Este 29 de diciembre de 2020 viene marcado en la agenda temática con la comparecencia de Pedro Sánchez ante la cámara, una vez superada su cuarentena obligatoria por haber estado en contacto con Macron.
A priori no hay ningún anuncio que recibir del Presidente, pero ya saben que le encanta salir y dárselas de importante a Sánchez, y seguir construyendo paso a paso para orgullo de Iván Redondo esa imagen de todopoderoso arrogándose triunfos mientras deja las restricciones impopulares para otros ministros y los presidentes regionales.
Así que reaparece el socialista y aunque nadie sabe muy bien qué va a decir, sí parece probable que nos presente ‘su’ vacuna para curar a la Humanidad. Son muchos los líderes de opinión que ya se conocen bien al esperpéntico presidente del Gobierno, y no le van a dar ni un minuto de gloria. Fíjense si no en la ‘presentación’ que se marca Isabel San Sebastián en su columna en ABC en esta fecha, a modo de previa –Vuelve el trilero-:
Regresa con una intervención ensayada ante el espejo de su vanidad, en un intento patético de colocarse en el mismo plano que el Rey e igualar el discurso con el que el pasado 24 de diciembre Felipe VI pulverizó audiencias. Regresa el trolero, el mayor embustero que jamás ha presidido el Consejo de Ministros, el traidor cuya poltrona sostienen comunistas orgullosamente proclamados enemigos de la Constitución, independentistas sediciosos y herederos de ETA.
Para justificar su desidia hacia la figura del Presidente, San Sebastián completa su columna explicando algunas de las consecuciones ya muy manidas del tipo en lo que va de pandemia, para terminar avisando a sus lectores:
Ignoro en qué consistirá ese anuncio […]. De hecho, me resulta indiferente, dado que no tengo la menor intención de creérmelo. Sánchez acredita con creces la condición de mentiroso, motivo por el cual el único interés que revisten sus palabras es el contraste de las mismas con los hechos probados.
Finalmente, San Sebastián cierra su artículo con un consejo tajante: «Anuncie lo que anuncie hoy, háganme caso, no se lo crean».
