ROBERTO PALOMAR ESTALLA CONTRA LOS QUE SE SALTAN EL CONFINAMIENTO

Un periodista de ‘Marca’ humilla a los runners de pega del coronavirus: «Chandaleros de chirigota, ¡sois deplorables!»

Cuando los propios deportistas profesionales han sido los primeros en pedir solidaridad, resulta patético ver esta élite dominguera saltarse a la torera las normas porque, claro, hay que entrenar

Un periodista de 'Marca' humilla a los runners de pega del coronavirus: "Chandaleros de chirigota, ¡sois deplorables!"

Gente que no ha corrido en su vida se está calzando los chándal de hace veinte años para salir a la calle y evitar el confinamiento decretado por culpa del coronavirus. Pero no se puede hacer deporte en la calle. Ni eso les queda claro.

También está muy graciosa la fiebre de panolis que les ha dado por hacer deporte en casa para lucirlo en redes sociales cuando en otras circunstancias sería lo último que hubieran hecho.

Y por último, todos los alpinistas que han surgido lamentablemente en Madrid en el pasado fin de semana, acercándose a La Pedriza (atestándola de gente) como si todos fuese Edurne Pasaban.

La columna del periodista de Marca, Roberto Palomar, en esta línea, humilla cuando menos a mucho pelele, runner de pega, que se cree que por ponerse una cinta en la cabeza ya está haciendo deporte –No le jodamos el running a los domingueros-:

Una de las cosas que más han llamado la atención en este primer fin de semana de confinamiento es la cantidad de campeones olímpicos de pacotilla que no han podido resistirse y han tenido que salir a entrenar por sus santas narices. Tipos y tipas vestidas de fantoches, raners de pegote, globeros de tres al cuarto, ochomilistas de salón como los que atestaron el aparcamiento de la Pedriza porque si no escalaban su ochomil el sábado no podían contarlo en el tuiter, y chandaleros de chirigota que compraron el pan unas cuadras más lejos para darse el paseíto.

Todo eso lo podían comprobar asomados a la ventana los ciudadanos confinados y se corroboró después en los telediarios con imágenes delirantes de gente «haciendo deporte». Son una minoría pero son deplorables. Cuando los propios deportistas profesionales han sido los primeros en pedir solidaridad, resulta patético ver esta élite dominguera saltarse a la torera las normas porque, claro, hay que entrenar. Hay mil soluciones para aplacar a ese campeón olímpico que todos llevamos dentro. Hasta un secuestrado es capaz de caminar en su zulo. Sean solidarios y dejen de hacer el imbécil que falta mucho todavía.

 

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