Una buena parte de los españoles, en esta aciaga Navidad de 2020, se pasará por el forro las normas y restricciones de los políticos en lo que puedan y no les pillen. De todos esos, algunos contagiarán de coronavirus a sus amigos, familiares y allegados. Y otros, en pro de respetar las directrices que nos interponen y para beneficiar la salud propia y el bienestar de la sociedad, pasarán las señaladas fechas de Nochebuena, Navidad, Nochevieja y Año Nuevo solos o casi solos.
En este asunto tan espinoso y difícil de calibrar se adentra este 22 de diciembre de 2020 Isabel San Sebastián en su columna de ABC, con sintomático título: «Feliz Soledad». Apuntando maneras la periodista:
El área de competencias de los “expertos”, o de quienes se atribuyen tal papel desde la más profunda ignorancia, es la salud de los cuerpos, no la de las emociones, ignorando que la pena, el abandono, la desesperanza, la ausencia de una burbuja dentro de la cual cobijarse pueden resultar tan letales para muchas personas como el propio virus asesino.
Es realmente complejo el asunto, entre la conveniencia de no juntarse, especialmente con personas de riesgo, y la tristeza inhumana de pasar estas fechas en soledad. Y si no que se lo digan a Salvador Illa, que montó un tremendo pollo con la figura de los ‘allegados’ hace semanas, y de ello han salido 17 navidades diferentes, dependiendo de dónde viva o a dónde se desplace usted, o de dónde sea su familia.
Prosigue San Sebastián:
Esta Navidad las restricciones traerán soledad a raudales; un efecto secundario del COVID cuyos daños nadie se ha tomado la molestia de evaluar.
Y después, por fin, a por los verdaderos culpables de todo:
Los políticos han prioridad lo suyo, que es conservar la poltrona, convirtiéndonos a los ciudadanos en retenes de su inepcia atrapados en una red de improvisación e insolidaridad.
Y para finalizar, un presagio nada halagüeño de la columnista:
La pandemia nos obliga a aceptar lo inaceptable sin rechistar, los gobiernos nos cercenan derechos que creíamos inalienables y todo apunta a que el Año Nuevo tampoco nos dará tregua. ¡Feliz Navidad, amigo lector! Feliz soledad.