado, Rivera e Iglesias– discrepa con el criterio de la Junta Electoral Central y otorga la razón al recurso de los partidos nacionalistas, no ya irritados por su discriminación en el espacio televisivo, sino contrariados por haberse reclutado a un partido fantasma: Vox. Fantasma quiere decir que el movimiento de Santiago Abascal carece de pedigrí y de representación concreta. Vox constituye un acontecimiento demoscópico, informativo, sociológico, pero no ha alcanzado todavía el umbral de la homologación parlamentaria. Es la razón que lo excluía del debate fallido de TVE y el motivo por el que la fórmula restrictiva de cuatro partidos sirvió a Pedro Sánchez de excusa providencial o de coartada perfecta para quitarse del medio.
El editorial de El Mundo juega a dos bandas, por un lado critica a Abascal y a Iglesias, que, sorprendentemente, coinciden en sus reproches a la Junta Electoral, pero al mismo tiempo reclama una reflexión sobre lo que debe ser o no un partido representativo, más allá de si tenía o no grupo en el Congreso:
La prohibición de la Junta Electoral de celebrar el debate a cinco de Atresmedia ha caído como una bomba. Pablo Iglesias se ha lanzado a criticar la existencia de «vetos a la privada» y Santiago Abascal se ha apresurado a denunciar la «exclusión» de Vox. Ambos se equivocan, interesadamente o por ignorancia. Aunque se trate de un medio privado, la ley es clara: durante el periodo electoral todos los debates deben respetar los mismos principios de pluralismo, de igualdad y de proporcionalidad. Y el último es el que se ha violado al incluir a Vox. Al no entrar en la definición de «grupo político significativo», por no obtener el 5% de los votos en unos comicios que impliquen a todo el ámbito nacional, y por tratarse de un partido sin representación en las últimas generales, su participación en el debate debe ir ligada a la inclusión de otras formaciones que sí la tuvieron. Después de que Atresmedia decidiera limitar el debate a cuatro, esperemos que el tacticismo de Pedro Sánchez no le lleve a rechazarlo. En todo caso, es un buen momento para reflexionar sobre el concepto de «grupo político significativo». Pues tanto por su impacto en el debate público como por su proyección en las encuestas, Vox es, a todas luces, un partido de importancia en el tablero nacional.
Santiago González rescata precisamente el dato esencial, el de que Podemos y Ciudadanos, sin grupo parlamentario, participó de aquel debate de 2015:
Jorge Alexandre explicaba la vía rápida hacia el desprestigio emprendida por la Junta Electoral Central: primero, inventas un concepto como el de grupo político significativo inexistente en la legislación electoral; segundo, le das el significado que te sale de las narices y, tercero, lo empleas para tomar decisiones arbitrarias. En las elecciones de 2015, la JEC admitió en los debates a Podemos y Ciudadanos, que no habían tenido presencia ni grupo parlamentario en la legislatura 2011-2015, porque eran grupos políticos significativos, habían obtenido resultados en las europeas del año 2014 y les sonreían las encuestas. ¿Por qué no valen los resultados de Vox en Andalucía y las encuestas que se desbordan? UPyD, que tenía grupo parlamentario con cinco escaños, e Izquierda Unida, que tenía 11, se quedaron fuera hace cuatro años. En la España sanchista todo va estando a juego, aunque a él no le venga bien en este caso.
Juan Velarde es redactor de Periodista Digital @juanvelarde72