Resulta harto complicado leer la columna de Salvador Sostres de este miércoles 7 de julio de 2021 en el diario ABC y elegir solo un titular, porque son varios párrafos de ensañamiento puro contra Pablo Iglesias, reaparecido el expodemita después de dos meses de ausencia política y mediática.
Mientras el marqués de Galapagar vive tranquilo en el retiro cobrando de las arcas públicas una buena cantidad gracias a la pensión como exvicepresidente, cierta tranquilidad se apoderó del panorama político, incluso del Consejo de Ministros, sin estar permanentemente sometido a esa presión de la extrema izquierda.
Ahora, Sostres, en su columna titulada El último fascista, insiste en dejar bien claro de qué nos hemos librado concretamente los españoles.
Así está ahora Pablo, con su cara de insustancial matón en paro, inevitablemente banal, con la honda frustración en la mirada por todo el daño que al final no nos ha podido causar.
Iglesias haciendo el mono por internet y diciendo no más que bobadas es el fascismo otra vez derrotado por la libertad, […] España ha derrotado a su última tentación fascista.
Sostres no se corta en el insulto ni el ensañamiento, que son un poco marca de la casa, pero sobre todo se esfuerza por colocar a un Iglesias -ya fuera de juego- en lo que realmente es y pudo ser:
El espacio político y moral entre el estalinismo y el chavismo, al que Pablo Iglesias pertenece, es el más criminal de todos los tiempos. […] Relegado a charlatán online, con su ridícula expresión de guerrillero desahuciado.
Y menaje final directo:
Eres la vergüenza del mundo libre, los restos del cáncer que no acabamos de estirar tras la Segunda Guerra Mundial. Cuando miro al fondo de tus ojos de vencido veo los cadáveres puestos en fila que gracias a Dios se salvaron cuando te echamos de la vida pública.
Un aspecto desaliñado deja atrás el inicial corte aseado
Pablo Iglesias reapareció dos meses después de haber sido ‘expulsado’ de la política por la aplastante derrota en manos de Isabel Díaz Ayuso, y todos los comentarios giran en torno a que aquel corte de pelo inicial, aseado, de buena ejecución, de peluquería y con laca, ha dejado paso a un aspecto descuidado y desaliñado. Alguien le debería decir al expodemita que hay que volver al barbero de vez en cuando…
