El Gobierno de Pedro Sánchez y podemitas ha vuelto a demostrar en el arranque de este mes de agosto de 2022 que son una comedia y barata.
Se sacaron de la manga un decreto-ley nuevo para imponer su plan de ahorro energético que generó una bestial polémica en la sociedad. Se consiguieron, además, la protesta enérgica e insistente de grandes actores del panorama como el caso de Isabel Díaz Ayuso. Insistió e insistió la presidenta madrileña, cada día con un palo o una burla, hasta que se vieron obligados en el Ejecutivo nacional a suavizar alguno de los puntos… Es un bochorno constante.
Ignacio Camacho se ha tomado la molestia, en pleno tedioso verano, de leerse el decreto. Ya hay que tener el estómago a prueba de bombas. Eso es lo que cuenta en su columna en ABC de este 7 de agosto de 2022.
E introduce contando que las prescripciones de ahorro energético como tales, sobre las que se cierne toda la polémica, apenas representan dos folios de los 83, cuenta Camacho:
«Y están llenas de errores, olvidos, ambigüedades e incongruencias».
Recuerden en este punto que apenas unos días después ya han tenido que rectificar/matizar la temperatura mínima del aire acondicionado (de 27 a 25) en algunos negocios como cafeterías, peluquerías…»
Encontramos, después de su argumentación, al menos tres conclusiones soberbias y lapidarias contra Pedro Sánchez, Teresa Ribera y todo amiguito parte del Gobierno que haya escrito una sola letra de esta infamia:
1. «Resulta imposible saber la temperatura exacta exigida en la refrigeración de la hostelería y el comercio. Tampoco existe claridad sobre si el apagado obligatorio afectará a catedrales, puentes y otros monumentos…»
2. «Es un bodrio del que solo puede salir, como en el confinamiento, una sensación general de trastorno y desconcierto».
3. «El Ejecutivo carece de autoridad moral para reclamar a la población sacrificios severos si reducir el derroche sistemático de su pléyade de ministerios. La España semi a oscuras que viene es la metáfora de una dirección sin luces, un poder inepto para reaccionar con la debida solvencia a cualquier contratiempo».