Federico Jiménez Losantos, en su tribuna de El Mundo, le pega un buen repaso este 10 de mayo de 2019 al Papa Francisco y a la Conferencia Episcopal Española por su apoyo al golpismo catalán con el nombramiento de algún arzobispo de corte separatista –Losantos le congela la sonrisa a la COPE: «Están a la pasta y después de los alardes del Papa yo no voy a poner la crucecita»-.
Arranca así el también director de ‘Es la Mañana de Federico‘ (esRadio) –Losantos, desatado contra el «sinvergüenza y canalla» Papa Francisco por apoyar a los curas separatistas-:
Es natural que un sujeto como Bergoglio, que apenas elegido Papa recibió antes que al presidente electo Macri a Cristina Kirchner, acusada de encubrir a la embajada iraní en la masacre de una aseguradora judía con decenas de muertos, y cuya investigación le costó la vida al fiscal Nisman, haya abofeteado a los catalanes que todavía creen en Algo y no en el Odio a media Cataluña y al resto de España nombrando arzobispo de Tarragona al cura del pueblo de Boadella, a cuya mujer, que protestó por haber puesto una bandera separatista en el campanario le dijo que se fuera a otro pueblo. Puede entenderse como la continuación de su gimoteante entrevista con el Follonero, uno de esos ricachos comunistas y/o separatistas de la factoría de TV3, que le enseñó una concertina de las de la frontera de Melilla y el inquilino del Vaticano gimió o lo fingió, tan falso como el propio Évole.
Aclara Federico Jiménez Losantos que –La televisión de los obispos ignora la entrevista al Papa tras ser humillada por el chavista Francisco: «Son medios católicos que ensucian a los demás»-:
Pero sería un error reducir esta abyecta decisión golpista de un tipo que odia a España, el país al que más debe el catolicismo en la Historia, a la vesania de un peronista llevado en andas por la Mafia Lavanda al Solio de San Pedro. Cuando la Cope era la Cope y los obispos satánicos catalanes hacían campaña tras campaña en La Vanguardia para echarnos a los antinacionalistas mientras encubrían la pederastia de Montserrat, había una Conferencia Episcopal Española, la presidida por Rouco, que proclamó en un documento fundamental que «la unidad de España es un bien moral». Hace tiempo que Blázquez y Osoro dejaron morir tan piadosa doctrina, no compatible con el favor del clero vasco a la ETA y al PNV pero al que se veía como herencia de la Transición y tarde o temprano controlable. Aún se mantenía en Roma el discurso nacional y la influencia del bloque episcopal español.
E insistía en que –La hipocresía del anticlerical Jordi Évole: de burlarse de los católicos a entrevistar al Papa Francisco antes que la COPE-:
Hay un dicho que me repetía Don Bernardo Herráez cuando Juliana y otros plumíferos satánicos de La Vanguardia anunciaban cada mes la liquidación de Rouco y la Cope: «De Roma viene lo que a Roma va». O sea, que mientras los cardenales y la mayoría episcopal defendieran la cadena, púlpito contra los atropellos de ZP, El Vaticano lo haría. Pero si el Papa dice que vendrá a España «cuando haya paz» y nombra arzobispo a un odiador profesional, no sólo queda claro que Bergoglio apoya el Golpe, sino que el episcopado español, en Roma y aquí, ha muerto.